Sí a la Vida

 Actualmente sufrimos un cambio en nuestra sociedad, una turbulenta y convulsionada onda expansiva que nos arrasa con violencia en todos los ámbitos en que nos movemos. Un cambio que está sucediendo rápidamente nos está invadiendo todos los días, es el acostumbramiento a transcurrir en un mundo salvaje. Nos acostumbramos al maltrato, al mal humor, la crueldad, la brutalidad, la rudeza y tantos otros crímenes voraces, como la muerte violenta. Hoy como ayer siempre existieron estas cuestiones, pero al no llegar a nuestros oídos, nada podíamos hacer; hoy a través del avance tecnológico y el veloz ritmo de la comunicación, nos enteramos más rápido de todo lo acontecido, y claro que gracias a la globalización esto hace que pasen a través de nuestros ojos y oídos una y otra vez las noticias, cual si escucháramos un vals.

Nos informan inmediatamente lo que está sucediendo en otro lado por muy lejos que sea, mostrándolo impúdicamente, sin escrúpulos y hasta solazándose en el hecho.” Entonces, si nos es tan conocido y es tan doloroso, tan apremiante debe ser la respuesta que debemos encontrar entre todos y sustentar una búsqueda férrea: ¿a dónde queremos ir? ¿a dónde va el ser humano? Parece un difícil y hasta ingenuo reto, buscar las raíces y el origen de la apatía en que nos movemos. Pero si nos remontamos a nuestra infancia sólo tenemos que recordar los valores que nos han infundido en nuestras familias, la alegría de estar juntos, compartir, valorar la vida.

en que vivimos, tal vez en nuestras vidas y a la vuelta de la casa de cada uno. ¿cuál sería el hilo conductor de este nuevo cambio que proponemos? Tal vez la idea clave sea ¡Sí a la Vida! Sí a buscar estrategias íntegras que estén dirigidas a la persona integral, respetando tal como es cada uno, buscar el grado de empatía para interrelacionarnos de la manera más armoniosa, favoreciendo la búsqueda del gusto por la buena vida, construyendo conocimientos a partir de la reflexión y el discernimiento, quedándose con lo bueno. Preguntar, escuchar, acompañar a cada uno, porque dentro de cada niño hay grandes capacidades, habilidades y talentos y hay que hacérselo saber. Enseñar a buscar en su interior la vocación con la que queremos servir en la vida. Que esa sea nuestra canción, como aporte mínimo de pasar por esta vida construyendo saberes y despertando largos letargos con los que se nos va adormeciendo la puntual historia que nos toca vivir a cada uno, sin acostumbrarnos a la sola idea de existir.

Tal vez lo importante sea propagar y propiciar el sentido de la vida para ayudar a construir futuros hombres y mujeres de bien; pero teniendo en cuenta la urgencia de rescatar a los niños de hoy que tenemos tan cerca, alimentar sus fantasías y ayudarlos a enfrentar los desatinos de nuestra realidad actual para cambiar nuestro entorno y mejorar la Vida, sin acostumbrarnos a la desidia y que todo lo que suceda a nuestro lado no sean sólo lamentos por lo que podría haber sido.

Norma Estela Farías