¿Por qué y para qué estudiar?

 Tengo la certeza de que hay jóvenes que no encuentran una razón positiva de peso a la hora de decidir sobre la conveniencia de emprender o darle continuidad a estudios secundarios, terciarios y/o universitarios. He escuchado a muchos manifestármelo. Y los entiendo.

Interpreto que el llamado “ascenso social” podría entenderse como la posibilidad que una persona tiene de ser, en el futuro, mejor respecto de lo que es hoy. El ascenso social es, entonces, crecimiento; crecimiento que se supone debería, cuando uno lo ha alcanzado, expresarse en términos económicos mediante la demostración de mayores ingresos monetarios y en términos tangibles mediante la posesión personal de más y mejores bienes/activos físicos. Esta es, en mi opinión, la mirada mayoritaria que ha existido y existe en el grueso de nuestra sociedad respecto de lo que implica (o representa) el ascenso social, mirada la cual ha estado potenciada por medios masivos de comunicación y la industria del capital.

Ocurre que considerar el ascenso social solamente como crecimiento material y cuantitativo deja fuera del análisis el “cómo” hemos crecido. Y tampoco dice nada acerca de lo cualitativo, es decir, de aquello que no tiene representación inmediata en bienes físicos sino que aparece recién tras una mirada más profunda en aspectos de la personalidad, físicos y médicos, entre otros. Y es esto último, en particular, justamente el aspecto sobre el que quiero reflexionar junto a los jóvenes estudiantes y lectores de wikiestudiantes.

Bajo aquella concepción, se daría el caso, por ejemplo, que consideremos ascenso social a aquel que durante un cierto período de tiempo ha incrementado su patrimonio a través de compras varias por motivos de haber recibido una fastuosa herencia o a aquel que ha ganado dinero solo por haber puesto a girar (invertir financieramente) un dinero que ya disponía al inicio. O a aquel que ha hecho su fortuna habiéndose dedicado a acciones delictivas, por citar solo algunos casos concretos. No es mi idea con este escrito alentar una actitud confrontativa en contra de quienes se encuadren en algunos de los casos mencionados en el párrafo anterior, que se entienda bien. Lo que me pregunto es qué mensaje de ascenso social le estamos dando a nuestros jóvenes.

Si consideramos que uno ha ascendido socialmente en tanto y en cuanto pueda demostrar, en un lapso determinado de tiempo, que ha incrementado su patrimonio, resulta entonces difícil que los jóvenes asocien ascenso social con otra cosa; por ejemplo, con estudiar para alcanzar un título académico. Cuando las personas dudan si estudiar sigue siendo el vehículo que asegura equidad y prosperidad, aparecen preguntas como: ¿por qué estudiar y para qué estudiar? A menudo ellos ven que ciudadanos preparados y calificados, con estudios formales concluidos, no están logrando la prosperidad, por lo menos la prosperidad tal como la mayoría de los medios masivos de comunicación (la televisión especialmente) y la industria del capital les muestra. Por el contrario, lo que ven allí es que pareciese no hacer falta estudiar para ser famoso y adinerado, que no vale la pena invertir ni tiempo ni dinero en algo que, por diferentes razones, no puede garantizar la posibilidad de crecer en términos de ascenso social materialista. Más bien lo que ven es que parece conveniente apostar a lo rápido y lo exorbitante, a casi cualquier costo y precio.

Es entonces aquí donde, creo, necesitamos hablar de otra cosa, necesitamos una valoración más profunda por lo cualitativo, por aquello que llamamos Desarrollo. Es, en mi opinión, una especie de cambio cultural. Necesitamos que otra voz suene mucho más fuerte y tenga más alcance y llegada. Todos tenemos derecho a la educación y los principales beneficios de ello no tienen que ver con la posibilidad de a futuro rodearse de bienes materiales o ganar dinero. No quiero decir que no sea genuino e importante aspirar a vivir de manera confortable, en absoluto. Digo que para quienes tengan que tomar la decisión de iniciar o proseguir estudios académicos, el ascenso social visto como incremento patrimonial no debería ser la única ni la principal razón de la decisión. Hay otras cuestiones, de las que poco se habla, que considero oportuno e importante que comencemos a abordar.

La idea es en un próximo artículo poder continuar esta línea de reflexión y abordar más profundamente el por qué y el para qué estudiar, pero a efectos de esta primera presentación, al menos, resulta oportuno recurrir a un autor en especial, David Ausubel (1918-2008). El autor habla, entre otras cosas, de “Aprendizaje significativo” mostrando cómo el desarrollo cognitivo, del cerebro y de la inteligencia a través de la educación, contribuye no solo a especializarnos en una determinada área del saber sino accesoriamente a pensar, entender y resolver diversas situaciones de nuestra vida y del mundo que nos rodea.

Para finalizar quisiera comunicarles a título personal que sin dudas creo que la educación en tiempos de bienestar (pero más aún en tiempos de dificultades socioeconómicas) sigue siendo el principal vehículo de ascenso social, aún bajo la concepción materialista del término, y especialmente contribuye a generar una identidad propia, una cultura ciudadana comprometida, reflexiva y crítica, y una actitud curiosa y entusiasta hacia la vida.

Escritor: Gustavo Banchero