¿SEGURIDAD O PRIVACIDAD?

 En días pasados una noticia paso relativamente ignorada en medios locales, se relacionaba con un anuncio del presidente de Estados Unidos, Barack Obama en el sentido de que es necesario modificar el nivel de control que tiene la NSA para monitorear y grabar todo tipo de comunicaciones. El presidente hablaba de la necesidad de establecer mecanismos de control adicionales y limitar la vigilancia masiva y prácticamente indiscriminada que se hace de las llamadas y posiblemente de otros tipos de contactos (correos electrónicos, SMS etc) en los Estados Unidos y probablemente en otros países.

Ahora bien, por mas loable que sea este llamado del presidente Obama, a la final puede que no sea tan significativo, posiblemente no pasara de ser una buena intención para calmar a la opinión pública en Estados Unidos y en otros países con los que se ha visto comprometido por incidentes de interceptaciones (por no llamarlo llanamente espionaje). Esta declaración parece no ser mas que una cortina de humo, por más que su intención personal sea sincera, dado que existen multitud de personas, organizaciones, compañías y gobiernos, tanto en los Estados Unidos como en otros países que buscan controlar las comunicaciones y las actividades en Internet, no solo de sujetos sospechosos de terrorismo o de ser un peligro para la seguridad, sino que a la larga, cualquier ciudadano que haga uso de las comunicaciones telefónicas, plataformas informáticas, redes sociales o cualquier tipo de interacción en internet se verá bajo vigilancia.

Continuando con el caso especifico de los Estados Unidos, previamente han existido numerosas leyes, actas, reglamentaciones y políticas destinadas a garantizar la seguridad nacional controlando de alguna forma las comunicaciones, hoy en día todo este aparataje es dirigido desde la NSA (National Security Agency) dentro de los lineamientos señalados por la USA Patriot Act de 2001.

En lo que nos atañe, no es suficiente con que existan instancias que estén teóricamente en capacidad de controlar esta vigilancia, tales como la FISC (Foreign Intelligence Surveillance Court) (Tribunal de Vigilancia De Inteligencia Extranjera) que reglamenta que o quien se espía y además debe atender las quejas por los abusos cometidos a este respecto. Instancias como esta deberían ser abiertas a la participación y escrutinio público, garantizando así la verdadera defensa de la privacidad, que considero está amenazada, por no decir que en camino de perderse, ya que las tecnologías a las que los gobiernos tienen acceso van más allá de simplemente monitorear sujetos sospechosos o elegidos aleatoriamente, sino que amparados en el secretismo que rodea estas entidades, están en capacidad de vigilar a cualquier persona en cualquier momento.

Para nadie es desconocido el nivel de penetración y la importancia que el internet ha alcanzado en nuestra sociedad. La invención e implementación del internet ha sido un factor revolucionario en nuestro desarrollo social, cultural y económico y sus contribuciones, ya sean positivas o negativas son imparables, pero ahora se ciernen nubes negras sobre el acceso y el uso particular que se le daría a esta tecnología en el futuro; ahora, con las dinámicas políticas actuales amparándose en una legítima preocupación por la seguridad, gobiernos y organizaciones buscan darle limite (cuando no es abierta censura en algunos países) a la expansión y evolución del internet y de cómo lo usamos día a día.

Uno de los pilares que sostienen la inmensa influencia y utilidad del internet es la capacidad de preservar un grado razonable de privacidad, que garantice la libre expresión, la capacidad de tener una individualidad activa que ayude a generar cambios sociales y económicos (solo basta mencionar como ejemplo el papel de las redes sociales en las “revoluciones árabes”) pero ahora se da el caso en que el carácter abierto, democrático y libre del internet está siendo amenazado, abierta y directamente a veces, o en secreto la mayoría, por intereses, a veces privados, por lo general de algunos gobiernos buscando aplicar agendas que beneficien sus posiciones o defiendan ideologías concretas, mas allá del bien común, en estos procesos se van llegando a límites que incluso compañías como Google o Microsoft manifiestan reparos a algunas políticas del gobierno de Estados Unidos con relación al manejo de encriptaciones, accesos a sistemas y desarrollo de ciertos tipos de software y hardware, ya que de darles estricto cumplimiento a esas reglamentaciones, les generaría la perdida de la confianza de sus consumidores en muchos mercados.

Colombia no es ajena a este tipo de discusiones, pasando de tentativas de legislar en contra del ciberbullying, a las políticas públicas que buscan promover el uso y acceso a internet en nuestros pueblos y ciudades, también existe el debate en lo relativo a que elemento prima mas en el momento de generar leyes y políticas que coordinen la operatividad del internet y las redes de telecomunicaciones. Es aquí que se discute la prioridad fundamental de dichas regulaciones, debe primar el interés de defender a nuestras sociedades y a nosotros mismos ante multitud de amenazas o la defensa a ultranza de la privacidad y la libertad de expresión como uno de los pilares de las libertades civiles. Justamente la idea de este ensayo surge de esta disyuntiva después de escuchar las opiniones de los oyentes de una emisora local al ser preguntados sobre que consideraban más importante, la seguridad o la privacidad, pero al oírlos, me parecía que los argumentos que los defensores de la seguridad esgrimían me parecían más bien simplistas, cortos de miras y me dejo la preocupación en cuanto a si la gente está dispuesta a sacrificar una porción importante de su posibilidad de expresarse, comunicarse y relacionarse libremente con otros por una simple sensación de protección.

Tomando alguna referencia literaria, podemos decir que el gran hermano nos ve (y también nos escucha, no hay ninguna duda de eso) pero me surge una serie de preguntas angustiantes: ¿El gran hermano entonces también nos protege? ¿De qué o de quien nos protege? ¿Qué estamos dispuestos a pagar por esa protección? Queda abierta la pregunta, con la inquietud de que mucha gente no entiende realmente lo que significa no tener control de lo que hacen sus gobernantes sobre nuestra libertad a tener un espacio privado en nuestras comunicaciones y el acceso a internet.

Escritor: Fernando Gomez