LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA COMO ECONÓMICA CULTURAL

La industria cultural también forma parte del movimiento económico de cualquier territorio, a nivel nacional e internacional. En este caso, centraremos el foco de interés en la cinematográfica. La visión generalizada sobre el “Séptimo Arte” está estancada en el puro entretenimiento para la mayoría de sus espectadores, sin embargo, no deja de ser una industria rica en cultura y potencia económica.

El desarrollo de los bienes culturales mantienen la esencia de cada país en constante movimiento e intercambio. Este concepto lo podemos retomar de los años 40 gracias a los alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer. La industria cinematográfica, al igual que el ciclo económico, es un mecanismo complejo y desde su producción hasta su puesta en escena atraviesa una serie de etapas desconocidas para el público objetivo. Durante el proceso podemos subrayar diversos factores activos como; productores, Comisiones de Cine, salas de exhibición, fondos de inversión y centrales de medios.

Las Comisiones de Cine desarrollan un papel importante en toda la industria y su complejo proceso de producción. A la hora de producir una obra audiovisual, las barreras económicas marcan el escenario y esencia del producto final como consecuencia, el guión por ejemplo, puede sufrir cambios no deseados o no esperados. Para responder a qué, cómo, cuándo, dónde, quién y por qué, necesitamos primero responder a cuánto, este hecho no debería de ser así en ninguna industria cultural, puesto que supone un límite y crea barreras, tanto físicas como a la hora de llevar a cabo la cultura en su plena libertad de expresión.

Existen diversas formas de coproducciones, atendiendo a cada país y atendiendo a las circunstancias. La Comisión de Cine de cada territorio, en términos generales, responden a estas cuestiones. Tenemos ante nosotros una herramienta fundamental y poco explotada para tratar la temática financiera de cada producción. Obviamente, cada zona intenta fomentar su cultura y riqueza histórico y social, por ello el fruto de una buena sinergia cultural puede ser una obra de arte en mayúsculas. Para superar obstáculos tenemos un documento muy valorado por cada Comisión de Cine: el “Test”, en función del cuál variará el presupuesto o inversión inicial.

En términos generales, las Comisiones de Cine y sus herramientas, son ejemplares emisores de información desconocidas para algunos actores de la propia industria. Hoy día también existen alternativas muy precisas para detectar al partner ideal para coproducciones, una infinidad de fondos de inversión y una gran oferta y demanda de posibles coproducciones que nunca salen a la luz.

Los propios incentivos fiscales que ofrecen los países pueden ser factores de mucho peso a la hora de elegir el país de la coproducción, igualmente, este hecho genera puestos de trabajo para la sociedad en general y ayuda a activar parte de la economía de un país. Existen ejemplos reales de producciones cinematográficas que se han basado en casos de estudio similares y a pesar de empezar como proyectos de bajo presupuesto, han conseguido tener un elevado porcentaje en su retorno de inversión.

Como conclusión, la gran industria del cine no se puede resumir en un producto final proyectado en salas de cine, todo proceso tiene un antes, un durante y un después. Tres etapas meramente emocionantes para conocer y estudiar en profundidad. La economía cultural sigue siendo un pilar fundamental a nivel mundial que debemos conservar y dar a conocer, así como todas las alternativas que presenta para cada sector del negocio. Los espectadores dejan de ser pasivos y cada vez son más y más exigentes, quieren recibir un producto final perfecto, tenerlo delante en la gran pantalla y poder aplaudir. Sin embargo, estetrabajo no es fácil de conseguir y puede estar infravalorado, lo cual no es motivo para continuar luchando por el sector y seguir evolucionando, mejorando y demostrando a cualquier espectador que este esfuerzo merece la pena.

Escritor: Marta muñoz gonzalez