En el tema 1, me ha llamado bastante la atención el hecho de que existan teorías que afirmen que al principio de la humanidad existiera alguna etapa sin religión, lo desconocía y parece interesante, aunque estoy de acuerdo con Juan Martín Velazco (1978: 43) de que esas teorías son muy difíciles de demostrar. Las creencias son partes del ser humano y la religión ha debido de estar presente desde tiempos remotos, por lo tanto, considero más correcta aquellas afirmaciones que consideran que desde siempre el hombre se ha debido de mostrar religioso y nunca ha existido época irreligiosa (Smith, W, 111: 57). Las personas necesitan dar explicación a la vida y en ello tiene una parte bastante importante la religión. Considero que ha debido de ser difícil conseguir alguna documentación durante tal etapa a la que se refiere las mencionadas teorías sobre la existencia de algún periodo sin religión, de ahí que se haya llegado a esas afirmaciones.
En el tema 2 se menciona el hecho de que los padres se sientan desbordados por el desconcierto, porque esta idea nos dice mucho de cómo podrá ser el futuro de los/as hijos/as en relación a la fe. Muchas familias han dejado de interesarse por la educación en valores de la religión por distintos motivos como pueden, entre otros, el hecho de no saber comunicarse con ellos y sustituir el diálogo por la tecnología (televisión, Internet, etc.), falta de autoridad, etc.
El tema 3 se basa en la reacción de la religión hacia la ciencia, considerando a ésta como una amenaza. La ciencia complementa a la religión y no se puede considerar como la verdadera y única forma de conocimiento. En ningún sentido considero que haya que ser entendida como una amenaza aunque puede entenderse tal reacción.
La tesis de la secularización según la cual la gente se va pasando de la religión a la indiferencia hasta el punto de casi desaparecer me parece cierta, aunque no creo que esté tan cerca al hecho de que casi desaparezca, aunque sí es verdad que podemos hablar de un gran incremento de indiferencia. Esta indiferencia está caracterizada por el hecho de que se prescinde de Dios, organizándose la vida al margen de la verdadera práctica religiosa.
El fenómeno de la indiferencia puede ser provocado por muy diversos motivos. Uno de ellos y que considero importante de señalar es el hecho de que se abandone la práctica litúrgica, así pues, las familias se involucran cada vez menos en las prácticas religiosas, lo cual influye notoriamente en la percepción de sus hijos/as, haciendo que crezca el desconocimiento e interés por parte de éstos en este ámbito y eso influirá en los descendientes de éstos/as también, y así sucesivamente.
Actualmente, la implicación de las familias en motivos religiosos se reduce en muchos casos a distintas celebraciones puntuales tales como comuniones, navidad, entre otras, y éstas se celebran más como una tradición o como una fiesta, en la que el espíritu religioso original de estos actos no se transmite adecuadamente a los menores estando estas celebraciones cada vez más unidas a lo comercial.
En cierto sentido, la racionalización científica ha influido a que crezca esa indiferencia respecto a la religión al plantear otros puntos de vistas a la hora de dar explicaciones a las distintas cuestiones de la vida. A ello, podríamos sumarle algunos comportamientos negativos por parte de personas que representan a la iglesia en relación normalmente a lo económico, que contribuyen a que muchas personas se desinteresen por las costumbres religiosas: el saber de la existencia en el pasado de curas que llegaron a vender trozos de cielo para la otra vida, la presencia de lujo en el Vaticano mientras hay personas en el mundo muriendo de hambre, etc.
Ciencia y religión han sido rivales desde el nacimiento de la primera. El hecho de que la ciencia haya ido consiguiendo logros a lo largo de los años y la pretensión de la misma de considerarse como la verdadera y única forma de conocimiento rechazando así otro tipo de conocimiento, es lo que provoca enfrentamientos con la Iglesia.
Como plantea el texto, la ciencia consideró que ella misma podría dar respuesta a las preguntas que se formulan el ser humano y sus logros hicieron que la opinión positiva que se tenía de ella fuese cada vez más amplia y generalizada, siendo compartida por la personas de la época. A esto se le llamó “mito del progreso” y se caracterizó por ser la nueva corriente de fe entre la humanidad. La Iglesia vio todo esto como una amenaza y adoptó una postura defensiva condenando casi todo al ver una vía que intentaba separar al hombre de la verdad absoluta y así de su conexión con Dios.
Escritor: Maria partal torres