Influencia de la alimentación en la aparición de células cancerígenas.

El cáncer, es una enfermedad que ha estado presente desde hace mucho tiempo en la humanidad, los primeros indicios de la aparición de esta enfermedad se remontan al año 3150 a. C. en el antiguo Egipto, con el hallazgo de momias con tumores óseos, en aquella época no se tenía ningún tipo de conocimiento sobre la enfermedad, sin embargo, en las últimas décadas se ha vuelto un término muy común de escuchar, debido al alto número de pacientes que la padecen.

El cáncer, es una enfermedad que se presenta producto de una alteración en el proceso de división celular, debido a la presencia de un agente promotor que se conoce con el nombre de carcinógeno, este agente puede estar relacionado con productos químicos, virus o radiación electromagnética de alta frecuencia como los rayos gamma, rayos X o radiación ultra violeta. Durante la exposición a los factores de riesgo, una célula sana modifica el ácido desoxirribonucleico (ADN), lo que provoca que la célula se divida de manera incontrolada y se prolifere rápidamente, generando tumores en el órgano del cual hace parte o pase a otros órganos a través del torrente sanguíneo o el sistema linfático, en un proceso denominado metástasis.

En la actualidad, se conocen muchos tipos de cáncer que afectan a niños, jóvenes, adultos hombres y mujeres, no distingue edad, raza ni género; es por ello que se han llevado a cabo un sin número de estudios sobre la enfermedad, con el objetivo de determinar las causas por las cuales se presenta. Los resultados han mostrado que la alimentación es uno de los factores que determina la aparición del cáncer, debido al alto contenido de sustancias químicas que se usan como aditivos en los alimentos procesados, y los inadecuados hábitos alimenticios de las personas, que han dejado de lado el consumo de alimentos orgánicos producidos de manera natural como las frutas y las verduras, que resultan ser los aliados más importantes en la prevención y lucha contra la enfermedad.

Los alimentos procesados contienen por lo general conservantes, sustancias químicas que generalmente son sales como los nitratos (NO3-) y los nitritos (NO2-), los derivados de estas sales tienen como función retardar o inhibir los procesos de descomposición por efecto de las bacterias, son frecuentemente usados en la industria de cárnicos, principalmente embutidos como las salchichas, mortadelas, jamón, etc. El inconveniente que presentan estos compuestos es que en el proceso de digestión, estas sales reaccionan con aminas provenientes de otras fuentes de alimentación como las proteínas para formar nitrosaminas, sustancias que en altos niveles son potencialmente cancerígenas, como se ha demostrado mediante estudios de laboratorio.

Al igual que los conservantes, otros alimentos como las carnes rojas y la leche por mencionar solamente algunos, también son precursores de la enfermedad, ya que en los procesos de digestión algunos de los productos generados son de carácter ácido, lo cual conlleva a que el medio celular se acidifique alterando el pH del organismo, generando condiciones favorables para el crecimiento, proliferación y supervivencia de células cancerígenas. De otro lado, la ingesta de carnes rojas al ser de difícil digestión y absorción, suele almacenarse en pequeñas cantidades en las paredes del intestino delgado, provocando que se descompongan lentamente y por tal razón aumente el número de bacterias en la flora intestinal, dañando el tejido y provocando ulceras que pueden dar origen a un cáncer colorectal.

Otro factor que se relaciona con la aparición de cáncer es el exceso de radicales libres en el organismo; algunas fuentes productoras de radicales libres son alimentos como carnes molidas, frituras y aderezos para ensaladas, que en procesos digestivos, metabólicos y de respiración celular liberan radicales como el peróxido (ROO) y superóxido (O2-). Los radicales libres son especies químicas inestables a las cuales les falta un electrón y recorren todo el organismo intentando quitarle a moléculas estables el electrón que les hace falta, de esta manera se inicia una reacción en cadena que como consecuencia genera la muerte de muchas células o convierten las células en malignas, debido a la posibilidad que tienen de entrar al núcleo y dañar el ADN de la célula, haciendo que esta al dividirse pierda la capacidad de reconocer su función y se prolifere sin control.

Sin embargo, las investigaciones que se han hecho sobre la enfermedad no solamente han aportado información valiosa sobre las posibles causas que la originan, sino posibles curas o tratamientos que ayuden a mejorar y aumentar las expectativas de vida de los pacientes, estos tratamientos van desde medicamentos que inhiben procesos vitales para las células cancerígenas que llevan a una apoptosis (muerte celular programada), hasta cambios en los hábitos alimenticios en los cuales se incorporen gran cantidad de alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras las cuales ayudan a contrarrestar el efecto de los radicales libres en las células; semillas y frutos secos que aumenten el pH del medio celular con el objetivo de proporcionar las condiciones aptas para mantener en equilibrio el organismo.

Por: Sandra Milena Duitama