LA CONSTRUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD ESTÉTICA COMO IRONÍA EN EL ESCRITO DE KIERKEGAARD O LO UNO O LO OTRO.

Cuando pienso en el esteta A, figura literaria creada por Kierkegaard para representar el estadio estético de la existencia, lo imagino sentado en un café, en la noche, esperando la hora del teatro. Mientras espera, observa con detenimiento todo a su alrrededor: los enamorados de la mesa contigua, la mujer que le mira temerosa desde el fondo y el tipo solitario de en frente. A todos ellos los estudia con detenimiento, escucha lo que dicen, aprende sus comportamientos y memoriza sus formas de actuar. Mientras les observa y espera, se pregunta: ¿Quién seré hoy? Entonces recuerda a Molière y a su Don Juan, o piensa en Goethe y en su Fausto; en su cabeza se repite algún fragmento de uno de esos poetas de vanguardia que leyó en la tarde. En ese mismo momento, suena la campana del teatro por tercera vez, con delicadeza ajusta su capa y su sombrero, y se deja llevar lento entre la multitud hacia el recinto dramático. Dentro suenan los compases iníciales de la ópera de Mozart que más le agrada, el Don Giovanni.

Pero desgraciadamente para él, esta ocasión es diferente. Terminado el primer acto se retira del teatro con una extraña sensación en el pecho: no sabe lo que le sucede. Tal vez la ha escuchado demasiadas veces, o a lo mejor, escuchó con mucha intensidad las primeras notas y su espíritu extasiado le hizo retirarse. Sea como fuere, siente que algo no está bien, su espíritu por unos instantes es pura confusión y una especie de tristeza nubla momentáneamente su rostro. No obstante, inmediatamente después, todo vuelve a la normalidad y regresa a su lugar en el teatro.

¿A qué se debe esta alteración de su estado de ánimo? La respuesta a esta pregunta, depende de una reconstrucción de lo propio de la personalidad estética, la cual describe, en general, la tendencia de la época moderna de buscar el sentido de la vida en la satisfacción del deseo y de las necesidades inmediatas, y, en particular, el ideal romántico de gozar de la vida en el instante. De dicha reconstrucción se ocupa el presente trabajo a partir de los conceptos de ironía, instante, inmediatez, goce y desesperación desarrollados en los escritos “O lo uno o lo otro I y II” y en la tesis de maestría “Sobre el concepto de ironía”. Mi objetivo es definir las características de cada uno de estos conceptos y mostrar la relación que existe entre ellos y que posibilita la formación de la personalidad estética. Para ello me ocuparé, en primer lugar, del concepto de ironía. Este concepto constituye un instrumento crítico con el que Kierkegaard aborda la filosofía de su época y, así mismo, su realidad histórica, la modernidad.

En su escrito sobre la ironía expone Kierkegaard diferentes tipos de persona irónica que se pueden agrupar en dos, los ironistas que llama positivos y los que llama negativos o “románticos”. Mientras la ironía de los primeros es positiva y busca tanto denunciar las formas equivocadas de la existencia como superar la negatividad estética haciendo que los individuos inmersos en ella entiendan que su forma de vida está errada, la segunda es negativa y se establece como negación permanente de todo lo existente. Esta última forma de la ironía es la que finalmente compondrá lo que en este trabajo se llamará “personalidad estética”.

En segundo lugar, con el objeto de ejemplificar las diferentes formas de existencia estética que se irán configurando a medida que la exposición avance, se recurrirá a figuras literarias, artísticas, históricas o musicales tales como Johannes, Don Juan o Nerón, entre otras, lo cual permitirá exponer los conceptos de la inmediatez, el instante y el goce. En el progreso de la exposición se notará como se conformarán diferentes tipos de personalidad estética según su relación con el goce, su relación con los objetos del deseo o el nivel de desesperación en el que se encuentren.

En tercer y último lugar, se expondrá el concepto de desesperación inherente a toda concepción estética de la vida. El mérito de este concepto radica en mostrar que una vida basada en el goce es un peso para el individuo que se traduce, consciente o inconscientemente, en un estado de insatisfacción permanente. Dicho de otra manera, la cualidad del goce estético de ser pasajero hará que el esteta desespere. La desesperación es muy importante porque a partir de ella se abre una posibilidad frente a la existencia; con la desesperación el camino del esteta en cierto sentido se divide en dos, por un lado, al desesperar puede tener la posibilidad de avanzar hacia una perspectiva ética de la existencia, reconciliarse con la existencia y superar la insatisfacción, y por otro lado, al desesperar puede permanecer en lo estético y en el goce momentáneo corriendo el riesgo de una insatisfacción permanente. La construcción de la personalidad estética, de la que se ocupa este trabajo, apunta a describir un camino al que, según Kierkegaard, todo individuo en algún momento de su vida se enfrenta y que puede significar su salvación o no.

Kierkegaard tiene un papel activo en el desarrollo actual de la filosofía, “sus reflexiones han influido definitivamente en pesadores como Martin Heidegger, Jean-Paul Sartre, Albert Camus y muchos otros, que conformarían el estallido existencialista de mediados del siglo XX” (Ocampo, 2004). Su obra, ahora, es más actual que nunca. Precisamente en este año, 2013, se cumplen 200 años de su natalicio. Sólo espero que éste trabajo introductorio a un autor tan importante cumpla bien su función y alargue aún más la actualidad de su pensamiento.

Escritor: Eduardo Martínez A.

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