LA IMPORTANCIA DEL MODELO MASCULINO EN LA INFANCIA. DESDE UNA VIVENCIA PERSONAL

César completó la enseñanza media estudiando de noche, cada tarde, después de terminar la jornada laboral, en la fábrica de calzado donde trabajaba, se iba a clases a una escuela cercana. Al llegar a casa, lo esperaban su esposa que estaba embarazada y sus dos hijas. Aun cuando César era de clase humilde, era un hombre muy culto e inteligente, le gustaba leer, conversar de cosas interesantes, ver programas culturales en la televisión y sacar cuentas mentalmente, más rápido que una calculadora.

Tempranamente le enseñó a leer a Carolina, la hija mayor, quién aprendió antes de entrar a la educación formal. Un día, a fines de año, llevó a Carolina a una escuela pública donde le hicieron un examen de lectura. Las funcionarias, después de cerciorarse que sabía leer perfectamente, aceptaron matricularla en segundo básico. De ahí, en adelante Carolina siempre fue una estudiante destacada que sobresalía del resto de sus compañeros.

Una de las aficiones de César era comprar libros, los compraba de todo tipo, cuentos, novelas, de historia, biografías de personajes famosos, pinturas famosas, vida de animales, primeros auxilios, ciencia y tecnología, etc. Cada tarde de verano, Carolina se tumbaba en el sofá y se entretenía leyendo algún libro que sacaba de la biblioteca de su casa. Cuando tenía menos de diez años leyó un libro que se llamaba “La Divina Comedia”, cuyo autor era Dante Alighieri. A su edad, no entendió mucho el libro, pero después de leerlo, decidió que era mejor estar en el paraíso, que arder en las llamas del infierno. Gracias a su afición a la lectura, Carolina ganó el primer lugar, en un concurso de ortografía, que se organizó en su escuela.

Carolina recuerda que las tardes de frío o de lluvia, su mamá preparaba ricas sopaipillas, que compartían al calor del brasero que prendían en el living de la casa y acompañadas de una amena conversación. Eran muy felices conversando y riendo juntos en familia.

César, decía que estar informado y saber lo que sucede en el país y en el resto del mundo, es muy importante. Por esto todos los domingos compraba el diario “El Universo”. Desde pequeña, Carolina leyó con interés cada una de las secciones del diario. Como los fines de semana, nadie se levantaba temprano, en la casa de Carolina y casi siempre, ella despertaba antes que el resto de la familia, recogía el períodico, que había tirado el diarero y leía las noticias en voz alta, pronunciando muy bien cada palabra, tratando de imitar a las lectoras de noticias de la televisión, a quienes tanto admiraba.

Con el tiempo César se convirtió en un trabajador independiente y armó su propio taller de calzado en el patio de su casa. Tenía una rutina que cumplía sagradamente. Se levantaba muy temprano, se daba una ducha fría y luego tomaba desayuno en el mismo taller, que consistía en una taza de té y pan tostado con mantequilla. Luego de aquello, trabajaba sin parar hasta la hora del almuerzo. Siempre le decía a Carolina que lo más noble que tiene un hombre es su trabajo y que para progresar en la vida, había que trabajar.

César era muy perseverante y hábil para resolver problemas. A través del ejemplo le enseño a Carolina, la importancia de no darse por vencido antes de enfrentarse a las dificultades cotidianas. Ese aprendizaje le serviría a Carolina para enfrentar con valentía y decisión, todos y cada uno de los acontecimientos que le tocaría vivir en el futuro.

Hoy, Carolina se considera una mujer exitosa. Tiene una hermosa familia que adora, formada por su marido, sus tres hijos y sus suegros. Además, es una excelente profesional de la educación, y continúa formándose continuamente. Ella reconoce públicamente que la educación que recibió, especialmente de su padre, fue fundamental para moldear su carácter y su forma de ser como persona y como trabajadora.

Escritor: Elsa Lazo Solis