LA IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO DE PAULO FREIRE PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ESCUELA DEMOCRÁTICA

La escuela de hoy aunque se muestre como democrática, no deja de ser una fiel copia de lo que es la sociedad de consumo, una escuela donde está presente el autoritarismo y la desigualdad, una escuela donde prima la exclusión y el dogmatismo, donde se forme a los estudiantes en los valores del mercado, es decir, una escuela individualista, autoritaria y excluyente, donde predomina el interés supremo del capital y su afán de lucro por encima incluso de la vida de millones de seres humanos, excluidos y pisoteados en su dignidad, una escuela desesperanzadora, en última instancia y retomando el pensamiento de Freire una “escuela bancaria” en la cual, resulta paradójico hablar siquiera de esperanza y utopía.

Sin embargo, tomando como propias las palabras del maestro Paulo Freire para re-leer y re-escribir nuestra realidad, hoy como ayer podemos afirmar que: “[…] la “democratización de la desvergüenza que se ha adueñado del país, la falta de respeto por la cosa pública, la impunidad, se han profundizado y generalizado tanto que la nación ha empezado a ponerse de pie, a protestar. Los jóvenes y los adolescentes también salen a la calle, critican, exigen seriedad y transparencia. […] las plazas públicas se llenan de nuevo. Hay una esperanza, no importa que no sea siempre audaz, en las esquinas de las calles, en el cuerpo de cada una y de cada uno de nosotros”.

Por otro lado, continúa diciéndonos Freire, “sin poder siquiera negar la desesperanza como algo concreto y sin desconocer las razones históricas, económicas y sociales que la explican, no entiendo la existencia humana y la necesaria lucha por mejorarla sin la esperanza y sin el sueño. La esperanza es una necesidad ontológica; la desesperanza es esperanza que, perdiendo su dirección, se convierte en distorsión de la necesidad ontológica. Como programa, la desesperanza nos inmoviliza y nos hace sucumbir al fatalismo en que no es posible reunir las fuerzas indispensables para el embate recreador del mundo. No soy esperanzado por pura terquedad, sino por imperativo existencial e histórico” .

Comparto con Paulo Freire la idea que una verdadera transformación de la educación, requiere que los maestros y maestras inspiren en sus estudiantes y en toda la comunidad la utopía pedagógica de que todavía hay esperanzas para construir una sociedad mejor, un mundo mejor, y que ello es posible con el concurso de la educación y de los educadores y las educadoras como protagonistas. Esa transformación inicia en el propio maestro, en formación o en ejercicio. Los y las docentes deben hacer un esfuerzo por reconocer los pensamientos, las estructuras de dominación que les habita y a partir de allí, en un ejercicio de autocrítica realizar experiencias de transformación. La pedagogía crítica no es un discurso teórico, es una constante dialéctica teoría- práctica. El maestro, la maestra que se considere crítico o progresista debe saber que la pedagogía no es neutral, y por tanto su práctica educativa tampoco lo es. En esa dirección la selección de contenidos no es neutral, por eso la pregunta de Paulo Freire: ¿A favor de quien o en contra de quién enseña este u otro contenido? ¿En contra de qué y a favor de qué?.

En tal dirección, quisimos visibilizar, este planteamiento del autor: la educación no es sólo una práctica política y ética sino también estética. Los maestros somos artistas de la educación, creadores de sentido, artistas de nuestra vida. Si el ser humano es una integralidad compleja, si la vida misma es una totalidad, si el mundo y la palabra deben ser leídos en clave de diversidad e interdisciplinariedad.

La escuela que esta sociedad necesita hoy es una escuela inclusiva, donde se construya el conocimiento de manera colectiva, una escuela que permita que los maestros y los estudiantes la construyan a imagen y semejanza de sus sueños, la escuela de hoy debe empezar por construir unos nuevos cimientos con una nueva perspectiva más humana, más solidaria donde tenga cabida lo divergente y la posibilidad de expresar lo que se piensa. La escuela en su esencia debe buscar que los estudiantes se formen tanto en los conocimientos propios de cada área del saber, como en valores y actitudes que les permitan ser ciudadanos en todo el sentido de la palabra, esto es, en la posibilidad de formarse como sujetos conocedores de sus derechos y de sus deberes; en este sentido el pensamiento político pedagógico de Paulo Freire se ve reflejando, dado que en su pensamiento siempre está la pregunta por la formación de los educandos como sujetos políticos asumiendo y recreando su potencial humano.

Escritor: : John Albert Cárdenas

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