MÚSICA EN MI INTERIOR

Muchas veces me he preguntado por qué suceden tantas cosas sin ni siquiera preguntar si las queremos. Alguna vez escuche de alguien de edad avanzada con experiencia improvisada por los horrores del destino que dijo: “no se pregunta por qué? Sino para qué? Aun con esta nueva teoría sigo sin darle respuesta a mi vida. Tengo la suficiente edad para amargarme y consumirme en las tinieblas de la soledad y el desespero; pero no tengo edad para al menos responder a la simple pregunta que encierra mi vida en un devenir sin fin.Quizás no me entiendas, y creas que soy una mas de las millones de personas que hoy dormirán en un sanatorio mental. Y yo te digo que quizás tengas razón, solo que mi caso aun lo desconocen los médicos; puesto que he aprendido a colocarme mascaras según la ocasión. A veces pienso que mi calidad de actriz empírica es un talento que alguna vez se me otorgo por un ser supremo. Pero que yo no le he sabido apreciar.

Me gustaría contarte algo de mí para que entiendas en algo mi frustración como persona, no puedo darte mis datos personales porque quizás conozcas mi paradero y lo menos que quiero es que sepas mi mayor debilidad si acaso soy tu amiga o tú enemiga; nací hace algunos años en un lugar pequeño de Colombia, es más soy una especie de milagro viviente puesto que mi madre ya de edad avanzada en este momento no tenía la posibilidad de serlo alguna vez, y lo que era peor es que ese era uno de sus anhelos en su momento al igual que el de mi padre. Me entere cuando aún era niña que mi madre se expuso a diversos tratamientos que iban desde la medicina moderna hasta los cuentos de las abuelas, pero nada… hasta que por fin el día había llegado y la noticia alegro a mis futuros padres y mi futura familia.

Pero lo que era una alegría, pocos años después se convirtió en un sufrimiento más; nunca sabré el porqué de mi debilidad física que provoco durante muchos años tristeza y frustración de ellos; ¡mi familia!. Solo sé que pase muchos años de mi niñez en la sala de espera y en los cuartos de hospitales casi con la vida arrebatada por el caprichoso destino, aunque como toda buena historia aún sigo viva y luchando todos los días por no caer, y mi frase favorita desde que la escuche y la que me acompaña constantemente y camina a mi lado dejando una huella visible y fuerte en la tierra es: “lo que no me mata me hace más fuerte”. Solo que he tenido muchas pruebas en la vida y siento que me agoto mentalmente y eso está afectando mi físico de nuevo; y temo, debido a que ahora soy la hija mayor y ellos me necesitan. Pude terminar una carrera profesional hace algún tiempo y siempre me esforcé por ser la mejor, aunque debo confesar que no era precisamente lo que yo anhelaba ser alguna vez, pero si pude terminarla aunque con esfuerzo y sacrificio es porque debo tener algún talento para ello; sabes, nunca he hecho fraude en un examen o trabajo y creí en su momento que esa decisión no iba a pasar desapercibida a la hora de conseguir un buen empleo, pero como ya te has de haber imaginado no he cosechado, si he tenido trabajo pero por ayuda o méritos de otros y eso me entristece porque siento que no brillo y que nunca fui tan brillante como creí.

Busco y busco y nadie me atiende, nadie se fija, nadie observa mi brillo interno. Quisiera hacer un poco más por los míos. Pero he tenido que ver como se marchitan por el tiempo y el cansancio de sus historias; sin poder hacer más que deprimir mi corazón, a veces me aferro a la fe en ese ser superior que dice ser mi amigo fiel pero soy tan imperfecta… Que no puedo ser constante y creo que arrastro conmigo a los seres que amo más en el mundo.Miro hacia arriba y escucho internamente una voz sollozante que dice ¡no más!, ¡todo estará bien!, pero no puedo creerlo porque entre más intento ver la luz solo veo oscuridad, pero aun así decido creer que se podrá, y que me levantare como el águila que sé que hay en mi interior. Ahora solo queda creer, solo esperar, solo confiar, aunque esto requiera no llorar.

Autor: Lorena Jackeline Miramag Gaviria