Los círculos de calidad como estrategia de gestión educativa

La gerencia educativa es catalogada hoy día como un factor prioritario para el desarrollo y avance constante de las instituciones educativas y de los proyectos educativos de nación. Puesto que históricamente se ha sustentado en la administración -propia del ámbito empresarial-, ha sido permeada desde una perspectiva contemporánea por un enfoque de gerencia participativa y sus elementos de participación, motivación, y calidad.

La calidad de un producto, bien o servicio se puede medir según la satisfacción del cliente, la eficacia, la eficiencia y la productividad; sin embargo, pensar la calidad de la educación, más allá de factores, recursos e indicadores, constituye un debate permanente en una apuesta por el tipo de ser humano que se quiere formar y por la construcción misma de valores y de sociedad; por ende, puede adquirir tantos significados como concepciones existentes, ya que remite a preguntas como ¿qué representa educar? y ¿qué es educar con calidad?

Dado que el tema de calidad de la educación debe ser un asunto de reflexión en las instituciones educativas, puesto que alude directamente a la aspiración y horizonte fundamental del quehacer pedagógico, es necesario para las instituciones movilizar herramientas de gestión que permitan entender y dinamizar el tema de la calidad de la educación en su dimensión humana y democrática.

Revisando un poco la historia de la gestión de calidad, se puede decir que hacia el año de 1960, con las investigaciones de McGregor, Deming y Ouchi se aseguró que los sistemas de control de calidad no eran suficientes. Analizando este tema los japoneses, evidenciaron que no era suficiente con capacitar y asignar la toma de decisiones a los funcionarios de la alta dirección o de los mandos medios, sino al contrario el hecho de hacer partícipes a los operarios proporcionaba innumerables ventajas, requiriendo la involucración de todos cuantos estaban inmersos en los procesos.

Es así como en 1962 Ishikawa las iniciativas de EEUU, referidas a la calidad y crea los círculos de calidad, como una estrategia para hacer frente a los rezagos de la postguerra. Esta es pues una técnica de Gerencia Participativa que materializa todos los postulados de la teoría Z y en la realidad empresarial se convierte en un excelente sistema para aprovechar el potencial creativo e innovador de los sujetos para el avance de las organizaciones.

Esta técnica establece sistemas de trabajo cooperativos y participativos, de decisión en consenso. Se sustenta en principios como la conciencia de grupo, convivencia, y el desarrollo personal, grupal y organizacional. Con los círculos de calidad se implica y compromete a los colaboradores, se da protagonismo a la dimensión humana de la gestión de la calidad y fomenta diseño e implementación de estrategias de recursos humanos.

“Un círculo de calidad (CC) es un grupo de personas (6 a 8) que se reúnen voluntariamente, durante un tiempo indefinido, para identificar, analizar y resolver problemas relacionado con su área de trabajo. Estos grupos se reúnen periódica y disciplinadamente, una o dos veces por semana, para buscar el mejoramiento constante y el desarrollo institucional, aplicando el método de solución de problemas, con la participación de todos los miembros del grupo” .

Los círculos de calidad se caracterizan por los siguientes principios de aplicación:

• La participación es voluntaria
• Implica técnicas para la resolución de problemas
• Requiere un proceso lento de participación voluntaria y efectiva, por tanto, supone la formación y capacitación previa
• La implantación de toda una cultura y filosofía de participación institucional
• Misma área funcional y mismo nivel jerárquico
• Tiene como objetivo estudiar problemas de calidad en su área de trabajo
• Son permanentes
• Se plantean sugerencias y la dirección decide
• Mantienen la estructura organizativa

Los círculos pues se reúnen de manera sistemática bajo el objetivo de estudiar, analizar y proponer alternativas de solución a los problemas que se presenten en su ámbito laboral. Por lo tanto, los círculos funcionan bajo la estructura de la Rueda de Deming, en donde se inicia por la identificación del problema, recogida de datos, análisis y estudio y se concluye con la formulación de programas de acción.

Los círculos de calidad deben ser considerados como proyectos de empresa, ya que incluyen per se la reorganización y la reformulación de los mecanismos institucionales para la toma de decisiones, fomentando el análisis desde diferentes perspectivas y niveles jerárquicos de la organización, considerando sus posturas y propuestas potenciales.

En el ámbito educativo, los círculos de calidad aún han sido inexplorados; sin embargo, en las pocas investigaciones realizadas se puede entrever que los círculos de calidad se utilizan incipientemente para tratar diferentes temas que se consideran afectan la calidad misma de la educación. Su validez radica en agenciar la percepción de los actores del proceso, de los estudiantes y su contexto próximo, canalizando efectivamente sus necesidades de aprendizaje.

Sin duda, esta estrategia puede llegar a materializar en educación un enfoque de gestión democrático-participativo, en el que la calidad se entiende como un proceso de construcción conjunta de sentidos, que configuran al docente y al directivo en un lugar principalmente de participación e investigación. Es un enfoque de gestión que se opera desde los sujetos y para los sujetos.

El implementar una estrategia como los círculos de calidad en instituciones educativas, conlleva en sí toda una filosofía y principios participativos, que implican variaciones estructurales en el orden de la organización, la planeación, la toma de decisiones, la formación, las relaciones, entre otros. Esta es una decisión institucional que atravesará de principio a fin toda intencionalidad pedagógica.

Por:
Carolina Sanmiguel Ruiz