Relatos enmarcados

El concepto de ser excede el contenido de este y tal vez de cualquier ensayo. Además de la subjetividad que implica que cada uno pueda tener hipótesis propias para definirlo, no podemos olvidar la imposibilidad que tenemos de salirnos de nuestra perspectiva humana. Sin embargo, esto no quiere decir que no sea acertado seguir creando aproximaciones, ni que de ello no se puedan extraer valiosas conclusiones.

(5). Desde este comienzo del texto de Las mil y una noches y de muchos de los cuentos que contiene podemos ya reconocer dos características que son suficientes para aproximarnos a un concepto de ser que puede engendrar el texto. del texto. Desde el marco es ya evidente que no hay ni consciencia ni intención autoral. En esta medida, los cuentos allí expuestos no son de nadie porque, por el contrario, son de cada ser humano. Las historias no pertenecen, simplemente son. Es decir, la historia de cada hombre se va volviendo la historia de todos los demás, y, asimismo, cada ser humano se vuelve un contenedor de los demás. Cada uno es, entonces, los demás.

Si no es del todo claro desde el marco, la posterior aparición de Sherezada no deja dudas acerca de este planteamiento. Ella es la representación de todas las mujeres y, asimismo, es todas y todas son ella. Es ella quien salva a las mujeres y, en esta medida, quien salva a todos los hombres. Más detenidamente, es a través del lenguaje que Sherezada posibilita la existencia de la raza humana. Ella sabe todas las historias, todo lo que cada historia contiene y, así, sabe lo que todos los seres humanos son. En esta posición de ser quien cuenta puede alterar, censurar, transformar, crear. Este poder que le da su lugar no sólo le permite crear la identidad de cada hombre, sino también la suya propia. Es decir, Sherezada es también todas sus historias.

no se reduce a que simplemente sepa más que los hombres, sino que se refiere a que Él es el único que puede acceder a esa primera historia que no ha sido alterada porque, desde el momento en que es contada y oída, es ya modificada por las subjetividades del autor y del lector. Es decir, al ser Dios el único que realmente sabe, es también el único que existe por sí mismo y, asimismo, el único que no existe por las historias.

Dicho esto, es evidente ya que el concepto de ser, lejos de tener un carácter individual, se aproxima a un carácter colectivo. Ningún hombre es por sí mismo porque su propia historia no existe en la medida en que no sea contada a otra persona. Es decir, la existencia de cada ser humano está inevitablemente ligada al momento en que su historia empieza a formar parte de las demás historias y, asimismo, al momento en que él mismo empieza a formar parte de todos los hombres. Cuando se dice, entonces, que un ser humano es, se está hablando simultáneamente de la existencia de todos los hombres.

Es así evidente que del texto de Las mil y una noches se puede sustentar que ser es un verbo exclusivamente plural. Y de la misma forma se evidencia en todos los relatos enmarcados. Una historia marco envuelve a todas las otras historias, que así mismo envuelven a otras muchas historias. Y el que cada una sea contada está posibilitado por la existencia de las otras historias, porque cada cuento no tiene un valor aislado, sino colectivo. En esta medida, en ellas el hombre pierde su individualidad para volverse un microcosmos en el que es contenedor y contenido de cada ser humano. Su existencia no está en sí mismo, sino en su relación con las infinitas historias que son allí contadas. Su posibilidad de ser está, entonces, en el momento en que sus historias dejan de pertenecerle y se convierten en él mismo. Cada hombre es cuando se vuelve sus historias. De esta forma, los relatos enmarcados son todos los hombres y son un solo hombre, son la posibilidad de existencia de cada ser humano, son la colectividad individualizada, son vida.

Bibliografía:
– Las mil y una noches. Traducción, introducción y notas de Juan Vernet. Barcelona: Editorial Planeta, 2007.

Escritor: Pablo Obando Guzman