Sobre el trasegar en la teoría y práctica de la evaluación en Colombia

Lo construido hasta ahora como tradición de la pedagogía en Colombia le designa el rótulo de campo de saber, puesto que toma de diferentes ciencias y disciplinas relacionadas con su objeto de estudio para alimentar su teorización y sus prácticas. La sociología argumenta que la educación hace parte de la herencia que transmite una generación mayor a otra más joven; por su parte la antropología aporta que, educar no se refiere únicamente a transmitir el conocimiento, la cultura y los modelos sociales para la convivencia y la vida en sociedad. Sino que a través de la educación cada individuo va estableciendo un lugar dentro de la cultura a la que pertenece. La pertenencia a tal espacio le debería posibilitar formarse de manera particular, personal, individual; como sujeto pensante y reflexivo, que por lo tanto está en condiciones de transformar su entorno y transformarse a sí mismo.

En este sentido, la educación es la posibilidad de que un ser humano se entrene para la vida en sociedad, aprehende su cultura y aporte para la construcción y perfeccionamiento de ella. Para legarla a su generación siguiente tal como lo dice la sociología, pero principalmente para que desde su espacio como individuo perteneciente a una sociedad construya su ser individual, su humanidad; es decir un proceso de formación de subjetividad y autonomía.

Hablar de la pedagogía como campo de saber propone pensarla en su estructura como una compilación de fragmentos, uno de ellos, piensa y abarca la educación. Definida dentro de algunas tradiciones como el objeto de estudio de la pedagogía. De allí se desprenden las – aprendizaje. Es importante enfatizar en la constante de que la teorización y prácticas pedagógicas están en interacción con diversos campos de saber porque la transformación de todos estos, intervienen también el campo de saber pedagógico.

Un ejemplo de ello sería que las ciencias sociales, desde su reflexión sobre el ser humano, van formando y transformando un ideal que a su vez toma la educación como propósito de la enseñanza; y desde tal propósito también, se va distribuyendo internamente todas las funciones que aseguren la formación de cada individuo. Dentro del quehacer de la educación entonces, Esteoriza la didáctica como reflexión de dichos quehaceres y dentro de ella la evaluación como herramienta para medir, controlar y evidenciar los resultados de la educación y sus transformaciones. Es sustancialmente importante la evaluación porque su finalidad es dar cuenta de todo lo que se hace en los procesos educativos, por tal razón sus formas y su accionar deben estar en condiciones de responder al contexto y a cada individuo, es decir que debe estar en dirección de un propósito colectivo y ser flexible para evaluar en la individualidad.

La ley colombiana desde hace aproximadamente un siglo, ha tratado de establecer la forma de regular los procesos educativos a través de la creación y actualización de leyes y decretos. De tal forma que se pueda abarcar a toda la población que se educa, pero en el intento por idealizar los procesos tanto como los fines, se ha permitido que la evaluación se convierta en un instrumento de sanción y desde su condición sancionatoria, en la única motivación de los estudiantes y en la única herramienta de muchos maestros. La evaluación ha sido tan cambiante en sus técnicas, focos de observación del proceso y del }estudiante, que la ley ha sido insuficiente para reglamentar un modelo común que logre ejecutarse en condiciones iguales para todos los integrantes del proceso educativo. Principalmente que sea ejecutado de la misma manera por todos los que evalúan. La ilustración de lo anterior puede rastrearse a través de cambios históricos: del positivismo como modelo pedagógico hasta el cognitivismo.

Cambio durante el cual se permea además del ideal educativo, el modelo de evaluación que pasó de ser cuantitativo a proponerse de carácter cualitativo, pero ambos con sus grandes diferencias coinciden en convertirse en un instrumento modificable al momento de la práctica, dispuesto a la intención de quien evalúa, por tanto expuesto a la acomodación de cualquier naturaleza de quien ejerce la labor de educar. Habría que ocuparse de la evaluación bajo la idea de multiplicidad y de diversidad, ya que esto constituye una de las mayores búsquedas de la educación contemporánea, dentro de las necesidades específicas que acarrea dicha idea. Es decir, respondiendo a cómo se establece en los propósitos colectivos de cada sociedad, pero también a los de la individualidad y en la individualidad de cada proceso de formación; para así dar cuenta de los verdaderos cambios, logros y falencias del proceso educativo.

Escritor:  Lina Marcela Chancí Navarro.

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