PROBLEMÁTICA SOCIAL DE LOS INMIGRANTES EN ESPAÑA – 2 parte –

Los más pobres son los niños y los ancianos, con porcentajes que alcanzan el 24% y 31% de la población, respectivamente. Uno de cada cuatro niños en España es pobre, y particularizando en el caso de los niños inmigrantes, la mitad viven en la pobreza. Además, sólo uno de cada diez hogares con niños percibe prestaciones y ayudas públicas.

Esto se explica fácilmente si tenemos presente que los niños y jóvenes dependen sobre todo de la situación de sus padres, en especial de su relación con el trabajo. En esta dirección la pobreza infantil es mayor en los hogares monoparentales donde el progenitor se encuentra desempleado, y ha alcanzado hasta un 62%.

En el 2009, el porcentaje de hogares que no tenía capacidad para afrontar gastos imprevistos ascendió a 33,9%, un aumento de 5,8 puntos respecto al año anterior, su valor más elevado de los cuatro años anteriores.

España es el segundo país de la Unión Europea en cuanto a la mayor desigualdad en la distribución de ingresos, sólo por detrás de Portugal. La diferencia entre lo que percibe el 20% más rico y el 20% más pobre es de 6,8 veces.

También ha sido notable la reducción del consumo de las familias en el país ibérico. En la misma medida que se ha reducido del empleo, también se ha observado una caída drástica del consumo familiar en España. En el 2009, este indicador cayó 4,1%, un record histórico no visto en 16 años atrás, desde 1993, cuando se reportó -2,3%.

Los problemas de la vivienda

Otro de los problemas sociales que enfrentan los inmigrantes en la  España de hoy es el relacionado con la vivienda. La mayoría de las viviendas familiares ocupadas por los extranjeros procedentes de la Europa del Este, África, América del Sur y Asia son alquiladas, de tamaño pequeño que oscila entre 46 y 75 metros cuadrados, y viven en ellas entre cuatro y seis personas. Si se relacionan estos números con los datos medios de las familias españolas se pueden apreciar notables diferencias. En el caso de las familias españolas el 90% de las viviendas familiares son en propiedad, tienen un tamaño mayor (entre 76 y 90 metros cuadrados), y como promedio viven entre tres y cuatro personas (López y Pérez, 2010).

También en este aspecto existen diferencias entre el grupo de inmigrantes según su nacionalidad. Así, la población de origen ecuatoriano es la que tiene un menor número de viviendas en propiedad y reside en espacios más reducidos. Suponiendo que las viviendas de menor tamaño fueran ocupadas por las familias menos numerosas, la mitad de la población dispondría de 12m2. El área habitable por persona se eleva paulatinamente en los originarios de Marruecos (13 m2), China, Colombia, Bulgaria y Rumania (15 m2) y los de origen polaco son los que poseen más espacio (18m2), aunque es inferior al que ocupan los españoles (20 m2). De estos grupos de extranjeros, los chinos y marroquíes son los que tienen mayor número de viviendas en propiedad.

En la Gráfica 23 se representan los porcentajes de superficie útil de las viviendas donde residen inmigrantes de origen ecuatoriano, chino, colombiano, marroquí, búlgaro, rumano y polaco y los valores correspondientes a los nacionales españoles, según datos de 2001.

Se aprecia que los mayores porcentajes de viviendas con una superficie útil entre 46 y 75 m2 corresponden a los inmigrantes, en tanto, los porcentajes de residencias con superficies que oscilan entre 91-105 m2 y con más de 106 m2 son muy superiores para los españoles. Es de destacar además que apenas el 2% de las viviendas que tienen como máximo 45 m2 de superficie útil, son ocupadas por los nacionales. Los porcentajes de inmigrantes en estas pequeñísimas viviendas oscilan entre el 5 y el 10%, destacándose los procedentes de Marruecos (10%).

En conjunto con lo mencionado anteriormente, hay que tener en consideración el confort que ofrecen las viviendas. En esta dirección, el 88% de las casas tiene agua caliente y el 55% calefacción. Sin embargo, aunque su número sea pequeño, se debe señalar que el 4,7% de los inmigrantes reside en las denominadas infraviviendas (chabolas, casas abandonadas, entre otras), sin las mínimas condiciones sanitarias. En este aspecto la cifra es mayor para el colectivo de inmigrantes de origen africano (el 7,8%).

Situación educacional

Según el informe Panorama de la Educación 2008, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es uno de los países desarrollados que menos dinero público gasta por estudiante. Así, la inversión por estudiante en España asciende a 5.068 euros, frente a los 6.082 euros como promedio en los países más desarrollados.

Desde 1995 el gasto destinado a la educación ha descendido, paulatinamente, pasando del 5,3% del PIB inicial al 4,6% del PIB en 2005 (5,8% del PIB en la OECD y 5% del PIB en la Unión Europea).

En España uno de cada cuatro jóvenes abandona los estudios con un nivel inferior a la educación secundaria superior, una de las tasas de deserción escolar más elevadas entre los países de la OCDE. Las estadísticas muestran que el 29% de los jóvenes abandonan el sistema educativo con una calificación de enseñanza secundaria  en el mejor de los casos.

Al realizar una breve comparación entre los inmigrantes y los nacionales en cuanto a la problemática educacional, se puede afirmar que, contrario a lo que piensan muchos, ambos grupos tienen similares tasas de participación y niveles educativos. De hecho los niveles educativos de los inmigrantes son ligeramente superiores en cuanto a titulaciones. En España, el porcentaje de personas que tienen titulación universitaria está alrededor del 20% y dentro de los inmigrantes está alrededor del 25%.

Autor: Moises Bolekia