La literatura, una vía para la conservación de la memoria en los pueblos latinoamericanos

En la década de 1960 a 1970 surge en Latinoamérica un movimiento conocido como el “Boom latinoamericano” conformado por jóvenes escritores que se dedicaron a mostrar, de una forma mágica, la precaria situación política de los pueblos. A partir de entonces los relatos fueron construidos de manera ficcionaria mostrando la cruda realidad de la violencia impartida, principalmente, por dictaduras militares. La guerra, las masacres y el pánico se convirtieron en personaje centrales en la narrativa de muchos autores. Frente a esta realidad la literatura de algunos escritores fue, no solo una forma de denunciar la opresión y el sometimiento, sino también una manera de buscar unidad y emancipación de los pueblos en torno a la ficción.

El realismo mágico, principal fuente del Boom, se podría entender como una propuesta original de nuestra región para combatir el terror con las letras. Las novelas, los cuentos, la poesía, todas estas formas de manifestación literaria se convirtieron en el testimonio de lo que transcurrió y ha transcurrido en los pueblos latinoamericanos. En las obras de escritores como Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y otros se ve reflejada la identidad de un pueblo sumergido en la pobreza y la violencia. Estos autores narran la historia con acontecimientos y sucesos que han dejado marcas imborrables en la conformación de nuestra sociedad, las mismas que hoy en día son inherentes a la vida social.

Paul Ricoeur, afirma que: “solo se puede pensar o hablar de la identidad desde su narrativa, desde su relato de comprensión y auto reflexión”. La literatura entonces, es una herramienta que sirve, entre otras cosas, para forjar identidad o como diría Miguel de Cervantes: “la pluma es la lengua del alma”. Juan Rulfo en la obra Pedro Páramo nos recuerda que las vivencias jamás se borran de los más valiosos recuerdos: Allá hallaras mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enloquecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos. Sentirás que uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el medio día y la noche, siempre los mismos; pero la diferencia del aire. Allí donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida. (Rulfo. 1972 59).

En este sentido invocar el pasado es revivir momentos que han dejado huellas en el trasegar por la vida. Así lo hace Rulfo en su libro donde nos recrea, con su escritura, la reconstrucción de un pueblo y sus vivencias. En su narración nos envuelve en un viaje hacía el pasado, sin olvidar detalles ocurridos con los pobladores que habitaban Comala: Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre retazos de suspiros. Siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás volvió. Ahora yo vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver. (Rulfo. 1972 10).

En cada pueblo existen historias de las vidas que han pasado por estas tierras, dejando huellas marcadas en su andar, esos son los recuerdos que trazan el presente y orientan el futuro de las nuevas generaciones. Dentro de la literatura Latinoamericana la región Caribe Colombiana ha sido fundamental para contar los sucesos históricos que constituye gran parte la identidad de este pueblo. La literatura Caribeña ha recreado en sus diferentes géneros la mezcla, el encuentro de culturas (negros, blancos e indígenas) que se originó con la llegada de los españoles, haciéndola una región rica en expresiones y representaciones culturales, y ese híbrido cultural se expresa en las narraciones de escritores como José Félix Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, David Sánchez Juliao, Germán Espinosa, Gabriel García Márquez, y otros grandes representantes de la literatura del Caribe, incluso autores como Manuel Zapata Olivella de la pacífico colombiano.

Una de las funciones de la literatura es recrear el mundo imaginario creado por los escritores, sin embargo, ellos van más allá de mostrar la literatura como una acción para entretener, argumentan que esta tiene una función social y es la de conservar la memoria, la de no permitir que se deje en el al olvido lo que identifica a un pueblo en sus manifestaciones culturales. Los escritores del Caribe buscan en sus obras formar una tradición que sirva para conocer el mundo, transgredirlo o transformarlo. Conviene resaltar que obras como Del Amor y Otros Demonios de Gabriel García Márquez muestran el híbrido cultural de la región del Caribe, la mezcla de negros, blancos e indios, formando una sola cultura, la mestiza; cultura que conserva parte de sus costumbres por medio de la tradición oral expresada en cuentos, mitos y leyendas, conservados a través de la escritura, es decir a través de las obras literarias.

RECUERDOS
Recuerdos con olor a nostalgias que retornan a la tristeza. Recuerdos con aroma de tristeza que vuelcan a la nostalgia llevándonos a un viaje por la memoria de vuelta al pasado, para recordar con alegría la niñez desde el ahora. Amo mi infancia, cada momento que viví detrás de una pelota, montando una vieja bicicleta por la calles de un viejo pueblo poblado por el bullicio de los chicos. Chicos soñadores, de nobles ilusiones Ellos, compañeros de grandes aventuras llenas de alegrías Donde ahora solo son habitantes de mis más bellos recuerdos.

BIBLIOGRAFÍA.
 García Márquez, Gabriel. Del amor y otros demonios. Bogotá: Grupo editorial
 Bensa, Tatiana. Identidad Latinoamericana en la literatura del boom. 2 Jun. 2005. .
 Rulfo, Juan. Pedro Paramo. Barcelona (España): Planeta S.A., (1972)
 Todorov, T. Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidos, (1992).
 Vargas Llosa, Mario. La ciudad y los perros. Buenos Aires. Seix barral, (1972),.

Escritor: Marcos Fidel Guzmán Quintana

Los comentarios están cerrados.