¿Qué se puede encontrar en la exposición: “El silencio de los Ídolos” en el Museo Nacional de Colombia”?

La actual exposición en la sala temporal del Museo Nacional de Colombia “El Silencio De Los Ídolos” que se inauguró el pasado 29 de noviembre de 2013 y finaliza el 28 de febrero de 2014 conmemora el centenario de la investigación de Konrad Theodor Preuss en San Agustín, teniendo en cuenta que 2013 fue declarado como el año de la cultura Agustiniana por el Ministerio de Cultura Nacional.

El debate que ha generado esta exposición que inicialmente tendría el nombre de “El Retorno de los Ídolos” ha involucrado al sector oficial -Museo Nacional de Colombia, Ministerio de Cultura, ICANH – a las comunidades de la región del sur del Huila, así como a la comunidad académica y científica. De hecho, al ser patrimonio no solo de los colombianos, sino también de la humanidad, el debate se abre a todos los colombianos a los cuales nos interpela la discusión sobre el patrimonio.

La polémica comienza semanas antes de la apertura de la exposición, cuando los habitantes del sur del Huila se opusieron al traslado de las esculturas monolíticas al Museo Nacional de Colombia en Bogotá, alegando entre otras, un aparente maltrato de los bienes patrimoniales por parte del equipo del ICANH, y una descontextualización de la estatuaria al salir de su contexto “natural”; las negociaciones propuestas por las entidades oficiales no dieron fruto y como, consecuencia visible, se realizó la apertura de una exposición sobre San Agustín sin ninguna escultura del Parque Arqueológico. Esta discusión ha sido reseñada en varios medios como: la Revista Arcadia, la Revista Semana , entre otros.

Pero el ciudadano que no está inmerso en uno de los polos de conflicto ¿qué puede esperar de una exposición como esta?

En primer lugar, la curaduría de Héctor Llanos, museografía de Carlos Betancourt e instalación audiovisual a cargo de Zaji Chalem, proponen al visitante un recorrido de tres salas; la primera, “Naturaleza y Territorio” en donde se establece una cartografía con los paisajes naturales, visibilizando las actividades de sus habitantes y evolución social en orden cronológico; la segunda “Los Chamanes de San Agustín”, se hace una revisión sobre el pensamiento simbólico de la cultura Agustiniana, es en esta sala donde es palpable la ausencia de las esculturas monolíticas, se resalta la instalación audiovisual, sin embargo ante la ausencia de las piezas, estas son mostradas desde dispositivos móviles que amplían la realidad, las esculturas se presentan utilizando una tablet del tamaño de un cuaderno escolar, dejando ver la improvisación por parte del Museo Nacional para afrontar la crisis, y la tercera sala “La investigación Arqueológica y la Preservación del Patrimonio”, hace un reconocimiento a los investigadores e investigaciones que han abierto el conocimiento sobre esta cultura.

En segundo lugar los eventos que le han dado forma a esta exposición hacen un llamado a la reflexión crítica sobre los mecanismos que utilizan las entidades como los Museos para exhibir, preserva y promover el conocimiento del patrimonio cultural, con ello el Museo como institución termina por privilegia el conocimiento académico, científico que a las opiniones de las comunidades, censurando la voz de la habitantes del sur del Huila, entonces, ¿cómo se podría pensar en trabajo con patrimonio de forma respetuosa, no sólo con el propio patrimonio, sino también con las comunidades que lo tienen más cerca?

Es evidente que el Museo como institución es un escenario político en donde deberían converger todos los actores involucrados, y esto no se ve reflejado. El ICANH en cabeza de su director Fabián Sanabria siguen dictaminado lo correcto e incorrecto en materia de patrimonio cultural, pero cuando una comunidad no se ve representada y reflejada ¿porque se decide continuar con una exposición de esta índole? ¿No hubiera sido mejor desistir de está? Se repite el fenómeno de hacer caso omiso a los argumentos de las comunidades.

Sin duda esta muestra le da un giro a la dinámica en la cual venia el Museo Nacional en materia de exposiciones, ¿acierto o desacierto? ¿O será que cuando se trata del patrimonio cultural propio aplican reglas diferentes?

Escritor: Cielo Mora