LA ESCUELA, EL ESTUDIANTE EL DOCENTE Y LAS PEDAGOGÍAS COMUNITARIAS

 La base de todo tipo de educación es la familia, en ella siendo el núcleo de la sociedad se generan los primeros aprendizajes, se sientan las bases sobre las cuales un individuo hará parte activa de la sociedad para su beneficio o para su perjuicio, dependiendo de lo que ha recibido especialmente durante sus primeros años de vida. Es la escuela doméstica la que prepara para entrelazar relaciones sociales equilibradas y armónicas en las que se busque no solo el beneficio individual si no también el beneficio comunitario.

En la actualidad tanto la familia como la escuela afrontan nuevos retos en especial cuando se trata de la tarea de guiar, orientar y educar a niños que viven en una sociedad cambiante, de adelantos vertiginosos y con un muy poco sentido social; las ciudades se han convertido en lugares donde cohabita un gran número de individuos que se esfuerzan por tener menos contacto con el otro, que brillan por su egocentrismo y que prefieren las relaciones virtuales a las personales, la ciencia ficción a la realidad y que buscan motivos para eludir las situaciones que tocan las fibras humanas, porque preocuparse por lo que le ocurre al otro está pasado de moda.

Teniendo en cuenta el escenario en el que se teje la vida actual, las pedagogías comunitarias parecen utopías, pues el hombre ha cambiado su forma de relación directa por los entornos virtuales y las redes sociales en las que solo con dar un clic “todo se soluciona”. Es por ello que los nuevos estilos de enseñanza como el e-learning o aprendizaje electrónico han desplazado un poco pedagogías que antes de fortalecer lo cognitivo se esfuerzan por enseñar para la vida con un enfoque social; es asì como a pesar del avance científico y tecnològico, el ser humano como ser afectivo, social y generador de vida parece ir en detrimento.

Las pedagogías sociales o comunitarias afrontan grandes retos, porque aunque parecen estar desactualizadas, son precisamente estos enfoques los que se requieren con urgencia, en un momento en el que los niños son los receptores de informaciones contradictorias y con poco sentido social; nace entonces, la necesidad de aplicar pedagogías que les ayuden a filtrar los estímulos que reciben y sobre todo que trabajen en pro de una sociedad, una nación y una ciudad mejor.

Uno de los lemas de la pedagogía actual debe ser: educar para vivir en comunidad o como reza uno de los pilares educativos aprender a vivir juntos, la escuela debe preocuparse por fomentar en sus estudiantes competencias sociales tales como : la participación, la cooperación, la opinión y el respeto por la diferencia. Diseñar actividades en las cuales se requiera la participación del otro para proyectarlas, desarrollarlas y aplicarlas como lo indican los postulados del enfoque de aprendizaje cooperativo.

El rol que juega el docente dentro de las pedagogías comunitarias no se reduce a la transmisión fría de conocimientos, a la verificación de aprendizajes o al cuidado de los estudiantes, si no que por el contrario es ente activo que dinamiza el aprendizaje del estudiante más que en lo cognitivo en lo social. Le ofrece los espacios para que interactúe con sus pares y le ayuda a regular los comportamientos que de alguna manera pudieran afectar al otro, toma temas del entorno inmediato del niño y lo conduce a buscar alternativas de solución para dichas situaciones que podrían generar problemas de afectación social.

Tampoco las pedagogías sociales pretenden ser paternalistas, si no que por el contario, ayudan a que el estudiante genere ideas y que las pueda aplicar de tal forma que sea competente y logre superar retos por sí mismo; tampoco pretende entablar revoluciones, marchas o protestas en contra de los más favorecidos si no que por el contrario brinda posibilidades a aquellos que socialmente puedan estar aislados para que participando activamente puedan aportar a la sociedad.

En términos generales las pedagogías comunitarias son un gran aporte a la educación actual que clama a gritos un cambio y a los niños que requieren con urgencia se les enseñen a vivir en comunidad, a ser tolerantes con el otro, a compartir, a construir entre todos, a lograr desarrollos sostenibles a retomar las cooperativas escolares lideradas por los estudiantes y a tener claro que no estamos solos en el mundo que al lado nuestro viven personas con las cuales se puede construir una vida mejor.

Escritor: María Teresa Ramírez

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