FRENTE A UNA HOJA EN BLANCO: EL RETO DE ESCRIBIR

En más de una ocasión hemos estado frente a la pantalla del computador dando vueltas sobre una idea, determinando la manera de plasmar en letras concretas nuestros pensamientos. No obstante, podría abordarnos cierto temor que nos impida desenvolvernos con agilidad. Muchas veces el tiempo que invertimos pensando es mayor
al que propiamente dedicamos a escribir, ese momento entre que decidimos lo que vamos a plantear e iniciamos el proceso de escritura es una de las razones que propicia ese temor. Cuando estamos en la construcción del texto propiamente, las palabras fluyen de una manera fascinante y cuando ves el resultado final, piensas en cómo pudo haber sido posible que hubieras estado en un punto en el que ni siquiera podías digitar la primera letra. En tal sentido, superar el bloqueo mental es lo que nos abre las puertas al desarrollo del proceso creativo de la escritura. La pregunta fundamental será entonces cómo superar esa situación.

En primer lugar, es necesario prestar atención a nuestro espacio externo, el sitio en el que nos encontremos debe ser propicio para motivar el proceso creativo. En mi caso en particular estar en una habitación con grandes ventanas que me permitan tener una excelente iluminación natural, estar frente a mi computador portátil y gozar del silencio absoluto son elementos ideales para el proceso. Sin embargo, cada persona podrá tener sus preferencias en particular, es así como algunas no les guste las ventanas porque tienden a distraerse, otras a las que el exceso de luz le moleste o aquellas que prefieren la música sobre el silencio, por lo tanto determinar nuestro espacio creativo ideal es un proceso de autoconocimiento.

En segundo lugar, nuestro ámbito interior juega un papel relevante, nuestra energía mental debe ser alta de tal modo que podamos pensar de una manera clara. Hay momentos en los que sentimos que las ideas no fluyen, Sir Ken Robinson nos cuenta en su libro El Elemento que el afamado guionista Aaron Sorkin no tiene técnicas propias que le permitan regresar a su zona creativa, pero que lo que si sabe es cuando hay que dejarlo de intentar para retomarlo al día siguiente o al otro, lo que suele hacer es salir a pasear en su automóvil y escuchar música mientras recorre largas autopistas, con lo cual logra despejar sus ideas.

Para lograr el estado mental que deseamos podemos hacer uso de rituales previos al proceso de escritura, como escuchar música que te llene de energía, hacer ejercicio, bañarse o incluso lavar la loza. Tener la capacidad de dejar de lado las preocupaciones y poder concentrarse en el objetivo propuesto podría incluso ser exorcizante.

En tercer lugar, es pertinente tener una estrategia de construcción del texto, con ello se pueden estipular los bastiones que faciliten la conversión de las ideas en palabras escritas. Siguiendo algunos de los lineamientos establecidos en el libro Saber Escribir del Instituto Cervantes, la etapa de planificación y organización del texto comprende en primera instancia la elección y la fijación del tema sobre el que queramos escribir, en algunas ocasiones será de manera libre, lo cual nos permitirá una mayor autonomía en la cual podamos guiarnos de acuerdo a los intereses propios, pero en otros casos el tema será establecido por un tercero, lo importante es que tengamos sobre lo que queremos escribir. Posteriormente, ya con un marco de referencia, debemos adentrarnos a la búsqueda de la información que nos permita generar ideas concretas sobre el tema con una mayor profundidad, y a partir de la asociación de ideas ir concretando los argumentos. Finalmente, se debe establecer la organización y la estructura de la información, es decir, se debe concretar el esquema de las ideas, determinando la jerarquía argumentativa que debe haber, con ello abordar el documentos será mucho más sencillo.

Como vemos, el proceso de escritura es complejo pero podemos aplicar técnicas que nos lo faciliten, ya que en nuestra cotidianidad utilizamos este medio y tener la capacidad de expresarnos de una manera clara y consistente es absolutamente necesario. Nuestra habilidad para la escritura sólo se puede afianzar escribiendo, Adicionalmente, parafraseando a Mario Vargas Llosa, un buen escritor sólo puede serlo en la medida que sea un excelente lector. ¡A sí que a leer y escribir!.

Martha Angélica Campo Quintana