LA HIPERSEXUALIZACIÓN INFANTIL

La hipersexualización es un término creado por la sexóloga y escritora canadiense Jocelyne Robert, autora de muchos artículos relacionados con la sexualidad infantil. Inventó este concepto con la intención de acuñar una palabra que permitiera ajustarse al significado de “representar” al niño o la niña como una especie de adulto sexual en miniatura. La hipersexualización es un tema que despierta gran interés a psicólogos, sociólogos, pedagogos, etc. También hay que contar con el interés educativo, que concibe esta temática con la pretensión de que el auto – concepto que tienen las niñas de su imagen y cuerpo no venga impuesta por el medio que les rodea y les influye.

Es un término difícil de abordar, pero es un fenómeno que ya viene viéndose desde hace tiempo, o sino recordemos la cantidad de Lolitas que hemos visto a través de los medios de comunicación. Es una tendencia real que está presente en nuestro día a día y actualmente sigue en auge con el uso de las nuevas tecnologías. Este fenómeno está estrechamente relacionado con los medios de comunicación que tienen un papel fundamental en la difusión de estereotipos dañinos, y son, junto con las madres y padres de los niños y niñas, los principales responsables de que l ahipersexualización esté cada vez más presente en nuestra sociedad. Las madres deben ser conscientes de que ellas son el modelo femenino que siguen sus propias hijas, y que si ellas se liberan del patrón de hipersexualización, estarán liberando también a sus hijas. Es por ello que el desarrollo de este fenómeno está en manos de todas y todos. Bajo esta concepción, las niñas se ven socialmente forzadas a buscar un ideal estético que sea aceptado por los demás, y extremadamente preocupadas por su aspecto físico, lo que hace que se olviden de desarrollar otras capacidades importantes de las mujeres. Y esto amenaza de forma directa la igualdad entre mujeres y hombres.

Además, este patrón de la hipersexualización acarrea con graves consecuencias en la vida, salud y autoestima de las niñas, ya que por ejemplo se relaciona con la aparición de trastornos de la conducta alimentaria, dando lugar a la bulimia o anorexia nerviosa, entre otros, o a casos extremos como la pornografía infantil. Es un fenómeno que está en ascenso en un país como España, siendo en otros países como Estados Unidos o parte de Latinoamérica donde se conoce desde hace más tiempo. Por supuesto, a nivel social es un tema bastante relevante pues estamos viviendo en una época donde la imagen física y el culto al cuerpo está a la orden del día, y cada vez lo hacemos desde unas edades más tempranas, además de contar con la información que mueven las nuevas tecnologías y que están cerca de la mano de cualquier persona. Con respecto a la fuerte relación que se establece entre los medios de comunicación y la hipersexualización, las niñas se encuentran en un plano pasivo ante éstos ya que son consumidoras diarias de estos medios, tanto de revistas como de televisión, aunque realmente ellas no han elegido estar en esa situación. Quiere decirse con esto que en la gran mayoría de los casos son sus madres o padres las personas responsables, siendo las que deberían de controlar el tiempo de exposición ante los medios de comunicación de sus hijas e hijos y los que controlen las revistas que les compran. Por tanto la hipersexualización supone un cambio en la manera de vivir de estas niñas que son las afectadas por el fenómeno, puesto que suelen preocuparse más por el aspecto físico de las personas, que por jugar y usar la imaginación. No podemos olvidar que las niñas son el producto de la educación que reciben.

Lo mismo ocurre con los concursos y los centros de belleza dirigidos a las niñas, que las enseñan a ser superficiales y a ser objetos admirados sólo por su aspecto físico, inculcando una creencias erróneas acerca de lo que debe ser la belleza. Estas actividades no son las más adecuadas para el desarrollo personal de las niñas, no son educativas ni constructivas, ya que fomentan roles y debilita los valores importantes de la persona, arrastrando consecuencias psicológicas. Puede que la idea de ofrecer un espacio donde las niñas se maquillen y se disfracen sea acertada, porque pueden tomárselo como un juego, es decir, que la idea es buena, lo que realmente falla es el enfoque que se le da a este tipo de centros, haciendo que en vez de ser un juego, se lo tomen como una forma de vida. Si esto ocurre, han caído en la trampa, y será una niña hipersexualizada, y por consiguiente, una vida dedicada a cuidar solamente su imagen, con lo que puede que conozcan el éxito, pero no conocerán la infancia.

Todo este entramado va a influir muy directamente en la construcción del género y en la construcción de la identidad de estas niñas, ya que las que siguen el patrón de la hipersexualización están construyendo su identidad a partir de estereotipos que no valoran las cualidades humanas, si no en base a la apariencia. Poco a poco irán aprendiendo su papel de género, como niña o niño, que les es inculcado por la familia o la cultura. Concluimos por tanto que la hipersexualización es una de las consecuencias de una inadecuada educación sexualEn conclusión, nos encontramos ante un panorama en el cual niñas de cuatro años reciben mensajes relacionados con el triunfo y éxito social mediante la imagen, en lugar de aprender a apreciar sus propias cualidades, y ante este problema poca gente reacciona.

Escritor:  María José García Bejarano