Imre Kertész y el exilio interior

Imre Kertész es un escritor judío nacido en Hungría en 1929, fue traslado a Auschwitz en 1944 y posteriormente al campo de concentración en Buchenwald, fue liberado en 1945. Él sufre un exilio físico cuando, por cuestiones raciales es llevado a los campos de concentración, sin embargo regresa a Hungría durante la ocupación socialista y entonces sufre el exilio interior, se vuelve extranjero dentro de su propio país. Posteriormente, con la caída del muro de Berlín celebra la entrada de la democracia que, sin embargo, verá como una experiencia más de exilio.

En Patria, hogar, país1, Kertész plantea que el totalitarismo nos ha vuelto exiliados del mundo. A causa del estado-nación moderno, la humanidad ha perdido un lugar donde vivir, a partir del nazismo, posteriormente por el socialismo y actualmente por el liberalismo democrático. “Nuestra mitología moderna empieza con un gigantesco punto negativo: Dios creó el mundo y el ser humano creó Auschwitz.”2 Todas ellas, el nazismo, el socialismo y el liberalismo democrático, son ideologías totalitarias que eliminan la libertad. Es por eso que piensa que ya no hay ideales por los cuales vivir. Sin embargo, es necesario un lugar habitable el cual merece el esfuerzo de todos; resulta necesaria la utopía, un nuevo ideal. Para Kertész, la única posibilidad de libertad es exiliarse del lugar en que se vive de manera interior, para luchar en contra de la situación de opresión, y para poder pensar y crear nuevos ideales. – reconocimiento del otro.

La patria es caracterizada como la casa natal, esto es lo que provoca el sentimiento nacionalista o nacionalismo. A partir de la definición del historiador francés Ernest Renan de patria como aquello que determina a una nación no es su raza ni su lengua, sino los pensamientos y sentimientos afines entre las personas y sus recuerdos e ilusiones; Kertész hace su crítica a esta noción. Patria significa para él el lugar donde, por ser judío, tenía que realizar trabajos forzados para luego ser exterminado. Es por eso que, desde la idea de pertenencia que supone el nacionalismo, se genera en el individuo un sentimiento de culpa, ya que se supone una idea que todas las personas deben sentir e identificarse con esa nación o patria.

El país o lo que podemos llamar el Estado, entendido como la entidad política en la que se nace, dentro de la cual uno es ciudadano y habla una lengua, es para Kertész una cárcel en vez de un hogar. Para él, el país es un estado nunca nuestro, solamente un ente abstracto. El estado es un poder totalitario al cual debemos enfrentar, que se debe civilizar, controlar, tener a raya. Por otro lado, el hogar es aquel lugar en el cual simplemente habitamos o nos instalamos, es aquello que nos proporciona refugio o protección, es algo de lo cual es necesario asirse y controlar. Ésta también es una ficción del ser humano y la historia demuestra que el hogar tampoco da protección, también genera peligro y exclusión. Tenemos todos, la humanidad, según Kertész, que asumirnos como desarraigados del país, de la patria y del hogar, para poderlo controlar, no dejar que nos domine, y para seguir creando nuevos ideales y valores. “…aunque nos quedemos en casa o aunque salgamos al mundo, tarde o temprano tendremos que tomar conciencia de nuestro desarraigo en este mundo dado a nosotros.

La experiencia del campo de concentración le permite a Kertész tener una existencia espiritual, liberarse interiormente del totalitarismo. La experiencia negativa posibilita valores, el exilio físico es para él una posición privilegiada a partir de la cual se puede dar cuenta de la ficción del sentimiento de pertenencia y de la culpa que se intenta situar en el individuo que es diferente, y por medio de ello volver al exilio físico en algo humanizante. “Cargaba mi yo con un sentimiento de culpa y con un sentimiento de conciencia escindida hasta que me percaté de que no era una enfermedad, sino más bien salud, y que cualquier pérdida quedaba recompensada por la lucidez y la ganancia espiritual.

Por otra parte Kertész, cuando regresa a su país, se convierte una vez más en un enemigo interno, es decir, sigue exiliado pero ahora de manera interior. El estado intentaba minar su creatividad, ya que seguía siendo visto como alguien distinto. No obstante, este exilio interior da pie a la humanización, posibilita la creación, la libertad; volverse escritor y asumirse libremente como minoría.

, esto condujo por último a mi liberación.   Para Kertész, debemos dejar atrás las nociones de patria, país y hogar, ya que sólo necesitamos un lugar habitable, sea en donde nacimos u otro lugar, sin embargo, esto también es algo que sigue siendo únicamente una posibilidad, no obstante es algo que tenemos que construir.

Escritor: Aldo Trujillo Priego