Se le llama literatura de la violencia a las obras literarias aparecidas en el Perú desde principios de la década de 1980 hasta nuestros días, cuyo tema se centra en el tema de la violencia originada a causa de los movimientos subversivos que azotaron al país desde 1980 hasta 1992. Si bien esta literatura es poco conocida fuera del Perú y de unos pocos círculos de lectores y académicos, tanto los autores como las producciones en torno a este tema son prolíficos, y constituyen para este país uno de los movimientos literarios más importantes de los últimos tiempos.
Este movimiento literario puede ser dividido en dos grandes grupos según el origen del autor y, por consecuencia, la perspectiva con la que aborda este tema. A un grupo de autores se les denomina costeños, vale decir, provenientes de los centros urbanos cercanos a la costa del Perú, con una formación cosmopolita y, en algunos casos, proyección internacional. Al otro grupo de estos autores se les denomina serranos, es decir, oriundos de los departamentos interiores de la sierra y los andes peruanos, con formación local y, en muchos casos, con experiencia directa sobre el conflicto armado.
Dentro del primer grupo podemos encontrar al más reconocido novelista peruano, Mario Vargas Llosa, quien posee dos novelas cuyo tema se centra específicamente en el tema de la violencia subversiva, a saber: Historia de Mayta (1984) y Lituma en los Andes (1993), esta última ganadora del premio Planeta. Si bien la capacidad narrativa de Vargas Llosa y la calidad de estas obras es indiscutida, la aproximación de este autor al tema de la violencia subversiva y sus causas han sido ampliamente condenadas por la crítica especializada. En el caso de Historia de Mayta se hace una acusación que alude a la caricaturización y denostamiento de los organizadores de la subversión, que los hace ver como individuos incapaces para liderar una revolución con los alcances que se propusieron los grupos subversivos del país.
En el caso de Lituma en los Andes, las acusaciones de la crítica apuntan a la forma en que los habitantes de la sierra peruana, quienes conforman comunidades integrada por campesinos y arrieros descendientes de indígenas, son retratados por Vargas Llosa. Estas comunidades son retratadas como sociedades arcaicas y primitivas, cuyos integrantes poseen prácticas retrógradas y salvajes. En esta novela dos de sus principales personajes y habitantes de la sierra practicaban el canibalismo como ritual. La crítica ha indicado que la obra de Vargas Llosa cae frecuentemente en una exotización de las comunidades campesinas del interior, acentuando la distancia entre el perú urbano y el rural.
Otros novelistas de reconocimiento internacional han ensayado aproximaciones al tema de la violencia desde diferentes perspectivas, que han aportado a la ampliación de la visión sobre los alcances de este tema. Luego de terminado el conflicto aun era necesario retornar hacia los problemas y heridas dejados por la violencia. En este sentido, se debía tomar conciencia de las secuelas dejadas por el conflicto armado. Siguiendo esta línea, en el año 2005 fue publicada la novela La hora azul del escritor peruano Alonso Cueto, por la cual además fue galardonado con el premio Herralde otorgado por la editorial Anagrama. Esta novela nos cuenta la historia de Adrián Ormache, un exitoso abogado y padre de familia, quien, luego de la muerte de su madre, comienza a enterarse de la realidad de las personas alcanzadas por la violencia.
Esta novela apunta a la falta de conciencia que existió durante la época del conflicto y que aun persiste en los centros urbanos del Perú con respecto a las víctimas de la violencia y al propio conflicto armado, el cual sentían lejano y propio de los habitantes de la sierra interior. La novela expresa la necesidad de una apertura de la parte más acomodada del país hacia la parte de la sociedad peruana que más sufrió el conflicto armado, de cara a un futuro mejor para el país.
Siguiendo en la misma línea, pero desde una perspectiva distinta, en el año 2006 fue publicada la novela Abril rojo, de Santiago Roncagliolo, premio Alfaguara del mismo año. Esta novela cuenta la historia de Félix Chacaltana, un fiscal que debe cumplir una investigación en la ciudad de Ayacucho, ciudad en donde se originó Sendero Luminoso. La novela lleva el tema de la violencia subversiva hacia el género de la novela policial, elaborando una trama que incluye la problemática acerca de los roles que los actores sociales, como la policía, el ejército, la iglesia, los políticos y los ex-guerrilleros subversivos, juegan en la sociedad actual.
La novela, a través de la investigación del fiscal Chacaltana, va elaborando una representación del estado en que la sociedad peruana se encuentra luego del conflicto armado. En su desarrollo va exponiendo temas como la impunidad y la culpa, las verdades veladas y la memoria viva, que van conformando un cuadro intrincado de la sociedad, en que los roles se reparten entre la responsabilidad impuesta y la conveniencia personal. Esto es un cuadro general y resumido de la literatura de la violencia. Además de la novela, otros géneros de relevancia son el cuento y, en menor medida, la poesía. Queda pendiente el tema de la novela serrana o del interior de los andes, la cual nos da una perspectiva completamente diferente y novedosa del tema de la violencia. Debido a la extensión del texto quedo debiendo estos temas.
Escritor: Said Améstica