Sobre la teoría de la argumentación

 Si bien es cierto, la teoría de la argumentación no ha sido univoca ni universal, para identificar su esencia o definición, se trazaron en la historia tres importantes enfoques en relación con esta: Inicialmente la perspectiva lógica o analítica, con Aristóteles a su cabeza, como padre de la lógica formal, quien intentó identificar el paradigma de la demostración, es decir, su objetivo constó en llegar a la verdad a través de la deducción, de la inferencia lógica, no de la comprobación empírica, basándose por ejemplo en la distinción entre las ciencias sociales y naturales; la perspectiva dialéctica la cual trata sobre la discusión razonable en torno a cualquier cuestión abierta, sea teoría o practica; y finalmente la perspectiva retorica, la cual es el lugar de los procesos de argumentación, en donde desempeña un papel la comunicación personal dirigida a inducir ciertas creencias o disposiciones en el ánimo de un interlocutor o de un auditorio, o a provocar determinadas reacciones o actuaciones.
Esta ultima perspectiva, LA RETORICA, es la que mas debe interesar más que todo al abogado, ya que es el profesional que debe de aprender a HABLAR y CONVENVER casi que de forma obligada para un mejor desempeño de su labor jurídica. El arte de la retorica ha implicado la oratoria “arte de hablar”(decir)” (DELEITAR) y su condición de arte discursiva, especializada en procesos y recursos de convencimiento, persuasión o disuadir a alguien de algo, seducirlo personalmente o atraparlo en las redes del discurso (VA MAS ALLA DE DELEITAR).

El arte de la retorica es el arte del bien hablar, de bien decir, pero para eso hay que arriesgarse a hablar y decir. Es una disciplina tentativa y empírica, que debe atender sus fronteras con la semiología, la antropología, y la psicología social, los estudios sobre medios y formas de comunicación, publicidad, y propaganda. La antigua retorica implica hablar bonito y para ello se crearon técnicas, y en la retorica clásica es más importante persuadir, no hay reglas, lo importante es que se logre persuadir.

La retorica como tal no es un saber que se aprenda en algún libro o estudio, no existe una tecnología específica para saberlo, sino que la persona como tal para emprender ese estudio, debe de identificar en su discurso su ethos o el talante expresivo del agente discursivo, el pathos o la disposición anímica de aquellos a quienes se dirige o llegar el discurso. el pathos es de patología, la capacidad que tiene el auditorio de recibir el discurso, la adecuación del discurso a los destinatarios, el escenario, el medio, el formato de la comunicación, y la situación concreta de interacción e inducción. Además saber manejar los aspectos que vienen de la psicología, sociología, antropología.
Por otro lado, en relación a la argumentación, es indiscutible según el Doctor Iván Darío Toro Jaramillo que “UNA ARGUMENTACION JAMÁS PUEDE PROCURAR LA EVIDENCIA Y NO ES POSIBLE ARGUMENTAR CONTRA LO QUE LO ES”, es decir cuando se presenta una prueba que es evidente, sobre esta no se requiere argumentar, ya que no es necesario entrar a explicar algo que, valga la redundancia es evidente, lógica. Por otro lado, cuando frente a un evento es necesario explicar las razones del porque, la argumentación se presenta en primer plano como necesaria, según lo planteado por Chain Perelman en su obra “la nueva retórica”. También es menester indicar que un argumento es fuerte porque no necesita prueba.

La actual teoría de la argumentación surgió a mediados del siglo XX, y se presentaron sobretodo cuatro corrientes importantes, primero, la reflexión filosófica con la argumentación logica de toulin; segundo, los argumentos inválidos o “falacias”, principalmente con la obra de Aristóteles denominada “refutaciones sofisticas”, y además la obra de Hamblin, “Fallacies”, tercero, el estudio de la “Nueva Retorica” de Perelman, sobre el estudio de la argumentación en tanto medio de la persuasión, y cuarto, la elaboración de la “dialéctica” entendida como una teoría de la argumentación en el contexto de un dialogo o discusión.
Se tiene entonces que toda argumentación es una forma de conversación, un discurso, es una manera de dar cuenta y razón de algo a alguien, en el curso de una conversación, o ante alguien, en determinados marcos y contextos de discursos.
Un buen argumento es el que es productivo, y deja abierto al debate, también cuando el argumento cuenta con unas condiciones internas adecuadas, son validos, y son pertinentes según el discurso y en relación el objeto de discusión dado o planteado, dado que todo buen argumento debe de tener un propósito. Además si el argumento es sólido porque es correcto formal o materialmente, sus premisas están suficientemente acreditadas, y debe tratar de ser concluyente.

Colorario es indicar que, si se logra que este argumento tenga éxito en el público es porque luego de haber emitido esas cargas de emociones surgidas en medio del discurso, es porque se logró un efectivo convencimiento y aquiescencia sobre el tema, y por ende dio pie a la continuidad del debate o negociación.

Escritor: Laura Carolina Restrepo Quijano