REALMENTE EN COLOMBIA SE EDUCA EN ÉTICA Y VALORES HUMANOS  

En todas partes se escucha hablar de la enseñanza en la Ética y los valores, lo necesaria que es para todas las personas y, especialmente, para los profesionales.  En este artículo no pretendo dar definiciones, es más bien mirar las actitudes de las personas, de la escuela y de la comunidad frente a estos conceptos tan necesarios en la práctica. En las escuelas, las universidades y, en general, toda la academia, quienes realizan esfuerzos para educar en Ética y valores, entre más se aunan esfuerzos, más se demuestra que se fracasa en la aplicación de los mismos.

Profesionales de distinguidas universidades nacionales y extranjeras llenan las páginas de los periódicos y noticieros del país con sus actos de corrupción. Nuestros gobernantes y políticos educados y doctorados en grandes claustros, se unen a paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes y a cualquier grupo que les facilite la llegada al poder y al dinero. La pregunta es ¿Qué está pasando con niños, hombres y mujeres faltas de valores, inhumanas y faltas de buenos modales? ¿Quiénes fallan las llamadas  asignaturas transversales blandas como: la Ética y los valores humanos, la familia, los docentes, la sociedad, la tecnología, la religión o el mismo Estado por su falta de proyección social? No sabemos, los docentes decimos que la familia, ya que la gran mayoría son disfuncionales, o familias sumadas, donde los padres trabajan todo el día; los padres dicen que los docentes y los colegios, los cuales ya no enseñan como antes y no le dedican el suficiente tiempo a los estudiantes, y así podríamos hacer una cadena con muchos eslabones de culpabilidad.

 La verdad es que, muchas veces, no se sabe si se falla en Ética, en Moral o en los Valores humanos. Desde muy niños nos inculcan que hurtar es malo, pero, sin embargo, la madre aprovecha el descuido del padre para extraer dinero de los bolsillos de éste, nuestros hijos lo perciben y estamos educando en valores con esos ejemplos; el padre le miente al tendero, al panadero y a todo a quien le debe, por el simple hecho de gastarse la plata en el billar, esa es la formación que se da a los hijos; la madre miente a los hijos y al esposo porque tiene un amante y, muchas veces, les acolita algunas actuaciones indebidas para que no la delaten de algo que es muy obvio para sus hijos, perdiendo así la autoridad moral de corregir.

Los sacerdotes, que forman parte de nuestras instituciones, violan, matan, roban, etc. dejando así un largo camino de incertidumbre ante sus fieles y la sensación de estar desamparados, sin Dios y sin ley. Con estas actitudes la iglesia está dando ejemplo de moral y de valores a sus feligreses.  Pero ni hablar de los colegios donde se cocina una violencia cruda, extrema, aberrante, bajo la mirada, casi cómplice, de docentes y directivos, donde impera la ley del silencio. Muy a pesar que en todas estas instituciones existe una serie de normas, manuales, etc. que nos dicen cómo convivir en comunidades. Pero todas fracasan, porque se reducen a prohibir y a permitir más no a formar, y surge otro problema: la doble moral que abunda en la sociedad.

No sirve de nada saber las teorías de la Ética, ni saber la diferencia entre Ética y Moral, si en la práctica no sabemos cómo comportarnos; no somos ejemplos a seguir, no se actúa en forma transparente, las teorías de Kant, San Agustín,  Santo Tomás, y aún la Marxista con su socialismo igualitario, de nada sirven si no las llevamos a la práctica. La educación ha conseguido su objetivo cuando cambiamos de actitud. La educación genera cambios en las personas y éstas en la sociedad, de lo contrario sólo recitaríamos teorías.

La verdad es que actualmente a diario está en entredicho nuestra Ética y nuestra formación en valores, los estudiantes se atacan con armas unos a otros, los padres violan a sus hijos, los hijos matan a sus padres, el estudiante amenaza a su docente, el docente no orienta al estudiante. La droga, el sexo, la belleza y la eterna juventud son los nuevos valores que rigen al mundo. El amor, el respeto y la honestidad, son cosas del pasado. Tenemos una sociedad grávida donde tener claro las teorías de la Ética y la Moral no basta. Hay que actuar.

 Autor: Mirta Zabaleta Muñoz