ISRAEL

A sus 10 años, en el recreo, Israel súbitamente y sin motivo cayó al piso, no pudo levantarse, algo andaba mal, en el hospital, el doctor detecta algo en su pierna izquierda, es un tumor, los análisis reportan un agresivo cáncer de hueso. . Mariana muy joven, intenta desahogarse con sus amigas: Carmen, y Cecilia, pero ¡es inútil!, el hueco y vacío que siente, miedo y dolor, ¿quién la entiende?… su hijo es tan pequeño.

Que injusto¡, como explicarle?, pero él lo sabe, ve el miedo en sus ojos, escucha sus lamentos en silencio, pero está tranquilo, atónita lo mira, y sereno le dice, “no te derrumbes mamá¡, soy pequeño, sé que te haré falta si muero, pero mientras vamos a pelear”, confía en mí, el único miedo que tengo eres tú, que va a pasar contigo, cuando ya no este, quien verá por ti, yo estaré bien, voy con Dios, me preocupa dejarte, recuerda todo lo que me haz enseñado, me has salvado, una y otra vez, ahora no lo olvides, ¡te amo madre!, me transmites todo lo que sientes, y eso me afecta más, aquí estoy junto a ti, te he visto como caes y te levantas, ahora me toca a mí pelear, tú ya lo hiciste, arriba!, levántate, las veces que sean; Yo necesitaré que me cargues de nuevo, pero no podrás hacerlo con esa actitud, soy lo que me inculcaste, vamos hazlo… tienes que continuar para enseñar a otros que hay que pelear.

Pasados dos meses le amputan la pierna y parte de la cadera, quimioterapias, él sin quejas, nunca se dobló para no debilitar a la desconsolada Mariana, “madre soy fuerte, no temo morir, luchemos hasta el final, Dios me escucha, ¿ pero a ti Qué te pasa mamita?, ya lo sé, sé que tú también tienes cáncer mamita, me entere cuando platicabas con tus dos amigas; todas tienen cáncer de seno, las tres tendrán que pelear!; No debemos quejarnos estamos solos!, he investigado un poco y porque no lo intentas tú con la medicina alternativa? nuestra fe en Cristo es fuerte, atiéndete con herbolaria, tu puedes lograrlo; creamos en el milagro de vida, ¡Oh, acaso!, ¿Yo no lo soy?, Yo puedo cuidarte ten valor, no te derrumbes, tu operación puede esperar antes inténtalo por ese lado!, Yo pronto me iré, y si tu sobrevives ¡darás testimonio.

Mariana decide aplazar su operación y lo comunica a Carmen y a Cecilia, Carmen desolada dice, “mi esposo me va abandonar si me quitan mi seno, ¿Quién va a mantener a mis hijos?, yo no me opero!”, “cobardes, egoístas! grito Cecilia, él no te ama a sus hijos tampoco!, ser abandonada te aterra!”, “Pero yo si me opero”, y tu Mariana, el dolor de tu enfermedad y la de tu hijo te asustan!”; gritan, intercambian llantos miedos, se consuelan unas a otras; Mariana dice, “basta no quiero escuchar más, Israel mi maestro, me enseña a soportar la carga tan pesada que tengo, ustedes, no van a perder a un hijo!, no me rendiré, voy a estar entera para despedirlo!, la enfermedad no me va a matar, la depresión, ¡si!… Israel me animo a probar la medicina alternativa, ya me estoy atendiendo con ozono, imanes, herbolaria…. ¡Voy a vivir!, efectivamente mi familia dice que me va a dar metástasis, pero nadie sabe.

Israel enseña diario, a los doctores, enfermeras y a sus amigos en etapa terminal, el amor que le tiene a Dios, todos se sorprenden de su entereza!, desde el hospital, grita: ¡mi madre ya es fuerte!, no se dobla!, regala sonrisas, nos hace reír. soporta en su cama los dolores sin quejas, se aferra a vivir, me enseña que debo continuar, para mostrar a otros que si se puede, temo que me vea derrotada, ustedes no han visto a Israel como me sostiene en mi enfermedad, como me levanta, cuando lo cargo entre mis brazos, ninguna lágrima sale de sus ojos, lanza su vista hasta el cielo y pide a Dios un milagro de vida para mi, me pregunta incesantemente, ¿Cómo vas mamá?, le contesto el tumor no ha crecido, eso es bueno; sigue, no te rindas, te necesito viva, ¿Quién les va a dar valor a todos mis amigos?, ellos te esperan, ¿no lo has olvidado?, ¿verdad?. Cecilia, Carmen, hagan lo que quieran, lo que su corazón o sus miedos les dicten!, yo si sé que hacer.

Carmen rechazó el tratamiento y murió, sus hijos ahora están con sus abuelos; Ceci se operó, perdió su seno y su cabello, visita a Mariana en su casa; “que bien te ves amiga”, ambas exclaman al unísono!, “olvidemos toda esa pesadilla”, dice Mariana: “estoy sana, La medicina alternativa funcionó!, mi antígeno embrionario esta normal!… No hay cáncer en mi cuerpo, todo estaba en mi mente, en mi actitud, un cáncer falso, ahora entiendo tantas cosas, Israel está bien, feliz, ¿quieres ir a verlo?, apúrate se hace tarde.

Israel contento mira a Ceci “hola te ves bien”, así se ve mi madre también!, ahora ya me puedo ir tranquilo, pero antes déjame decirte que eres admirable, no te dejaste vencer, a mí me duele mucho no poder hacer lo que otros niños hacen, ni tener más proyectos, pero tu si te rindes, hundes a tus hijos y familia, hoy me siento orgulloso de ti y de mi mamita, gracias Ceci,”. “Ahora que entre mi mamá por favor, ya es hora. “Hola mamá, cierra las ventanas, dame un beso y cuando me duerma retírate, estoy muy cansado, pero no te preocupes, estaré bien!”. Israel murió esa tarde a su funeral asistieron todos, doctores, enfermeras y amigos, lágrimas en los rostros de todos, excepto en Mariana, quien dio gracias a todos por el gran amor que le brindaron a su hijo, dejó a todos una lección de valor y de amor a la vida.

Escritor: Claudia González Argumosa