La importancia de la Conservación de los Fondos Patrimoniales Fotográficos

 La escritura requiere de reflexión, esfuerzo y como no, de una gran precisión. Aplicando estos parámetros me dispongo a exponer una breve reseña referente a una materia tan específica y concisa como vital en el área patrimonial. Esta materia, a la que he hecho referencia anteriormente, es la conservación de las imágenes fotográficas, pues ha de suponer una preocupación inestimable y digna de consideración. La fotografía es un vestigio de la historia, una primordial fuente documental que está infravalorada, llegando a ocupar una posición prácticamente irrelevante frente a las piezas artísticas restantes que son expuestas en los museos y conservadas en sus depósitos y archivos.

La conservación patrimonial es una “práctica” que tiene mucha antigüedad, sin embargo, la “ciencia” que emplea es relativamente reciente. Originariamente, esta actividad era llevada a cabo por los propios gremios creativos, haciendo uso de los medios más efectivos, que frecuentemente no eran los más adecuados, más bien, podríamos definir la mayoría de ellos como sumamente perjudiciales a largo plazo para los artefactos fotográficos tratados. Sólo en el pasado siglo XX ha conseguido ser una práctica puramente científica fundamentada en un método deontológico preciso. Por mi experiencia profesional puedo dar fe de tales actuaciones.

Aún defendiendo la barrera de la “Conservación”, he de hacer mención de la “Restauración”, que aunque aparenten ser conceptos similares, difieren y mucho en su grado de actuación. La segunda, es una intervención mucho más invasiva que sólo debe ser aplicada en casos estrictamente necesarios para la permanencia y durabilidad de los artefactos fotográficos. Por el contrario, la primera atiende a un estudio de las morfologías y las génesis químicas y físicas, con el fin de tratar mínimamente y en consecuencia prevenir el deterioro y proponer aquellos métodos extrínsecos a la obra que aumenten la supervivencia de una herencia que aún está por entender.

Las colecciones fotográficas, desde el nacimiento de la Fotografía en el siglo XIX, constituyen una riqueza que ha venido siendo descubierta y reconocida paulatinamente. Aún así, las Instituciones, por mero desconocimiento y miedo a intervenir, suelen deshacerse de ellas cediéndolas a grandes depósitos centrales para acabar empolvadas, almacenadas y olvidadas. Esto hace constatar que la actitud que adoptamos ante la fotografía, se convierte en inadecuada y debería ser clausurada por el propio paso del tiempo, ese tiempo que ha generado una pátina que manifiesta un claro deterioro, y puede suponer la total desaparición de multitud de imágenes fotográficas. Pues bien, y como primera cuestión, ¿No deberíamos plantearnos lo que significa el “deterioro”?.

Es una palabra que engloba todas aquellas transformaciones físicas y químicas que tienen lugar en los especímenes fotográficos después de su procesado, agravadas por el uso, la manipulación y las condiciones externas desfavorables, además de la propia naturaleza del artefacto. Generalmente, dicho deterioro suele manifestarse como alteraciones en la tonalidad original, desvanecimientos de la imagen, pérdidas de contraste y daños en soporte y aglutinantes. Toda esta sintomatología se puede clasificar en dos tipologías diferentes que son las “causas intrínsecas” provenientes de la naturaleza química de los componentes presentes
en el espécimen, y las “causas extrínsecas” que provienen de agentes que rodean al mismo, tales como los agentes ambientales, o la propia acción humana.

El único cometido es “frenar” este deterioro, para que cada fotografía y cada colección, se conserve con el fin de poder ser divulgada a todos aquellos que aman la pervivencia de este fragmento de historia. Dicho esto, les invito a reflexionar, pues la contemplación de las escasas colecciones fotográficas que hoy se exponen, implican una observación directa y rica en enseñanzas que plasman diversidad de técnicas, multitud de épocas y narran la propia Historia de la Fotografía, que nace del empleo de un conjunto de procedimientos y procesos químicos que tras la sensibilización de un soporte, la exposición a la luz, el revelado y el fijado de la imagen a grandes rasgos, inmortalizaban la realidad. Un milagro que ha quedado como legado de la humanidad.

Escritor: Aura Serrano Murillo