LO MEJOR ES CAMBIAR EL CALENDARIO….

Seis meses después de haber sido coaccionado para presentar mí renuncia al ejercicio de un cargo público, con el argumento absurdo de “no ser nada personal, simplemente una decisión política”, motivado por la imputación politiquera despreciable de no portar la camiseta del mismo tinte del gobernante de turno. Y ante la necesidad de obtener una certificación que acreditara mí tiempo de servicio en esa entidad municipal; me dirigí por escrito, la primera semana del año que transcurre, en ejercicio del Derecho Constitucional de Petición, al representante legal del Municipio, quien fuera elegido por voto popular, para solicitarle comedida y respetuosamente la expedición de dicho documento.

En ese momento, por esas casualidades de la vida, mientras radicaba mi solicitud en la ventanilla única de recepción de documentos, me encontré con el encopetado gobernante, quien después de un fraternal saludo a quien fuera su subalterno, indagó sobre el motivo de mi petitoria, frente a lo cual, de manera inocente le manifesté que estaba a portas de vincularme nuevamente en el sector público, esta vez, en una entidad del orden departamental; a lo que el gobernante asintió con una sonrisa, comprometiéndose a la expedición del documento antes del día 24 de enero de 2014, fecha en la cual era conocedor, debía suspenderse la contratación con Entidades Públicas, de acuerdo a las preceptivas de la Ley de garantías electorales, seguidamente me invitó a seguir a su despacho, donde me propuso en voz baja pero clara, que participara activamente al interior del partido político de sus amores, para los comicios de senado y cámara de representantes que se llevarán a cabo en el mes de marzo de la presente anualidad, indicándome abierta y pedagógicamente cuáles eran sus candidatos afines, con un obsequio cariñoso representado en un pequeño y colorido calendario que contenía sus fotografías y números de tarjetón al respaldo; a lo que respondí ipso facto, indicándole que en mi humilde criterio, estos ilustres personajes representaban la perpetuación de la politiquería, la demagogia y la falta de compromiso con el bienestar de nuestro hermoso municipio, al que amo y respeto desde la infancia, que orgullosamente hace parte del paisaje cultural cafetero Colombiano.

En un país que se encuentra permanentemente en elecciones como lo evidenciaba el pequeño calendario; de hecho, solamente este año, se elegirá congreso en el mes de marzo; en mayo elecciones presidenciales en primera vuelta, en junio segunda vuelta presidencial; que parece ser “lo que indican los indicadores”, sin contar con las elecciones atípicas del Departamento del Guaviare; del Municipio de Abriaquí Antioquia y la decisión final del Consejo de Estado como órgano jurisdiccional de cierre, en relación a la destitución del Alcalde de Bogotá; y si fuera poco, una vez surtidas todas estas jornadas, iniciaran las campañas para la elección de Gobernadores; Diputados; Alcaldes; Concejales; Miembros de Juntas Administradoras Locales para el año 2015.

A medida que veía desvanecida mi posibilidad de posesionarme en el cargo que anhelaba, le preguntaba al calendario, las razones por las cuáles se frustraba mi proyecto a causa de las maniobras maquiavélicas de un gobernante siniestro que después de ser elegido, continúa practicando estrategias de politiquero rencoroso, resentido y vengativo en contra de sus coterráneos. Y ¿cómo podrían contrarrestarse este tipo de prácticas nefastas?.

Por supuesto, resulta evidente que “el pueblo tiene el gobierno que se merece”, debido a que el poder electoral, radica en nosotros mismos; ciudadanos en ejercicio mayores de 18 años, pero hasta qué punto el calendario electoral Colombiano, permite o es cómplice que estos dignatarios de la voluntad del pueblo, por encima de los deberes que asumen como servidores públicos, permanezcan en campaña política de manera permanente, aún en ejercicio del poder, dilapidando el patrimonio del estado en elecciones separadas, convirtiéndose en los padrinos y gamonales financiadores de unos cuantos, administrando de manera excluyente y limitando el cumplimiento de los fines esenciales del estado a una contraprestación por parte del administrado en beneficio de sus intereses particulares.

Esta podría ser una lucha importante para ser tomada por alguno de aquellos Legisladores que realmente se preocupan por el ejercicio de la democracia; en un análisis aritmético sencillo, sería mucho más benéfico a nivel de costos, unificar la fecha de elecciones de la totalidad de servidores públicos de elección popular del nivel Nacional, Departamental y Municipal; de esta manera limitaríamos estas prácticas vergonzosas, delincuenciales y permanentes de aquellos caciques políticos, que más que políticos son politiqueros; sería un ataque frontal al despilfarro y al abuso del poder de aquellos mercaderes de la política; permitiría encaminar realmente la ejecución de los planes de desarrollo, sin limitaciones en materia de contratación, que convierte al estado cada vez más paquidérmico e ineficiente; adicionalmente, garantizaría mayor transparencia y coherencia dentro de los proyectos políticos partidistas formulados desde la base, evitando ser prostituidos por delincuentes que extorsionan a su pueblo y negocian el cumplimiento de un deber inherente a su cargo, si y sólo si, obtienen como contraprestación un respaldo basado en el miedo, en la humillación, el hambre, la insensibilidad y la inclemencia del constituyente primario.

Escritor: FELIPE BOTERO GARCÍA