La creatividad en la escuela

Sir Ken Robinson, Doctor en educación por la Universidad de Londres, es un reconocido experto en el desarrollo de la creatividad, innovación y recursos humanos en educación. Sus conferencias sobre este tema tienen un gran impacto en audiencias en todos los lugares y su opinión sobre el fomento de la creatividad en la escuela ofrece una nueva perspectiva. Este experto considera que el modelo de escuela actual no sólo no potencia la creatividad de los alumnos, sino que la anula al no ofrecer mecanismos que favorezcan la expresión individual en los centros.

Su visión de lo que se debe potenciar a través de la educación permite acercarse al concepto de creatividad como una destreza innata al ser humano pero que es necesario desarrollar y favorecer, y ahí es donde la escuela juega un papel fundamental. Robinson afirma que nuestros sistemas escolares actuales reprimen la creatividad y que nuestro modelo actual deja poco espacio para el pensamiento divergente, pero también pone sobre la mesa cuestiones como hasta qué punto ese fomento de la creatividad en el aula forma también parte de nuestra tarea como enseñantes y en qué medida podemos promover esa creatividad en las aulas y mejorar el aprendizaje. (Robinson, 2006).

Según sus propias palabras la creatividad es “inteligencia aplicada a una tarea concreta y compartida con complicidad”. La educación, a su juicio, juega un papel fundamental, aunque no el único. «Los niños de ahora harán trabajos que aún no están inventados. Para que las economías prosperen necesitamos niños que piensen de forma creativa y entiendan los valores culturales. La creatividad son ideas originales que tienen un valor. Necesitamos profesores que no sólo sean capaces de enseñar cosas, sino que dejen a los niños espacios para cultivar su talento. Cada persona aprende de forma diferente, por eso es importante la forma de enseñar». (Robinson, 2010).

También comenta que el papel de la escuela para favorecer la creatividad es ayudar a los estudiantes a encontrar y desarrollar su talento valorando otros talentos, no sólo el académico. Afirma que el papel del profesor es esencial pues en la mayoría de los casos el entusiasmo por una asignatura viene dado por la capacidad de motivación de la persona que te enseña. (Robinson, 2013).

Un predecesor de este autor, y uno de los primeros estudiosos de la creatividad en la educación, fue E. Paul Torrance que consideraba la creatividad como “el proceso de ser sensible a los problemas, a las deficiencias, a las lagunas del conocimiento, a los elementos pasados por alto, a las faltas de armonía, etc.; de resumir una información válida; de definir las dificultades e identificar el elemento no válido; de buscar soluciones; de hacer suposiciones o formular hipótesis sobre las deficiencias; de examinar y comprobar dichas hipótesis y modificarlas si es preciso, perfeccionándolas y finalmente comunicar los resultados”.

Este autor, como en el caso de Robinson, se interesó por analizar las causas que reprimían la creatividad, buscando las características del niño creativo y concluyó que los niños creativos eran vistos como ‘atípicos’, tanto por sus profesores como por sus compañeros de clase, por lo que generalmente, tanto sus maestros como sus compañeros de una forma u otra, los reprimían. Para llegar a esta conclusión realizó un estudio conocido como Test de Pensamiento Creativo, logrando demostrar que los niños creativos eran más exitosos profesionalmente y se desenvolvían mejor en el trabajo. (Esquivias, 2004).

Como comenta la psicóloga estadounidense Kyung Hee Kim (2011) en su artículo de estudio sobre el descenso de pensamiento creativo, los educadores y entidades corporativas usan el Test desarrollado por Torrance como referencia para predecir los logros creativos. Esta autora considera que la creatividad no es sinónimo de artístico, dónde los occidentales tienden a pensar en la creatividad como en una habilidad artística, mientras que los orientales piensan en ella como en una habilidad científica. El TTCT mide el potencial creativo en diversas áreas como arte, literatura, ciencias, matemáticas, liderazgo y relaciones interpersonales. Es decir este test mide subescalas de potencial creativo como la fluidez, o la originalidad.

En un artículo sobre el legado de E. Paul Torrance, Bleedorn (2007) menciona que este autor diseñó su modelo en tres etapas que permitieran por un lado conectar el aula y el entorno real, por otro repensar los contenidos didácticos para que provocaran ideas, y finalmente permitir relacionar lo aprendido con lo que se encontraran los alumnos más allá del entorno educativo, siempre considerando la creatividad como una habilidad, es decir una destreza que se puede enseñar, por lo que los docentes debemos encontrar la forma de que las aptitudes creativas salgan a la luz.

Pascale (2005) también hace mención a la definición de creatividad que propone Mihály Csikszentmihaly en un artículo dedicado a este autor, el cual considera que es un error, “tratar a la creatividad exclusivamente como un proceso mental ya que no hace justicia al fenómeno de la creatividad, que es tanto social y cultural, como psicológico. Esto es, la creatividad no se produce dentro de la cabeza de las personas, sino en la interacción entre los pensamientos de una persona y un contexto sociocultural.”

Es decir, aquí se plantea un tema de mucho interés y debatido por numerosos expertos, la afirmación de que la creatividad se enseña supone, en el caso de la docencia, todo un reto, pero a su vez abre un amplio abanico de posibilidades de enfocar la enseñanza de una asignatura.

Fuentes bibliográficas:

Bleedorn, Bee, (2007). What Would Dr. E. Paul Torrance Do? A Legacy for Creative Education. Recuperado de http://www.aca.cloverpad.org /Resources/ Documents/ 2007%20Bleedorn%20article.pdf

Esquivias Serrano, M.T. (2004). Creatividad: definiciones, antecedentes y aportaciones. Revista Digital Universitaria, vol.5 (n. 1), 2-17. Recuperado de http://www.revista.unam.mx/vol.5/num1/art4/ene_art4.pdf

Gardner, K.A. (1999) The Dynamic Balance: Divergence and Convergence. (2013). Recuperado de http://www.buffalostate.edu/orgs/cbir/Readingroom /html/Gardner-99.html

Kim, K. H. (2011). The creativity crisis: The decrease in creative thinking scores on the Torrance Tests of Creative Thinking. Creativity Research Journal, Vol. 23 (n.4), 285-295. Recuperado en http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/10400419.2011.627805

Pascale, P. (2005). ¿Dónde está la creatividad? Una aproximación al modelo de sistemas de Mihaly Csikszentmihalyi. Arte, Individuo y Sociedad, vol. 17: 61-84. Recuperado de http://www.revistas.ucm.es/index.php/ARIS/article/ download/ ARIS0505110063A/5808

Robinson, K. (2006). Schools kill creativity. Recuperado de http://www.ted.com/talks/ken_robinson_says_schools_kill_creativity.html

Robinson, K. (2010, 23 de diciembre). Sir Ken Robinson (y 2), formador de innovadores: autor de ‘El elemento’. La Vanguardia. Recuperado de http://www.lavanguardia.com/lacontra/20101223/54093197753/tu-tribu-sabra-ver-en-tus-fallos-la-semilla-de-tus-exitos.html

Robinson, K. (2013, 5 de septiembre). Las tecnologías pueden ayudar a revolucionar la educación. Tiching. Recuperado de http://blog.tiching.com/sir-ken-robinson-las-tecnologias-pueden-ayudar-revolucionar-la-educacion/#.Ulv8RFC-3To.

Escritor: Sofía Diego