Se realiza una transformación de las materias primas en el producto final. Se deben analizar las condiciones de trabajo (no trabajo infantil), los riesgos para la salud, los residuos de las fábricas y el su impacto en el entorno. Algunas empresas se comprometen a cumplir con criterios de buena producción.
Un problema importante de los últimos años ha sido que la oferta de productos de consumo ha hecho que los precios de los artículos disminuyan, más allá del valor que podría * tener el producto. Porque la ganancia (la diferencia entre lo que cuesta producir un artículo y el precio de venta) no se redujera, muchas empresas han decidido llevar sus procesos de producción o transformación de materias a otros países donde la mano de obra es más barata.
En la mayoría de los países donde se han trasladado las producciones de artículos de consumo (deslocalización) las garantías de trabajo justo y digno no se cumplen. Los talleres donde se cose la ropa o material deportivo, el calzado, tiene lugar el montaje de los aparatos de tecnología más sofisticados (iPod, iPad, móviles, cámaras fotográficas) se encuentran en países como China, Pakistán o Bangladesh que han recibido quejas de muchas ONG sobre el abuso que las empresas cometen contra los sus trabajadores (trabajo infantil, jornadas de más de 10 horas, malas condiciones de trabajo, salarios bajos, inseguridad, etc.)
Otro elemento a considerar es el proceso y los materiales necesarios para transformar los artículos. Por ejemplo, para producir una botella de agua de un litro, son necesarios 162 gramos de petróleo y sed litros de agua. Los colorantes que se usan para tintar la ropa, en muchos casos son altamente contaminantes y el proceso para procesar los residuos cuesta mucho dinero.
Otras empresas han decidido llevar su producción a otros países también porque las reglas ambientales son más flexibles y pueden contaminar con menos limitaciones que en sus países de origen. Algunas empresas han empezado a preocuparse por estos temas y han creado mecanismos para certificar que los talleres que contratan para realizar la producción en otros países cumplan con las normas laborales y ambientales.
Sin embargo, aún falta mucho por hacer y como consumidores lo que podemos hacer es verificar en cada compra que hacemos el origen de la producción del artículo y exigir a la empresa que nos lo vende que se comprometa a ser responsable y justa con las personas que trabajan.
También podemos consumir productos que se hayan fabricado cerca de casa, pues con ello podemos pedir también a las autoridades que las condiciones de trabajo sean adecuadas y que en el proceso de producción se cumplan las normas de respeto al medio ambiente.