Ronald Giere y la cognición distribuida.

Vista desde un enfoque contemporáneo, la filosofía de las ciencias ha tomado una senda definida como cognitiva. Y son precisamente las ciencias cognitivas las que tomando como campo de estudio la filosofía misma, y especialmente la epistemología, han definido las tareas de su investigación, a saber, la relación entre el conocimiento (o “información”) dentro de lo que conocemos como mente.

Ronald Giere adhiere a este tipo de pensamiento, y desde una perspectiva cognitiva da a conocer sus planteamientos, que radican en una idea denominada la cognición distribuida. Este tipo de cognición, en primer lugar, comparte como cualidad con el resto de las visiones contemporáneas que se encuentra en la mente en tanto individual. Pero la idea que irrumpe como nueva y revolucionaria, es la que define a la cognición como algo que no necesariamente se radica por completo en una sola mente, sino que puede ser distribuida (de allí su nombre) en:

a) Dos o más seres, que posean mente (animales, o máquinas dotadas de inteligencia artificial)

b) Representaciones externas a la mente (artefactos físicos, símbolos o representaciones visuales)

Para explicar su primer punto, Giere recurre a una obra de la cual bebe mucho su planteamiento central, llamada Cognition in the Wild, escrita por Ed Hutchins. En palabras simples, Giere la define como “An ethnographic study of traditional ‘pilotage’, that is, navigation near land as when coming into port. Hutchins demonstrates that individual humans may be merely components in a complex cognitive system” (Giere, 2002, p.02). Esta demostración viene por analogía, pues Hutchins define un sistema complejo de cogniciones en la acción del atracar un barco de la marina estadounidense en un puerto determinado. La tarea allí no solamente depende de una mente y una cognición, sino que ésta se divide en varias cogniciones, a saber, la de los marineros que manejan la dirección, del vigía que ve si todo va en orden, la del capitán que da las órdenes, etcétera. La cognición se distribuye también, según Hutchins, en el rol de mando de la marina de USA, que permite jerárquicamente que la operación se lleve a cabo.

Giere, en síntesis, interpreta la idea de Hutchins diciendo: “The cognitive task –determining the location of the ship – is performed by a collective, an organized group, and, moreover, in the circumstances, could not physically be carried out by a single individual. In this sense, collective cognition is ubiquitous in modern societies. In many work-places there are some tasks that are clearly cognitive and, in the circumstances, could not be carried out by a single individual acting alone. Completing the task requires co-ordinated action by several different people. So Hutchins is inviting us to think differently about common situations. Rather than simply assuming that all cognition is restricted to individuals, we are invited to think of some actual cognition as being distributed among several individuals.” (Giere, 2002, p.03). Aceptando la invitación de Hutchins a repensar situaciones comunes, podemos ver diariamente a la cognición distribuida entre, por ejemplo, el ovejero magallánico que pastorea sus ovejas en compañía de la cognición de sus caballos y sus perros. O la de un individuo no-vidente y la distribución de su cognición y la de su perro lazarillo.

Para la explicación del segundo punto, y el más impactante para las ciencias cognitivas desde su perspectiva clásica, Giere no recurre a un estudio etnográfico/antropológico de la cognición, sino que va a una fuente más científica, que tiene que ver directamente con la neurociencia y la psicología. Aquí la obra elegida es “Exploration in the Microstructure of Cognition”, de James McClelland, David Rumelhart y el PDP Research Group de San Diego. La cuestión aquí trata sobre cómo el hombre se apoya, especialmente cuando se trata de ciencias formales, en representaciones externas y simbólicas para una cognición eficiente. En estos casos, estamos ante una cognición corporizada, por ejemplo, en las matemáticas y en los símbolos aritméticos (1, 2, 3, +, x, %, etcétera). El lápiz y el papel para resolver nuestro problema matemático también posee una cognición distribuida que ciertamente facilitará nuestro proceder.

(Giere, 2002, p.05). Proceso cognitivo que, por cierto, no hace más que complejizarse al tener que apoyarnos necesariamente en una representación externa (podemos realizar una operación matemática en nuestra cabeza, apoyándonos solo en la significancia de los símbolos y los números, por ejemplo). Esto se ve con claridad en el caso de la geometría, que nos exige una ilustración para resolver un problema.

Para el teorema de Pitágoras y su demostración, por ejemplo, obligadamente debemos recurrir a hacer el triángulo en cuestión, además de echar mano a las respectivas fórmulas aritméticas para su realización. Otro ejemplo, de corte más filosófico, es la forma en que Sócrates extrae los conocimientos matemáticos del esclavo en el diálogo platónico de Menón. Las figuras aquí eran esenciales, y mientras Sócrates las dibujaba en el piso, el esclavo efectivamente las entendía y aprendía. Giere concluye con respecto a esto que “So, here again, we seem to have a case where the cognitive task involves an external representation as an essential part of completing the task successfully. This is an example of what is now often called ‘diagrammatic reasoning’ (Chandrasekaran et al., 1995). It is also a case of what the logicians Jon Barwise and John Etchemendy (1996) call ‘heterogeneous inference’ because it involves both linguistic and visual representations.” (Giere, 2002, p.05).

Bibliografía.
– Giere R., 2002, “Scientific Cognition as Distributed Cognition”, en Carruthers et al. edits, Cognitive Basis of Science, Cambridge University Press, Mass.

Escritor: Oscar Ávila Santos