Aquí predomina el enfoque económico de la sostenibilidad. Hay posibilidad de sustitución entre las diferentes formas de capital, el cual debe mantenerse constante en el tiempo para mantener su capacidad de generación de bienestar. El medio ambiente no tiene un papel relevante en el proceso de desarrollo, ya que simplemente se considera una de las formas de capital disponible y sustituible. Según este enfoque, la satisfacción y el bienestar de las generaciones futuras se pueden conseguir, por ejemplo, con menos árboles pero con más coches y más educación.
Sostenibilidad fuerte: La sostenibilidad fuerte se basa en la idea de que los diferentes capitales son complementarios pero no intercambiables, es decir, no se pueden sustituir constantemente entre sí, excepto en aspectos marginales. Se puede construir capital humano o artificial a partir de la destrucción de capital natural, pero no a la inversa: podemos construir herramientas de madera a partir de un bosque, pero no podemos crear un bosque partiendo de las herramientas. Por eso la sostenibilidad fuerte se basa en el mantenimiento del capital natural.
Para la mayoría de los economistas ecológicos, esta manera de entender la sostenibilidad es la única razonable. Para la sostenibilidad fuerte, el capital natural no tiene sustitutos.
A diferencia de los postulados de la sostenibilidad débil, la sostenibilidad fuerte no considera que el capital pueda ser interpretado como una sola entidad y, consecuentemente, cuestiona la idea de la sustitución perfecta entre las distintas formas de capital. En cuanto a la posibilidad de sustitución entre el capital natural y otras formas de capital, plantea que la ignorancia, la incertidumbre y sobre todo la irreversibilidad que muchas actividades económicas tienen sobre la naturaleza y sobre los sistemas capaces de mantener los equilibrios energéticos y ecológicos, hacen al menos desaconsejable la sustitución de capital natural por capital creado por el hombre.
Por tanto, la regla de sostenibilidad en este caso es la regla del capital natural constante, como medida que garantice la posibilidad de bienestar en el futuro. La sostenibilidad fuerte requiere la internalización de los costes sociales y ambientales y se decanta por un sistema económico integrado con el sistema ecológico sin confiar en la tecnología salvadora.
La sostenibilidad encaja en una visión predominantemente etnocéntrica donde el subsistema económico pensiones se encuentra limitación por el ecosistema global y donde el Mantenimiento del capital natural es imprescindible e insustituible por el capital artificial.
Para algunos autores como Herman Daly, la limitación al desarrollo es impuesta por el tipo de capital del que haya menos oferta, lo que puede variar entre las diferentes sociedades. Esto quiere decir que las respuestas prácticas que da el desarrollo sostenible en sociedades muy industrializadas deben atender el hecho que los límites los impone el déficit de capital natural, que es lo de menos oferta (Sistemas ecológicos muy degradados, biodiversidad reducida, funciones ecológicas disminuidas, contaminación, problemas ambientales, etc.).
En cambio, en sociedades con un bajo grado de desarrollo económico es posible que el límite al desarrollo la determinación la escasez de capital artificial. De todos modos, en todos los casos hay que atender la imprescindible integración de las dimensiones local, regional y global, y los modelos de desarrollo sostenible no pueden dejar aparte esta interrelación. Por tanto, en la llamada sostenibilidad fuerte ya no es posible reducir más el capital natural, que es fuertemente limitado, ya que no podemos aumentar más el espacio ambiental global de los sistemas socioeconómicos, por lo que todo crecimiento del capital artificial en sociedades en desarrollo se realiza a costa del mantenimiento del capital natural global, reduciendo, por tanto, el espacio ambiental o capital artificial de las sociedades industrializadas.
Aplicándolo a un problema global como es el caso de las emisiones de dióxido de carbono, todo incremento de las emisiones de los países pobres deberá hacerse con la correspondiente reducción de las emisiones de los países más ricos, para poder conseguir una reducción global de las emisiones, siempre que queramos conseguir estabilizar y reducir este problema.
Por tanto, el desarrollo sostenible exige, desde el ámbito del capital natural, que las sociedades ricas reduzcan su espacio ambiental a fin de posibilitar el crecimiento del capital artificial de las sociedades más pobres.
Sostenibilidad sensible: Entre la sostenibilidad fuerte y la sostenibilidad débil existe un amplio abanico de diferentes enfoques, entre los que podemos destacar la llamada sostenibilidad sensible, que plantea que es necesario el mantenimiento constante del capital total per cápita, además de mantener niveles críticos de cada uno de los capitales, ya que son los que forman el sistema base de la vida en el planeta y los sistemas ambientales.
La sostenibilidad sensible reconoce que existe un tipo de capital, el capital natural, que, por sus características, tiene un valor muy importante y que debería de ser respetado y conservado, respetando un determinado nivel de capital natural, el llamado capital natural crítico. El concepto de capital natural crítico, equivalente a un estándar mínimo de seguridad, se puede definir como el conjunto de recursos medioambientales que cumplen importantes funciones en el ámbito medioambiental y que, en una escala geográfica determinada, no es posible sustituir en términos de capital manufacturado, humano u otro capital natural existente en la actualidad.
Al mismo tiempo, considera que la otra fracción de capital natural, el capital natural no crítico, aunque se reconoce el valor, como este capital no es irremplazable ni indispensable para el mantenimiento de la vida, puede ser utilizada para su explotación, de manera coherente con los condicionantes ambientales y sociales del desarrollo sostenible. Por tanto, el capital natural total estaría formado por capital natural crítico, el cual no es sustituible, y por una fracción de capital natural que se puede sustituir. Lo mismo ocurriría con el resto de capitales.
Autor: Diana Perilla