La infancia y las calles: espacios y relaciones por recuperar

“la televisión, primero y los videojuegos y la Internet, después, son señalados como culpables de ejercer una influencia negativa sobre la infancia: exceso de información, información inadecuada a las particularidades y necesidades de los pequeños receptores; sobreexposición a la violencia y al sexo. Si como resultado del crecimiento de las ciudades tanto educadores como autoridades vieron la calle con bastante recelo, las calles de las grandes ciudades del siglo XXI son una de las mayores fuentes de amenaza, sobre todo para los infantes de las clases medias y altas de la sociedad; para ellos, la calle solo es un lugar de transito obligado que muchos niños y niñas apenas han observado y recorrido a través de las ventanas de buses escolares y automóviles particulares”, apartado de la revista colombiana de educación número 53 del II semestre del 2007, artículo llamado “la infancia como problema o el problema de la in-fancia”.

En una visita realizada al museo de Bogotá, donde se presentaba una exposición acerca de los juegos infantiles tradicionales que se practicaban en las calles, un grupo de estudiantes de aproximadamente 5 años de edad revelaron poco conocimiento e interés en estos juegos, lo cual permite vislumbrar el gran cambio social que ha tenido nuestra cultura, puesto que hoy en día lamentablemente la personalidad de cada uno de los individuos está definida por el consumo y por una noción de infancia que apunta a la protección total de ese ser, viendo la “calle” como un lugar peligroso donde nuestros pequeños no deben estar.

Los medios de comunicación, las campañas de organismos gubernamentales y las ONG se han encargado de vendernos la idea de una infancia dependiente y débil, es así como logran focalizar nuestra atención en situaciones que realmente son un problema, pero a su vez no son el inicio de esta realidad. Es importante tener en cuenta que la infancia es una construcción social, basada en la influencia económica y política, sin darnos cuenta que cada entidad tiene sus propios intereses “[…] que alimentan tanto la burocracia como el elitismo […]” ; aun así la sociedad no considera que ella misma sea la falla y la que contribuya a ese problema, seguimos creyendo en los medios de comunicación quienes se aprovechan de esa imagen inocente para sacar provecho, como por ejemplo, programas de belleza de niñas y niños donde son preparados para verse como adultos en cuerpo miniatura… entonces, la pregunta es ¿los protegemos o los hacemos vulnerables?; “[…] nuestra sociedad es cada vez más confusa; priva de normas a ámbitos cada vez más vastos de nuestras conductas; nos coloca más a menudo en situación de marginalidad que de pertenencia, de cambio que de identidad, de ambivalencia que de convicciones claramente positivas o negativas” ; es así como en esa contradicción, la infancia hoy en día se convirtió en un “negocio” en donde la pelea es constante por obtener ese tesoro tan importante y lleno de ganancias para el mercado, es la disputa por la “[…] tutela de los niños y las niñas, su educación y su utilización en función de sus intereses particulares” .

Lamentablemente, tanto educadores infantiles como pediatras, psicólogos, médicos, escritores etc., caen en el error de idealizar la infancia olvidando que esta “[…] no es definida universalmente, es una categoría variable, desde lo histórico, cultural y social” , poniendo en práctica saberes y acciones que producen subjetividades de niños\as, así que tratar de abarcarla y sobre todo definirla se convierte en una tarea casi imposible. Es importante destacar el discurso que hoy por hoy está tomando gran relevancia en la educación, y en el cual hay una contradicción puesto que “[…] la pedagogía es la encargada de corregir y encauzar la naturaleza humana infantil, y según el propósito de la sociedad moderna: formar sujetos libres pero responsables, es decir autogobernados y autónomos” ; es decir que esa “libertad” está directamente ligada a procesos de autocoacción, tales como señalamientos sociales e incluso leyes que impiden o permiten que los niños realicen ciertas actividades en su sociedad, de igual modo “[…] las llamadas industrias culturales, cine, televisión, radio, videojuegos, internet y música […] artefactos culturales […] responsables por los cambios radicales en las formas de ser, de comportarse, consumir, hablar, pensar y desear de la infancia” .

A partir de lo anterior, es importante destacar el gran papel de la escuela como legitimador de las leyes impuestas en lo social, puesto que estas se consideran como el dispositivo de control sobre la infancia, es una forma de encauzar las conductas, producir subjetividades y regular el cuerpo, pero aun así como educadores no estamos tomando parte activa dentro de ese sistema legitimador encargado de naturalizar la infancia, debemos empezar a ser actores de nuestra sociedad apartándonos de lo ya establecido “[…] en donde nosotros como sujetos podemos empezar a reapropiarnos de la sociedad […] a partir de las conciencias individuales” , buscar la felicidad en la “[…] recomposición de una experiencia de vida personal autónoma, que no puede ni quiere elegir entre la globalización […] y la identidad” , debemos empezar por vernos y actuar como sujetos libres contra las ordenes sociales, que cada vez son más manipuladoras y represivas.

Por último, es importante empezar a generar cambios que permitan ver las calles, como un escenario de encuentro con lo educativo, ejemplos como el arte y obras en las calles, al igual que espacios recreativos para la familia y los niños, son aspectos que se deben empezar a recuperar, puesto que como se evidencio en la exposición del museo, a la infancia aun le agrada ese tipo de escenarios y de actividades que les permitan compartir con sus pares; también es importante empezar a ver que las dinámicas tanto sociales como políticas y económicas están apuntándole a una nueva configuración de niñez, consumidora y fiel servidora del sistema, por lo cual todas las concepciones planteadas y escritas sobre la infancia deben ser repensadas puesto que hoy en día la niñez es el reflejo de la sociedad de consumo en la que vivimos y apoyamos con un discurso que nos venden de inocencia y protección; debemos apartarnos de esa cultura que es prisionera de un control comunitario, en donde la figura de sujeto esta “[…] encadenada a una ley, unas costumbres, unas representaciones, unas formas transitorias de poder y organización social […]” ; la idea no es seguir construyendo una sociedad “ideal”, sino tratar de introducirse en ese “mal” para entender y salvar una sociedad que busca la perfección dependiendo de las concepciones construidas, y por qué no, empezar redefiniendo un espacio que para la mayoría de padres de familia fue, sin duda alguna, el que permitió que sus juegos entre pares llenaran de los más bellos recuerdos la mejor parte de su infancia.

Escritor: Ana Lizeth Bello Molano
Licenciada en Educación Infantil
Universidad Pedagógica Nacional