Los Movimientos Sociales y la importancia de las prácticas comunicativas

En el presente artículo, se realiza un análisis en torno a la importancia que, en las sociedades mediatizadas, adquieren las prácticas comunicativas para el accionar de los movimientos sociales. Es necesario entonces realizar una primera definición en torno a qué es un movimiento social. Los mismos constituyen organizaciones en cuyo interior se ponen en disputa una serie de intereses canalizados hacia un mismo objetivo, que generalmente tiene que ver con la búsqueda de reconocimiento por parte del Estado en un ámbito democrático particular.

En América Latina, y según la concepción de Svampa (2008), son cuatro las características centrales que los movimientos sociales adquieren: la territorialidad, es decir, el territorio como espacio de resistencia; la acción directa, como herramienta de lucha; las formas de democracia directa, relacionadas a la búsqueda de nuevos ámbitos de participación y horizontalidad, y la demanda de autonomía, como búsqueda de una contrahegemonía. Estas dimensiones estructuran los diferentes proyectos de los movimientos sociales, que de alguna manera están mediados por las estrategias de comunicación a las que los mismos apuestan. La posibilidad de trascender socialmente de dichos movimientos, depende básicamente que de ellos se hable y se informe en el plano social.

En la actualidad, las discusiones acerca de la comunicación nos involucran a todos, y no sólo a quienes integran y operan en medios masivos. Esto se debe a que la comunicación involucra los diferentes ámbitos de la sociedad y se convierte en un factor de central importancia para los procesos democratizadores. Esta relevancia otorgada a la comunicación genera que los medios masivos de comunicación de nuestra sociedad adquieran también un papel notable en el espacio público y, más precisamente, en el accionar de los movimientos sociales.

Cuando hablamos de la importancia que para los movimientos sociales en las sociedades mediatizadas tienen las prácticas comunicativas, debemos hacerlo teniendo en cuenta que la relación entre movimientos sociales y medios masivos, se presenta de forma asimétrica. Esto se debe principalmente a que, por un lado, los movimientos necesitan indefectiblemente de los medios de manera estratégica para poder establecer líneas de acción realmente positivas y adquirir la masividad que, en la mayoría de los casos, se busca. Por otro lado, y en oposición, los medios masivos de comunicación detentan el poder de decisión con respecto a los contenidos convenientes a sus intereses.

Entendiendo entonces que los movimientos sociales, en su mayoría, apuntan a lograr el cambio social, a reivindicar las prácticas democráticas en la sociedad y a modificar la opinión pública, vemos la ambigüedad existente en las prácticas comunicativas que involucran a los grandes medios masivos de comunicación, que no son más que empresas con altos niveles de poder económico y que no se corresponden con la lógica de cambio social de los movimientos sino, por el contrario, responden a lógicas de estructuración de una opinión pública centralizada, funcional al modelo neoliberal que tanto beneficia a dichas empresas.

Sin embargo, si bien se reconoce la importancia que para algunos movimientos implica recurrir a grandes medios masivos de comunicación, tanto por la legitimidad que los mismos otorgan como por el poder simbólico que implican, en algunos este acceso a los medios se transforma en el objetivo principal de ciertas organizaciones, llevando a las mismas a comprometer su proyecto y a desviar sus líneas de acción.

Pese a todo lo anterior, actualmente existen otros medios que aspirar a una comunicación más autónoma y horizontal. Estos medios comunitarios, surgen gracias a nuevas tecnologías, estructurando formas diferentes de comunicación. Distintos autores realizan definiciones del concepto de mediatización, explicando que la misma implica una cierta transformación de las prácticas sociales y que van adquiriendo modos particulares en la sociedad. Por lo tanto, la mediatización refiere a dos grandes esferas: presencia y de los espacios de interacción institucionales.

y se igualan, en cierto modo, las posibilidades de participación en espacios de intercambio de saber. Paralelamente, podemos pensar en un nuevo enfoque en relación al espacio público; un enfoque que ve a lo público como una instancia constitutiva de la sociedad moderna, en la cual la sociedad se hace visible, se manifiesta, se autorepresenta. El lugar en el que quienes formamos parte de la sociedad nos encontramos, nos reunimos, nos vemos. En esta concepción, la tecnología cumple un papel importante en el sostenimiento de la visibilidad de la sociedad.

Estamos en condiciones de decir entonces que, los movimientos sociales de principios del siglo XXI, han incorporado nuevas tecnologías de información y comunicación a sus modos de organización en base a la necesidad y la importancia de recurrir a los medios de comunicación como lugares de disputa y relevancia social. Estos nuevos medios que los movimientos sociales incorporan -tales como las redes sociales- permiten su utilización como medios propios. De esta manera, se genera la posibilidad de que los movimientos puedan establecerse como espacios autónomos, manteniendo una posición crítica que bregue por la transformación de la sociedad.

Referencias Bibliográficas

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Escritor: Cecilia Novello