Fundamentación Proyecto de Intervención

Si pensamos en el concepto de Escuela, concluiríamos en que se reúne en ella la función fundamental de la transmisión de saberes, destrezas, usos, costumbres, tradiciones, normas, habilidades, que de hecho sostienen a una sociedad, por lo que educar se traduce en términos de preparar a los niños-niñas, jóvenes-adolescentes, para que participen críticamente de esa sociedad.

La Institución Escuela debe preparar sujetos de derecho, que logren: coordinar información, analizar y criticar circunstancias, hechos, conflictos, apropiarse de herramientas válidas para una inserción exitosa dentro de los distintos grupos sociales. Frente a esto ha de marcarse que durante los últimos años, los índices de repitencia que determinan el Fracaso Escolar, tienden a incrementarse, sobre todo en lo que corresponde a la franja de población considerada vulnerable.

Desde esta perspectiva podría inferirse que son pocos los niños que concluyen exitosamente los trayectos escolares, cumpliendo los mismos, en los tiempos fijados por el sistema educativo, esto abre la discusión acerca de ¿cómo y a través de qué estrategias los alumnos se apropian de los saberes escolarizados?, resultando que un gran número de niños no lo logran, implicando esto, un lugar de estigmatización.

Por otra parte, surgen explicaciones que legalizan-naturalizan la situación de fracaso, marcando como actores del mismo distintos indicadores:

– Desde los niños: la no apropiación de contenidos, hipoestimulación, desnutrición, trabajo infantil, entre otros.

– Desde la familia: familias ampliadas, hermanos a cuidado de otros, NBI, desvalorización de la escuela en cuanto a promotora de inserción social, enfermedades sociales, desocupación.

– Desde la Institución escolar: desarticulación entre los saberes prácticos y de vida con los saberes escolares, estrategias pedagógicas no acordes con las expectativas e intereses de los niños representaciones estigmatizadas en donde el niño es el portador de “biografías biológicas, familiares y sociales anticipadas”, que de hecho refuerzan el lugar del no poder tanto en el imaginario del docente como en la fantasía del niño.

Debe marcarse que de hecho, estos indicadores son válidos en el marco del origen y causas que determinan el fracaso, pero el conocimiento de los mismos opera, por lo general, como obstáculo insalvable e irreversible. Esta visión agudiza los imaginarios que desvalorizan la acción de la escuela, sea por considerar su intervención como alejada de la realidad (diferencia entre saberes escolarizados y saberes no escolarizados), o bien por pensarse que los niños provenientes de sectores populares no podrán lograr apropiarse de los saberes que imparte la institución, visión que marca desde algún lugar un fracaso antes del comienzo, y que de hecho paraliza la acción.

Desde otra óptica, se puede plantear que: a) la construcción de vínculos que eleven la autoestima, b) la revisión de estrategias para lograr una mejor oferta pedagógica, c) el fortalecimiento de las prácticas docentes , d) la atención integral del niño como sujeto de derecho, viabilizarían proyectos tendientes a lograr una acción escolar que permita una real inserción social.

A su vez, si se piensa que dentro de toda constelación familiar existen expectativas y deseos puestos en el aprender como una forma de superación personal. Deseos y fantasías de la que son portadores los padres en relación al futuro de sus hijos. Si bien en los sectores desfavorecidos estos deseos se minimizan por las diversas situaciones atravesadas por las familias, podrían plantearse desde la institución escolar estrategias a fin de afianzarlas a través de un trabajo real escuela- familia.

Por lo expuesto, es que se ve como necesario brindar una oferta pedagógica que posibilite la apropiación de competencias básicas a niños, que por distintos atravesamientos no hayan adquirido las herramientas necesarias para lograr un trayecto escolar exitoso. Para ello, es necesario revisar estrategias metodológicas, concepciones acerca de aprendizaje, donde puedan contemplarse la heterogeneidad de procesos de apropiación de conocimiento.

Conforme a lo observado y registrado en el diagnóstico de situación, aparecen indicadores que dan cuenta de que el proyecto de intervención deberá focalizarse en el primer ciclo, a fin de acompañar los trayectos escolares con el objetivo de brindar una oferta pedagógica que posibilite la apropiación de competencias básicas que aseguren la inserción social de los niños, en donde el uso social de la lengua es fundamental para dicha inserción.

Por otra parte, preocupa el FE, no sólo por la sobre edad, sino por la cantidad de niños, que por distintos atravesamientos no logran un trayecto escolar sin dificultades. De ahí que otro eje en donde se centrarán las intervenciones sea la elaboración de proyectos tendientes a posibilitar que los niños con sobre edad logren apropiarse propuestas metodológicas que les permitan recuperar la confianza en sus posibilidades de aprender.

Escritor: Isabel García