Robert J. Flaherty, el investigador canadiense de las culturas ancestrales, siempre estuvo imbuido en el universo de los pueblos antiguos gracias a la antropología. Estos estudios formales lograron hacer – en plena génesis del siglo XX – que él como amante de las culturas primigenias, se relacionáse con distintas etnias y tribus indígenas. Para Flaherty, el mundo de lo desconocido siempre fue materia de estudio. Cuando se hace referencia a la palabra “Mundo Desconocido” es con la intención de centrarse en el afán que él tenía de explorar en otros territorios del mundo códigos de comunicación diferentes al de él, incluyendo las creencias religiosas, tradiciones y costumbres que podrían mostrar otras perspectivas de vida fuera de occidente. Su padre, un humilde minero de minas de carbón, fue el causante de inyectarle el germen de la inquietud de conocer e indagar estas nuevas culturas. Éste, mantenía un espíritu viajero.
Viajaba frecuentemente por todo el país para trabajar en minas en busca de yacimientos. El padre de Flaherty siempre le contaba sobre sus experiencias de viaje y sobretodo su relación amistosa y cómo los obreros extranjeros le narraba las experiencias de vida. Flaherty, siempre se relacionó con este mundo minero, incluso, muchas veces acompañó a su padre, en viajes que le permitieron también conocer gente de otras latitudes.
En 1917, después de haber tomado un curso básico de filmación durante tres semanas, decide aceptar la propuesta de una fundación de investigaciones antropológicas para explorar parajes abiertos de territorios no explorados en el Canadá, con el propósito de estudiar algunos poblados desconocidos. Registrar el viaje exploratorio, sería significativo a posteriori, pues, esto permitiría llevar un orden cronológico de los pormenores presente en el trayecto. En esta travesía, entabla nexos con algunos moradores del pueblo esquimal, llegando a filmar las actividades diarias de algunas familias de esquimales de la etnia “Itivinuit” empezando. Un esquimal de nombre Allakarialak lo ayuda en este propósito convirtiendose al tiempo en un gran amigo y colaborador. Las filmaciones realizadas del trayecto duró mas de un mes. Después del trayecto y de forma inexplicable las grabaciones extraviaron entre la nieve y el viento tempestuoso por causa de una tormenta de hielo.
Sin embargo, después de seis años Flaherty regresa a la etnia Itivinuit con la meta de continuar con lo que años antes emprendió -pero de una forma mas consciente- lo que él quería lograr, filmar un documental sobre el diario vivir de una familia esquimal. Allakarialak asume el personaje principal de la filmación y es así que se le conoce desde entonces bajo el nombre de “Nanook el esquimal”, título que lleva la pelicula de Flaherty.
Visualmente, este documental expresa a través de sus personajes, grandes cargas emotivas,expuestas a través del lente de la cámara filmadora.Miradas de rostros cariñosos y llenos de afecto de Nanook y su familia son apreciadas sólo y a viva voz por Flaherty pero permitiendo que el público se introduzca intimamente en el núcleo familiar de Nanook. Los miembros de la familia esquimal , atada espiritual y materialmente a su propio hábitat real y tangible es lo que -subjetivamente- esbozan ellos, entre el frío y la parsimonia del universo realista y mágico, en contraposición, al mundo occidental del ciudadano civilizado y culto de la sociedad actual. El eterno peregrinaje de esta modesta familia de nómadas, de aventureros, de sobrevivientes y sobretodo de pescadores de tierras congeladas, dan la sensación de no cesar jamás en la buqueda de sí mismoscada uno de los personajes en el escenario confeccionado por Flaherty: “el Canadá invernal”.
En una escena del documental el abuelo esquimal de la familia de Itivinuit muerde un disco de acetato propiedad del propio Flaherty. Burlonamente éste, locuaz y expresivo, da a entender al espectador, que es el permanente confidente del ritmo de vida de cada uno de ellos, pero que también es el intruso de una sociedad extraña y que para los efectos, resultaría tan primitiva e ignorante como lo son etnias indigenas para la civilización moderna.
Hay una escena dentro del documental que muestra, como es el proceso de pesca de los esquimales. Nanook caza en un lago de hielo a una foca, tal realismo hace involucrar al espectador en la caza de focas y peces. La lograda recreación de la escena, da la sensación con indudable ingenuidad que la caza de la foca fue real, desestimando la posibilidad de que la foca ya estuviera muerta y previamente pegado con pegmento casero a los hilos de un nylon expresamente para la filmación. En esta escena, el pequeño hijo de Nanook es involucrado en el acto de cazar. Le inculca deberes y valores para el afiance de la identidad nacional del buen esquimal, independiente,guerrero y a futuro sostén de una típica familia tradicional Itivinuitense.
El espectador es junto a Flaherty, el invasor perfecto dentro de la intimidad Itivinuitense. El iglú improvisado hecho con bloques de hielo y con fuerza manual, obliga al espectador a convertirse en un mirón viendo despojarse de sus ropajes a Nanook y a su familia hasta quedar desnudos todos y juntar sus cuerpos mutuamente en busca de calor. Finalmente, esta filmación surgida por la inquietud de alguien para mostrar las relaciones humanas en contextos diferentes a occidente terminó por considerarse el primer documental sonoro realizado a principios del siglo XX por un amateur dentro las lides del séptimo arte.
Escritor: Juan Carlos Rivas Freites