Evaluación Diferenciada, conceptos y práctica

Quizás uno de los grandes nudos de los planes de acción o el trabajo docente en aula, sea la aplicación de la Evaluación Diferenciada. En efecto, en cada Reglamento de evaluación de los establecimientos educacionales debe existir un apartado que dé cuenta de este acápite; para ello las coordinaciones técnicas o los docentes, mismos, realizan un sinnúmero de acciones y discusiones en torno al tema. Por lo anterior es que quise referirme a este tópico, en la idea de proporcionar una ayuda a la reflexión.

Comenzamos por aclara el término: Evaluación Diferenciada se refiere a todas aquellas acciones que se llevan a cabo al momento de evaluar a quienes presentan necesidades educativas especiales, por diversos motivos y que requieren una mirada distinta al apreciar y aquilatar su desempeño escolar. A continuación caracterizo a lo menos cuatro grupos, que a mi entender requieren de Evaluación Diferenciada:

a) Niños y jóvenes que por provenir de ambientes socio-culturales desprovistos de los estándares exigidos por el sistema educacional, no logran los aprendizajes mínimos propios de su edad y nivel educacional , correspondiente , por ejemplo todos aquellos estudiantes de sectores con altos índices de pobreza o en donde se han vulnerado los derechos de la infancia.

b) Niños y jóvenes que manifiestan un nivel de desempeño superior al promedio de sus pares y cuyos aprendizajes son gatillantes de otros con mayor grado de dificultad, un ejemplo concreto son los llamados “Talentos académicos” y que están presentes, independientemente, de los sectores sociales.

c) Los niños y jóvenes que presentan una dificultad, de las llamadas permanente y que requieren del apoyo continuo de un especialista, idóneo, para la obtención de logros de base. Estos estudiantes tienen un proyecto especial en algunas escuelas y colegios que han desarrollado un Proyecto de Integración o Inclusión.

d) Finalmente, encontramos un grupo, muy importante y de mayor presencia en los establecimientos educacionales, como son aquellos estudiantes que presentan necesidades especiales, de carácter transitorio –cognitivo y que han llegado a ello , básicamente por dificultades en los procesos de estimulación, aplicación de metodologías incorrectas o lisa y llanamente, deficitaria motivación escolar en los primeros niveles.

Los dos primeros grupos se transforman en sectores de cierta visibilidad, fundamentalmente porque nuestro sistema educacional no tiene políticas claras para el desarrollo de métodos que integren en los ámbitos señalados, a pesar de los ingentes esfuerzos de la ley SEP; de manera que , los primeros son los eternos problemas conductuales y por lo tanto transitan por diferentes centro educativos, hasta que en algunos casos, logran compatibilizar con algún docente, que los atrae y logra su motivación, quedando supeditado a las características personales de un docente. El segundo grupo es, definidamente, uno que se transforma en invisible al no tener un desarrollo acorde con sus necesidades, que se manifiestan en inquietud intelectual; son los llamados Mateos “y al interior de las salas de clases se transforman en estudiantes que siempre deben esperar al resto, un problema disciplinario, debido a su aburrimiento por lo poco estimulante que le resultan las actividades propuestas o definitivamente en hipoactivos, producto de su desinterés.

Las acciones más relevantes del proceso educativo de una persona se producen, sin lugar a duda, en la sala de clases por lo que, es allí donde debe ponerse el acento al momento de planificar las actividades docentes y los procedimientos evaluativos , tanto de proceso como de logro; de igual manera las acciones propias de la Evaluación Diferenciada deben aportar en la búsqueda de establecer indicadores que den cuenta de lo heterogéneo y no de lo estandarizado. El docente debe procurar que la batería de actividades puedan trabajarse desde los diferentes tipos de inteligencias y características de los estudiantes, no se puede seguir insistiendo en aquellos patrones que tienden a uniformar criterios, más que a unificar en la diversidad.

Los procesos de evaluación para ser , efectivamente, diferenciadores debiera trabajar en Niveles de Desempeño, en donde el docente pueda dividir el grupo de estudiantes de acuerdo a rangos de desempeño, aportando a cada uno de ellos los elementos de desarrollo de competencias acorde a sus necesidades; esta propuesta asume el que, si bien existen grupos relativamente, cercanos a sus necesidades, descritos anteriormente, se debe asumir que todos y cada unos de los estudiantes, es un ser distinto del otro y por lo tanto se debe procurar atender personalizadamente

En conclusión, los procesos de evaluación, insertos en los Reglamentos de Evaluación de los establecimientos educacionales, deben dar cuenta de acciones, perfectamente planificadas y coherentes, que asuman la diversidad y den respuesta satisfactorias a las necesidades que presentan todos y cada unos de los estudiantes, ya que de esta manera se estará, en justicia tendiendo al desarrollo de la persona integralmente.

Autor: Óscar Marchant Araya

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