La gran deuda de la Educación: Orientación Vocacional

Mucho se habla del lucro en la educación chilena y el debate se fragmenta en nuevos y más acalorados discursos, si consideramos la mala calidad impartida por algunas instituciones; o la sobre oferta de egresados, que no califica frente a las nuevas exigencias en habilidades personales que demandan los mercados laborales de hoy. De acuerdo a los criterios de admisión a la Educación Superior – la Prueba de Selección Universitaria, PSU- existe un alto porcentaje de estudiantes que simplemente no posee los conocimientos mínimos y debe escoger entre otras alternativas disponibles. En este trascendental proceso nos preguntamos, cuán involucrados están los estudiantes en su elección de estudio.

Según los expertos, la elección profesional debe incluir el reconocimiento de los propios intereses y habilidades, así como de las alternativas de formación disponibles. Desde el año 80, las políticas educacionales, apuntaron a la creación de diversas instituciones privadas que consideraron a este nuevo de grupo de estudiantes, preparándolos para un mercado laboral en crecimiento y con nuevas exigencias; pero, cuánto hemos avanzado en la validación de las habilidades como parte de este proceso de selección.

El concepto básico de Orientación Vocacional es que cada quién realice aquello para lo cual está mejor dotado. Nuestras destrezas físicas, biológicas y cognitivas determinarán el éxito o fracaso en cualquier situación, y es el entorno social el que interviene en la correcta detección y potencialidad de aquellas habilidades distintivas. ¿Cómo podemos entonces asegurar una decisión de estudio inteligente, donde ésta considere nuestras capacidades de adaptación al medio? Aprendizaje por descubrimiento .

El aprendizaje viene a ser un procesamiento activo de la información que cada persona organiza y construye desde su propio punto de vista. Lo más importante del método, es hacer que los alumnos se percaten de la estructura del contenido que se va a aprender y de la relaciones con sus elementos, facilitando con ello la retención del conocimiento”. Son estos talentos individuales, los que junto a la disciplina de trabajo aprendida durante nuestros años dformación, nos llevarán al éxito en cualquier elección profesional. De acuerdo a Gary Hamel -experto estadounidense en estrategias de empresa- existe hoy una jerarquía de habilidades que los individuos deben presentar ante un puesto de trabajo, siendo las tres últimas de mayor relevancia para los mercados actuales:

– Obediencia: cumplir las órdenes (presentarse puntualmente en el lugar de trabajo y hacer lo que se exige).

– Diligencia: trabajar duro y mantener el enfoque.

– Intelecto: ser responsable con las habilidades personales y llevar las mejores prácticas al trabajo.

– Iniciativa: tomar la iniciativa sobre un problema u oportunidad antes de que sea solicitado y no limitar la contribución por la definición de su puesto de trabajo.

– Creatividad: encontrar una mejor manera de hacer las cosas, esto es, crear nuevos y mejores productos o servicios para la empresa (innovación).

– Pasión y entusiasmo: dar lo mejor de sí mismo en su trabajo con entusiasmo, por el gusto de hacer bien las cosas, porque ‘simplemente’ le llena hacer un buen trabajo.

Sistemáticamente, algunas instituciones consientes de la importancia que tiene la orientación vocacional en los alumnos, han incluido estas temáticas desde el comienzo de la educación media. Es el caso de la fundación Belén Educa, considerada como un ejemplo de apoyo vocacional. señala su directora Mara Figueroa al diario La Hora, considerando la trascendencia que este tipo de formación participativa tiene en los estudiantes.

Así, en un mercado que va cambiando, y donde las exigencias profesionales no sólo se traducen a la teoría aprendida, es el desafío de la educación, educar sobre aquello que nos motiva y nos ayuda a desenvolvernos con óptimos resultados en el mundo laboral. Una mala elección, sin duda, no detiene el proceso de formación de un individuo, pero puede causar más de algún mal rato y frustración, por no estar conscientes de nuestras capacidades e intereses reales.

Escritor: Daniela flores

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