La Interacción entre docentes y estudiantes de contextos vulnerables; considerando las aproximaciones de la teoría sociocultural y del aprendizaje social, versus el Capital Cultural en el proceso de aprendizaje

En la Actualidad, la educación como factor influyente en la producción de las actuales sociedades, ha caracterizado la actividad docente como una profesión que se ejerce a partir del principio de obtener logros académicos en la relación estudiante – aprendizajes, siendo una consecuencia para responder a las demandas de mejora de la educación chilena.

Sin embargo, la realidad escolar es distinta debió a las “segregaciones simbólicas” (desigualdades) que realizan los profesores en contextos de vulnerabilidad social en el sentido de etiquetar a los estudiantes como excelentes, buenos, regulares y malos, a partir de criterios de; rendimiento evaluativo, condición disciplinar, origen socio-cultural y su manera de ser/hacer (actividades de aprendizaje y relación social con profesores y compañeros) al momento de responder a la demanda cognitiva de la clase, lo anterior cataloga la posición e influencia positiva o negativa que los estudiantes protagonizan dentro del aula.

 Por ende, este artículo trata de exponer desde dos lineamientos, para comprender la educación a partir del escenario de las interacciones profesor – alumno dentro de aula. el primero es una aproximación desde las teorías de aprendizaje pedagógicas de Vygotsky, denominada Teoría Sociocultural y Bandura, denominada Teoría Aprendizaje Social, y el otro lineamiento central referido a las teorías sociológicas, representado por Bourdieu, quien indica los estados del capital cultural elementos de influencia significativa para la comprensión de las acciones concretas que el docente en el aula considera o no para incentivar el proceso de pensamiento de los estudiantes de contextos vulnerables.

 Dentro del lineamiento que representa los grandes ejes para la comprensión del aprendizaje tales como el Conductismo, Cognitivismo y Constructivismo, la aproximación a realizar es a partir de las teorías del aprendizaje, que han permitido durante la formación de docentes, comprender desde el ámbito biológico, cognitivo y social el comportamiento y pensamiento de los estudiantes que forman en sus escuelas y llevar a cabo el proceso de enseñanza – aprendizaje conforme a las necesidades, conocimientos y demandas educativos que se generan en el aula.

En suma, la teoría sociocultural presenta como argumento central que “Lo fundamental de este enfoque consiste en considerar al individuo como el resultado del proceso histórico y social donde el lenguaje desempeña un papel esencial. Para Vygotsky, el conocimiento es un proceso de interacción entre el sujeto y el medio, pero el medio entendido social y culturalmente, no solamente físico, como lo considera primordialmente Piaget.

Esto aclara que para los docentes existe un camino para la construcción de la enseñanza y el aprendizaje a partir del dialogo, la mediación entre personas y la socialización en comunidad con lo cual se obtendrían mayores logros desde una participación socializada en el aula. Pero esto no siempre es efectivo, puesto que, la aplicación positiva no se concretaría si solo se aplican procedimientos y se obtienen resultados de tipo grupal, sin que exista antes un dominio de los antecedentes individuales como fuente de percepción de las necesidades y desafíos únicos que poseen cada uno de los estudiantes y abordar así los retos grupales a resolver.

Del mismo modo, la teoría del aprendizaje social indica según Bandura que; “el ser humano no está gobernado por fuerzas internas, ni determinado (controlado) por estímulos externos, sino que está regido por una interacción en la que la conducta, los factores personales y los eventos ambientales actúan entre sí como determinantes recíprocos”, también se indica que “El aprendizaje social sugiere que una combinación de factores sociales y psicológicos influyen en la conducta” (Wikipedia).

Además, “La teoría del aprendizaje social señala tres requisitos para que las personas aprendan y modelen su comportamiento: retención (recordar lo que uno ha observado), reproducción (habilidad de reproducir la conducta) y motivación (una buena razón) para querer adoptar esa conducta” (Rodriguez). Con esto la acción pedagógica debe recorrer un camino de observación y modelamiento activo y enfocado en la conducta propia de los estudiantes y las variables externas con las cuales conviven estudiantes y docentes (entorno cultural, social, familiar, sistema educativo, formas de concebir la educación de padres y profesor, entre otros aspectos) se deben manipular de manera contextualizada a la realidad educativa.

 El segundo lineamiento se refiere a los planteamientos de Bourdieu, que trata del Capital Cultural involucrado en el aprendizaje de los alumnos, considerado este como “las prácticas culturales de las personas, son un producto de o se ven fuertemente influidas por la interiorización inconsciente de esquemas cognitivos, valóricos y afectivos, que en su conjunto de lo que podemos entender como «disposiciones» y de las constricciones estructurales relativas principalmente a la dotación diferencial de los capitales cultural y económico (Gayo, citando a Bourdieu).

Es un elemento trascendental en la comprensión efectiva y contextualizada del aprendizaje de los estudiantes, ya que la evolución del mismo que socialmente se manifiesta en cada uno de los estudiantes a partir de tres estados denominados; estado Incorporado; referido a la acumulación de capital o de las disposiciones de los padres y tutores a los hijos. estado Objetivado; es activo materialmente cuando es agregado a la persona mediante libros y otros elementos transmisibles. Estado Institucionalizado; Obtenido por la persona mediante título escolar, esa patente de competencia cultural que confiere a su portador un valor convencional, constante y jurídicamente garantizado desde el punto de vista de la cultura.

De acuerdo a esto, las implicancias de potenciar los aprendizajes a partir de la interacción profesor – estudiantes, se delimita de manera negativa si los docentes no conocen/incorporan el capital cultural como elemento significativo en sus experiencias de enseñanza, puesto que, la evolución progresiva y positiva del capital cultural en los niños/as permitiría la desintegración de la desigualdad, los episodios de violencia simbólica, las discriminaciones entre estudiantes por lo que saben y la brecha entre las exigencias educativas del currículo y la realidad de los alumnos/as con la cual conviven los docentes en Chile de contexto vulnerable.

Referencias:
– Bourdieu, P. (1985). ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos. (3ra ed.). Ediciones Akal. Madrid.
– Bourdieu, P. (1997). Capital cultural, escuela y espacio social (8va ed.). Siglo veintiuno editores. Madrid.
– Bourdieu, P. (1990). Sociedad y cultura. Editorial Grijalbo S. A. México D. F.
– Muñoz Labraña, C., Victoriano Lamilla, R., Luengo Rodríguez, H., Asorena Carrasco, N., Nail Comicheo, N. El desafío de la formación ciudadana: Principios para un modelo de integración curricular en lenguaje y comunicación y estudio y comprensión de la sociedad para la EGB. Ediciones Facultad de Educación Universidad de Concepción. Concepción. Chile.
– Teoría del Capital Cultural: http://www.cidpa.cl/wp-content/uploads/2013/07/38.6.-modesto-gayo.pdf
– Los Estados de Capital Cultural: http://sociologiac.net/biblio/Bourdieu-LosTresEstadosdelCapitalCultural.pdf
– Reseña de “Capital Cultural, escuela y espacio social” de Pierre Bourdieu: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31602809
– Aprendizaje Social: http://www.slideshare.net/lprovenzano1/teora-aprendizaje-social

Escritor: Rodrigo Cabrera García

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