Género y clase

Clase es un concepto que surge del marxismo, teoría que explica “la determinación económica y el cambio histórico” (Scott, 1986:14). Está ligado al concepto de relaciones sociales en la producción y organización de la fuerza laboral dentro del sistema capitalista Wolf (2001). “…el género está marcado por la raza y la clase, es una hegemonía de presión más amplias que se manifiestan en un conjunto de construcciones racistas, homofóbicas, misoginias y clasistas (Butller, 2002: 194).

Tomando como sustentos esos pilares teóricos, las feministas adscritas a esa filosofía pretendieron explicar la discriminación y la subordinación de las mujeres, pero no lo lograron puesto que “los sistemas económicos no determinan directamente las relaciones de  género…la subordinación…precede al capitalismo y subsiste en el socialismo” (Scott, 1997: 17).

Además, el marxismo no le otorga al género un “status analítico independiente propio”, lo considera “como el producto accesorio en el cambio de las estructuras económicas” (Scott, 1997: 18). Para Nash (1988) el patriarcado fue pre capitalista, luego aquel dio paso mediante las conquistas de ultramar a la hegemonía masculina y con el capitalismo mercantilista se transformó en jerarquía de género en países occidentales y centros industriales financieros del mundo.

Las feministas marxistas cuestionaron la teoría sobre los procesos económicos, dentro de los cuales la teoría de la modernización fue preponderante. Ésta aceptaba la dinámica de la acumulación capitalista y del mercado. Las técnicas mejoradas de producción fueron percibidas como los principales instrumentos del desarrollo económico y asumidas como positivas, porque se produjo un crecimiento del espíritu empresarial y una orientación hacia el logro individual, pero como modelo careció de un análisis de clase e ignoró las relaciones de producción.

La acumulación de capital impulsó la destrucción de los artesanos; el ingreso del capital comercial a varios niveles; la dependencia de grandes masas sobre la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir; el aumento de la migración; el desarrollo de un ejército de reserva. Otras consecuencias fueron: la creciente concentración de la riqueza monetaria; el desarrollo de enclaves de industrias extractivas; la agricultura de monocultivo; programas limitados de industrialización. Todo ello fue la base del cambio socioeconómico del “tercer mundo”. Fundamentado en la jerarquía de clases, que produjo un aumento de riquezas para un número limitado de personas y el empobrecimiento y el desempleo creciente para una gran masa, dando origen a una clase explotada y otra explotadora (Benería, 1982).

Autor: Jadira Martinez