FERDINAND DE SAUSSURE Y SUS CONCEPCIONES LINGÛÌSTICAS

Sin duda alguna Ferdinand de Saussure (1857-1913) ha sido uno de los lingüistas que más influencia ha tenido sobre la lingüística moderna. Por medio de sus estudios y concepciones en torno al objeto de la lingüística reinterpretó y reelaboró las teorías antecesoras con las cuales complementó sus propias ideas y a través de las cuales dio origen a una teoría lingüística general.

Saussure ha sido considerado el fundador del estructuralismo lingüístico, en el cual la lengua es un fenómeno social y por lo tanto debe ser estudiada como un sistema. Esta concepción generó un gran número de críticas, ya que hasta entonces las partes de la lengua habían sido estudiadas por separado y no en relación a una función comunicativa; este tipo de estudios solo arrojaba resultados técnicos enfocados a la forma de la lengua como la sintaxis, fonética, gramática y morfología, dejando de lado la pragmaticidad de la misma, es decir, esta nueva concepción se interesó por analizar el uso de la lengua en contexto y a la vez estudiarla como un sistema de signos empleado en la sociedad, de ahí la relación de la lingüística y la semiología.

Con la publicación del “Curso de lingüística general” en 1916 hecha por Charles Bally y Albert Séchehaye, se recopilaron las ideas fundamentales Saussureanas, en las cuales se destacan sus dicotomías que han influido en las recientes corrientes lingüísticas. Una de las dicotomías más importantes ha sido la distinción entre “langue/parole”, es decir, lengua y habla. Para Saussure la lengua tiene un carácter social y obedece a un sistema abstracto de reglas convencionales aceptadas por una comunidad hablante. El habla por su parte, es un fenómeno o actividad individual concreta realizada por un sujeto en un momento determinado. La crítica a esta dicotomía se dio en gran sentido por la distinción y separación entre lengua y habla, ya que estos dos fenómenos están interrelacionados el uno con el otro, es decir, en los actos concretos de habla surge una gran variedad de situaciones comunicativas en las cuales el hablante hace uso de la lengua.

En este sentido, la lengua es necesaria para que se pueda dar el habla y esta a su vez produzca sus efectos, pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca como sistema lingüístico. Otro problema que surge con esta dicotomía es el hecho de que Saussure hubiese constituido la lengua como objeto de estudio de la lingüística, prescindiendo del habla. Esto es criticable en la medida en que los elementos del habla determinan la estructura del sistema de la lengua, y es en el habla donde se evidencia el carácter social de la lengua y su uso en contextos determinados, es decir, el habla se convierte en el instrumento fundamental para el estudio de la lengua. Por esta razón no podría considerarse la lengua sólo como objeto de estudio de la lingüística sino que ambas lengua/habla constituirían el objeto de estudio.

Otro aspecto que generó objeciones fue la dicotomía entre “sincronía y diacronía”. Para Saussure los fenómenos lingüísticos podían ser estudiados desde dos métodos; el método sincrónico, el cual estudia los fenómenos de la lengua en un momento determinado, y explica las relaciones que hay entre los fenómenos que aparecen al mismo tiempo. Por el contrario, el método diacrónico da cuenta del estudio de la evolución lingüística, es decir, la relación de un fenómeno lingüístico con lo que lo precede o antecede.

Esta dicotomía en un principio generó una influencia positiva en la medida en que se demostró que era útil y necesario el estudio y descripción de una lengua en un momento concreto y no solo el estudio histórico como se venía haciendo por los neogramaticos. Las objeciones surgen en la separación que se hace entre estos dos métodos, ya que no se puede pretender estudiar una lengua prescindiendo de alguno de los dos. En este sentido, no se puede estudiar la evolución de una lengua sin conocer el estado actual en el que se encuentra, de la misma manera en que no se pueden estudiar fenómenos lingüísticos particulares en un momento dado desconociendo la evolución que ha llevado a que dicho fenómeno se presente.

Aunque son validos estos dos métodos, en la realidad no es posible analizar la lengua solo desde uno de estos métodos, debido a que la lengua tiene un carácter dinámico, en el cual constantemente están surgiendo cambios que no deben ser estudiados de forma aislada, sino que por el contrario deben ser analizados y explicados en función del sistema. La teoría del signo lingüístico (propuesta por Saussure), en donde este estaba compuesto por dos componentes esenciales: significado/significante generó un gran número de críticas y objeciones. Para Saussure el significante corresponde a la imagen acústica y el significado hace referencia al concepto. Una de las características del signo lingüístico que mas criticas recibió fue la de la arbitrariedad, ya que contrario a la concepción de Saussure los lingüistas demostraron que las llamadas lenguas primitivas contenían un gran número de signos lingüísticos en los que se evidenciaba una relación directa entre el concepto y el nombre. Esto sustentado a través de las palabras onomatopéyicas en las que existe una relación imitativa entre el concepto y el sonido.

A modo de conclusión, aunque la teoría Saussureana haya generado tantas críticas en sus inicios, ha sido uno de los más grandes aportes a la lingüística moderna, ya que sus concepciones generaron que gran parte de los lingüistas de la época se cuestionaran en torno a las teorías lingüísticas que eran aceptadas en el momento. De igual forma, gracias a sus aportes la lingüística logró posicionarse como ciencia y establecer un objeto de estudio concreto.

Escrito por: Estefanía Fonseca Mahecha