Seguridad de los medicamentos

Los medicamentos son fármacos que se comercializan en una cantidad determinada, mezclados con excipientes, y presentados en una forma farmacéutica (entiéndase tabletas, cápsulas, inyectables, etc.) adecuada a la vía de administración requerida por el paciente (ya sea oral, intramuscular o de otro tipo). En este sentido, fármaco no es sinónimo de medicamento puesto que la palabra fármaco se refiere exclusivamente al principio activo del medicamento, es decir a la sustancia responsable del efecto que tiene éste último en el organismo.

Los fármacos son sustancias que se obtienen, principalmente, a partir de síntesis química y/o purificación de compuestos provenientes de otros seres vivos (como plantas, hongos y animales). Independientemente del origen de los fármacos, todos son sustancias ajenas al organismo humano por lo que, potencialmente, pueden presentar efectos no deseados en el mismo.
El efecto de los fármacos depende, entre otras cosas, de la dosis que haya sido administrada. Cuando un fármaco no se administra en una dosis suficiente, no se presentará el efecto terapéutico esperado, mientras que si se administra en una dosis excesiva, presentará efectos tóxicos, no deseados. El rango que comprende desde la dosis mínima suficiente para tener un efecto terapéutico (el efecto deseable) hasta la dosis máxima que no presenta toxicidad, se conoce como “ventana terapéutica” y representa el margen de seguridad de cada fármaco.

Como es de esperarse, los fármacos, al ser sustancias ajenas al organismo, son metabolizados y eliminados del mismo. Esta eliminación de los fármacos y/o de sus metabolitos ocurre mediante diferentes vías, principalmente por las vías renal y hepática. Debido a lo anterior, la cantidad de fármaco en el organismo dependerá de la dosis que se ha administrado y del tiempo que tarda en ser eliminado. Esto es particularmente importante cuando el medicamento se ha prescrito con un régimen que requiere más de una toma, pues en todo momento el fármaco debe ceñirse a su ventana terapéutica, y cada administración subsecuente, si no se lleva a cabo en cierto tiempo y con determinada dosis, puede ocasionar que se pierda el efecto terapéutico o que se presenten efectos tóxicos. Si el tiempo entre administraciones es muy largo o si las dosis administradas son menores que las requeridas, la cantidad de fármaco en el organismo no se mantiene y esto puede significar que no cumpla con su efecto terapéutico; por otro lado, si el tiempo entre administraciones es muy corto o si las dosis administradas son mayores que las requeridas, se corre el riesgo de que la cantidad de fármaco en el organismo rebase el margen de seguridad y se presenten efectos tóxicos. Es importante señalar que no todos los medicamentos presentan la misma ventana terapéutica y, por lo tanto, existen medicamentos que son inherentemente más seguros que otros, pero ningún medicamento es absolutamente seguro.

Otro factor de gran importancia en la seguridad de los medicamentos es el metabolismo hepático. La mayoría de los fármacos son metabolizados por enzimas que se encuentran en los hepatocitos y se generan lo que se conoce como “metabolitos”. En algunos casos los metabolitos son sustancias inactivas, en otros casos son sustancias activas responsables del propio efecto terapéutico o de diversos efectos tóxicos. Tanto el fármaco original como sus metabolitos se eliminan del organismo en la orina o en la bilis. La relevancia de este proceso radica en que el mal funcionamiento del hígado y/o del riñón pueden ocasionar una deficiencia en el metabolismo de los fármacos.

Si esto llega a ocurrir, los fármacos y sus metabolitos pueden tardar más tiempo de lo normal en ser eliminados del organismo, propiciando así que sus efectos tóxicos sean más prolongados. Por otra parte, cuando un metabolito es responsable del efecto terapéutico y no se forma en cantidades adecuadas debido al mal funcionamiento hepático, no se presentará el beneficio esperado del medicamento. Bajo estas consideraciones, cabe mencionar que en el organismo se cuenta con determinado número de enzimas y que éstas metabolizan a más de una sustancia, por lo que la administración conjunta de diferentes medicamentos (polifarmacia), la ingestión de alcohol, y las enfermedades hepáticas, entre otras, son factores que afectan la capacidad metabólica del hígado y, por lo tanto, la seguridad de los medicamentos.

Lo expuesto anteriormente pone de manifiesto la importancia de la medicación responsable. Es recomendable contar con la asesoría de un médico, en todos los casos, así como dar seguimiento a cualquier situación que parezca extraña y que se presente durante y después de un tratamiento con medicamentos. Es necesario notificar al médico acerca de cualquier medicamento que se esté administrando, antes de iniciar un nuevo tratamiento, apegarse al régimen de administración prescrito y, finalmente, es deseable que el paciente conozca los efectos de cada medicamento y siga las indicaciones apropiadas para su óptimo funcionamiento.

Escritor: Marco V. Ángeles Zaragoza