Sostenibilidad y desarrollo urbano. – 1 Parte –

Desde la Cumbre de la Tierra, el concepto desarrollo sostenible se ha popularizado, aunque desde entonces, como ya hemos comentado, no ha dejado de ir acompañado de múltiples interpretaciones, confusiones y ambigüedades: La insatisfacciones creciente entre los técnicos y gestoras que ha originado esta situación está multiplicando últimamente las críticas a la mencionada ambigüedad conceptual»

La definición más conocida y popular del concepto desarrollo sostenible es la que dio la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que ya hemos comentado y analizado: Aquel que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.

Según esta definición, se pretende mantener intactas las opciones de futuro, lo que es muy ambiciosa y no deja ir acompañada de polémica. La pregunta clave es si hay que transmitir de generación en generación una cantidad constante de recursos naturales o de capital natural o bien podemos transmitir una cantidad constante de la suma de capital natural y de capital producido por el hombre. La respuesta a esta pregunta da lugar a dos concepciones diferentes de la sostenibilidad: la sostenibilidad débil y la sostenibilidad fuerte (H. Daly y J. Cobb 1989), las cuales van asociadas a dos maneras diferentes de entender el desarrollo:

En el caso de la sostenibilidad débil, el desarrollo sostenible se entiende como un crecimiento sostenido, manteniendo la expansión de la producción y el consumo, así como la acumulación de bienes materiales. Dentro de esta concepción la innovación tecnológica debería poder resolver cualquier período de escasez o de falta de recursos. El objetivo de la sostenibilidad débil es lograr un crecimiento sostenido a partir de tecnologías no contaminantes y más eficientes, proponiendo el uso de instrumentos y métodos económicos en los mercados libres.

La sostenibilidad débil concede la atención preferencial al concepto de valor ambiental, tanto de uso como de existencia, el concepto de coste y beneficio ambientales y al concepto de eficiencia ecologicoeconòmica.

La sostenibilidad fuerte entiende el desarrollo sostenible como una mejora cualitativa sin incremento de la escala física. Plantea que el sistema económico es un subsistema dentro de un sistema global, el planeta Tierra, con lo que la dimensión del subsistema debe corresponderse con los límites globales, en cuanto a la capacidad de generación de recursos y absorción de residuos.

Por eso es muy importante encontrar una escala óptima dentro de la cual la economía pueda actuar sin afectar al sistema global, lo cual será la única manera de mantener en el tiempo la vida y, por tanto, de conseguir la sostenibilidad. La noción de capital ha sido siempre entre los conceptos centrales de la economía.

Los científicos ambientales no han ignorado su tratamiento y le han dado una visión ecológica, por lo que diferencian entre capital natural y capital artificial o construido. En realidad, la relación que establecen entre los dos tipos de capitales da lugar a dos interpretaciones principales del concepto de desarrollo sostenible: la llamada sostenibilidad fuerte y la sostenibilidad débil, y en medio de estas existe un amplio abanico de enfoques, entre los que podemos destacar la llamada sostenibilidad sensible.

Comentaremos a continuación las características principales que tienen estas diferentes interpretaciones de la sostenibilidad.

Sostenibilidad débil: La característica principal de la sostenibilidad débil es que considera que el patrimonio natural tiene un grado de sustitución elevado, de modo que sería posible conseguir un desarrollo sostenible sustituyendo el capital natural por otro tipos de capital, concretamente por capital manufacturado por el hombre.

La sostenibilidad débil conlleva entender, dentro del concepto de sostenibilidad, la suma de capital natural y capital humano, y los acepta, dentro de esta aditividad, como capitales intercambiables, los cuales podemos sumar y restar, y lo que busca es que la suma total de estos capitales no disminuya. La sostenibilidad débil enmarca dentro «un marco en el que predomina una visión tecnocéntrica Donde se Apuesta por una gestión racional de los recursos naturales y por una determinada sustituciones del capital total en el tiempo con Criterios de igualdad intergeneracional »

El principio básico que rige las decisiones de la llamada sostenibilidad débil, el principio de flujo de renta sostenible, consiste en mantener un nivel de desarrollo que asegure un bienestar similar hoy y en el futuro. Para los recursos naturales no renovables, este enfoque se aplica de manera análoga: la extracción de estos recursos está permitida, no contradice la sostenibilidad débil, lo que no se puede consentir es el consumo incontrolado de las rentas obtenidas de estos recursos, es decir, el problema es la utilización que se hace de la riqueza obtenida, la cual, si no se administra bien, se puede agotar en el tiempo.

En este sentido, hay algunos autores que han formalizado modelos que representan los postulados de la sostenibilidad débil. Los principales son J. M. Hartwick-que expresar la regla de Hartwick, también llamada regla del consumo sostenible, según la cual es necesaria una reinversión de la explotación de recursos naturales en nuevos activos de capital físico en una cantidad equivalente a la renta neta: precio del recurso – coste de extracción – y Robert Solow-que plantear la llamada regla de Solow, que intenta demostrar que es factible conseguir una renta sostenible siempre que se cumpla la regla del capital total constante, que consiste en mantener intacta la riqueza total, es decir, un stock agregado de capital natural, social y de capital humano, lo que permite el mantenimiento de la capacidad de generación de bienes constante en el tiempo.

Autor: Diana Perilla

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