LIDERAZGDO Y CREATIVIDAD: “SOLO PARA EMPRENDEDORES”

En la actualidad, el afán del ser humano de recopilar todo tipo de información, muchas veces vacía e incompleta, hasta carente de aprendizaje y utilidad, hace que los jóvenes nos encontremos en un entorno sobresaturado de saberes; avalanchas informativas, que sin una buena gestión de su contenido, puede que incluso bloqueen la capacidad creativa y el potencial de cualquier joven, ya que parece que todo existe, es conocido y ya está creado.

¿Cuántas veces nos hemos levantado y hemos perdido el tiempo en leer correos que no nos aportan nada? ¿Cuántas veces han pasado por nosotros minutos vacíos de todo conocimiento? ¿Acaso no hay dentro de todos nosotros un pequeño líder creativo con ideas genuinas que llevar a cabo con ilusión? Desde bien pequeños nos enseñan multitud de conocimientos, pero tal vez no nos enseñen a creer en nosotros mismos; por ello, puede que muchos jóvenes tengan miedo a cumplir sus verdaderos sueños, ya que están erróneamente acomodados en su zona de “confort”, caracterizada única y exclusivamente por lo conocido, ya que es más cómodo para ellos desarrollarse en un terreno ya afamado. Se está perdiendo entre tanta información la capacidad de aprendizaje y con ello la ambición de ampliar nuestra propia visión del mundo, de todo nuestro potencial y de lo que somos capaces de conseguir con esfuerzo y dedicación.

No obstante, siempre existen personas a las que las apasiona experimentar, conocer, arriesgar y aventurarse a lo desconocido con tal de hacer sus sueños realidad, y es éste el caso de Sir Ernest Henry Shackleton; en el año 1914, este gran explorador anglo-irlandés comandó la última expedición hacia el Polo Sur a bordo del “Endurance” al mando de veintiocho hombres con el objetivo de atravesar el continente helado; tras semanas de viaje y a pocos kilómetros de la costa, quedaron atrapados en el hielo; durante diez duros meses vivieron en el interior del barco, pero la fuerza del océano helado lo destruyó y es aquí donde el líder, Shackleton, en vez de ahogarse en la frustración de ver el barco devorado por el inmenso océano y con él hundirse su sueño, tuvo la iniciativa de cambiar de estrategia y con ello la meta; si no podían atravesar el Polo Sur sin barco, el objetivo sería que todos los hombres volvieran sanos y salvos. Durante la travesía, témpanos de hielo se convertían en improvisados campamentos; pasados siete días y tras una gran ventisca, llegaron en sus botes a la “Isla Elefante”, alejada de cualquier ruta marítima, donde establecieron un campamento y pudieron recuperar sus fuerzas.

Al ser conscientes de que lo más probable era que en esa isla las posibilidades de rescate fueran remotas, Shackleton partió con seis de sus mejores hombres en un bote, encontrando tierra firme a los diecisiete días en las “Islas Georgias del Sur”; cuando parecía que la odisea había llegado a su fin, aún tendrían que sacar fuerzas para cruzar la isla nunca antes explorada a pie, y así intentar llegar a una estación ballenera. Atravesaron picos y montañas, mientras la luna reflejaba la blancura de la nieve y finalmente, y tras treinta y seis horas de marcha sin descanso, llegaron exhaustos a la estación. Se dice, que en ocasiones, durante la travesía a pie sintieron que eran cuatro y no tres los que recorrieron las montañas heladas.

El treinta de agosto de 1916, casi dos años después de la partida inicial del “Endurance”, una expedición rescate llegó a la “Isla Elefante” y sorprendentemente… ¡estaban todos vivos! La base del modelo de Shackleton, y el objetivo principal de su liderazgo, fue mantener la moral del grupo alta en todo momento; consiguió la cohesión compacta de sus miembros y les motivó en el cumplimiento de objetivos a muy corto plazo asignando a cada uno de ellos tareas que realizaban con éxito; si las hacían bien, sobrevivirían un día más. Sin lugar a duda esta expedición creó un estilo de liderazgo nuevo, basado en el arte de sobrevivir día tras día, paso tras paso; la unión hizo la fuerza del grupo.

Su intuición, carisma y pensamiento creativo jugaron un papel crucial en la supervivencia en el hielo; por otro lado, la confianza en sí mismo, su imaginación, optimismo, flexibilidad y capacidad de tomar decisiones constantes, fueron claves en su éxito para llegar a tierra firme. Identificándonos con esta historia, todos los jóvenes deberíamos ser capaces de asumir los riesgos diarios de nuestras decisiones, y esto no es tarea fácil ni para el mejor de los líderes. Por ello, si tienes una idea empréndela, llévala a cabo confiando en ti sin importarte lo que digan los demás dejando atrás cualquier miedo; busca una realidad llena de oportunidades; aprende a experimentar el placer que supone avanzar hacia tus retos. Indudablemente, atreverse a soñar y a emprender con ganas e ilusión, es posible.

Escritor: Patricia Álvarez Sevillano