Reciclar y reutilizar: una alternativa pedagógica para la educación ambiental y la participación de primera infancia

Uno de los retos principales que debe asumir la pedagogía hoy, es el de contextualizarse. Más que para ser el epicentro de un proceso en el que se somete al estudiante al aprendizaje de un conjunto determinado de saberes y contenidos con nexos abstractos o difusos con la realidad, la educación –sea esta de carácter formal, informal o no formal- debe servir al hombre para desarrollar una serie de competencias que le permitan no solo desenvolverse en un contexto determinado, sino también pensarse, asumir una postura crítica, emprender acciones para transformarlo y hacer de él un lugar más digno y habitable. Esto es, que le permitan constituirse como sujeto social.

En los primeros años de vida, los niños absorben de su entorno todos aquellos elementos que pasando luego por el crisol de sus disposiciones personales, formarán las bases sobre las que edificarán su subjetividad. Comprendemos en la actualidad que en instituciones como la familia, los centros y jardines infantiles, la iglesia, la escuela, entre otras, los niños aprenden las primeras nociones en torno a la vida en sociedad y sientan, por ejemplo, las bases de sus relaciones frente al poder, frente al otro y frente al conocimiento, y es precisamente por ello, que desde una perspectiva que piense la educación como una práctica contextualizada, se hace necesario el cambio del paradigma educativo tradicional por una práctica docente encaminada hacia modelos que permitan el ejercicio temprano de la participación y la reflexión alrededor de los problemas del entorno local, con miras a generar las condiciones necesarias para la formación de sujetos sociales.

Convencidos de que los establecimientos educativos deben superar su condición de islas y empezar a irradiar en las comunidades propuestas pedagógicas que incidan en la transformación social, los docentes de primera infancia deben asumir el compromiso de desarrollar acciones educativas que ayuden a los niños y niñas a formarse una conciencia temprana de su entorno social y ecológico, con miras a que construyan desde los primeros años de vida el deseo de participar en las dinámicas sociales y comunitarias; contribuyendo así, a la formación y desarrollo de ciudadanos sensibles y comprometidos con el entorno y sus características.

De esta manera, se hace necesaria una revisión de los paradigmas educativos en materia de formación temprana, para superar aquellas metodologías que orientan el fenómeno hacia prácticas centradas únicamente en el desarrollo de las capacidades individuales de los niños, limitando de esta manera la intervención de los procesos educativos en relación con el ejercicio de la participación social de los mismos. Articulándose con propuestas educativas como la metodología Reggio Emilia –por demás, imperante en la nueva propuesta educativa de la ciudad de Medellín- , en donde los ambientes y materiales juegan un papel fundamental en la educación de los niños y niñas, los maestros de primera infancia pueden desarrollar una serie de habilidades y competencias que ayudarán a los niños y niñas a ejercer su rol como ciudadanos.

La experiencia educativa Reggio Emilia nos plantea un problema fundamental y es el de dejar que los niños interactúen con el espacio y lo transformen de manera autónoma, además, nos hace la tentadora propuesta de partir, para el logro de este propósito, del uso de elementos cotidianos y de fácil consecución. Así, Los materiales reutilizables y reciclables se convierten en una pieza fundamental dentro de esta propuesta metodológica, debido a que plantean a los estudiantes la posibilidad de desarrollar su pensamiento creativo, a la vez que les permiten intervenir en una problemática de carácter social como lo es la conservación del entorno.

A partir del material de desecho, los docentes pueden inducir a los niños a producir una serie de elementos e instalaciones que posteriormente apoyarán la labor pedagógica. El manejo de los residuos sólidos es un problema social al que las instituciones educativas deben contribuir, puesto que además de permitir el desarrollo de habilidades para el aprendizaje, posibilita un acercamiento al objetivo de brindar una educación contextualizada.

El uso de los materiales reutilizables y reciclables en la educación de los niños, además de ser una alternativa novedosa y económica, permite desarrollar una conciencia temprana del entorno ecológico y le posibilita a los niños incidir en la transformación de sus contextos inmediatos. La contaminación ambiental debería convertirse en un problema primordial para el panorama educativo actual, si tenemos en cuenta que la humanidad, en general, requiere de entornos saludables para sobrevivir y desarrollarse. Al utilizar los materiales de desecho en los contextos educativos, los docentes estamos contribuyendo a garantizar entornos más amables para los niños y niñas, además de permitirles una forma de ejercicio de su rol como ciudadanos. Algunos tips para padres y maestros:

– Cortina reciclada: ensartando tapas de refresco personal en cuerdas, se puede construir una cortina que además de su función decorativa, permite a los niños y niñas experimentar con el sonido.

– Alcancía: usando botellas PET vacías, podemos construir alcancías con figuras de animales.

– Murales con texturas: los materiales reutilizables poseen diferentes texturas que posibilitan a los niños y niñas experimentar con el tacto.

Escritor: Camilo Restrepo Monsalve