Teoría de la Dependencia

La Teoría de la Dependencia es de base económica, aunque sus presupuestos se han adaptado a otros campos del conocimiento como la política o la comunicación. Su surgimiento se produjo en la década de 1950 – 1960 como resultado de las investigaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y uno de sus autores más representativos fue el argentino Raúl Prebisch.[1]

La teoría se fundamenta en el estancamiento socioeconómico de América Latina a lo largo del siglo XX, para la misma, se utiliza la dualidad centro – periferia y sistema – mundo, afirmando que la economía es diferente en los países no desarrollados, los cuales mantienen un rol periférico de sometimiento hacia los países centrales, es decir, una dualidad entre materias primas y proceso de industrialización.[2]

La dependencia económica es una situación en la que la producción y riqueza de algunos países está condicionada por el desarrollo y condiciones coyunturales de otros países a los que quedan sometidas. El modelo centro-periferia describe la relación entre la economía central, autosuficiente y próspera, y las economías periféricas, aisladas entre sí, débiles y poco competitivas. Frente a la idea clásica de que el comercio internacional beneficia a todos los participantes, estos modelos propugnan que sólo las economías centrales son las que se benefician”[3].          

En este sentido, la  teoría de la dependencia es una formulación teórica que consiste en una lectura (crítica y no dogmática marxista) de la reproducción del subdesarrollo en la periferia del capitalismo mundial, a diferencia de las posiciones marxistas tradicionales vinculados a los partidos comunistas o de la visión establecida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).[4]

La dependencia expresa la subordinación, la idea de que su desarrollo está sujeto (o limitado) por el desarrollo de otros países y no que fue forjado por el estado o la agricultura de exportación pre-capitalista del patrimonio de los países en desarrollo, sino por el modelo de desarrollo capitalista en el país y su integración en el capitalismo mundial dado por el imperialismo.[5]

Por lo tanto, la superación del subdesarrollo se fundamenta en romper con la dependencia y no en la modernización y la industrialización de la economía, lo que puede implicar incluso una ruptura con el capitalismo en sí.

Esta teoría plantea la realidad de América Latina que como exportadora de materias primas, está a merced de las exigencias de los países industrializados. El saqueo por parte de estos de los recursos naturales de nuestros países hace que sea inminente el desarrollo de políticas sostenibles que permitan que se conserven y se regeneren los recursos que han sido agotados. Así se observa el desarrollo sostenible como un método eficiente para romper a largo plazo con las dependencias.



[1] Ricardo Bielschowsky, “Cincuenta años del pensamiento de la CEPAL: una reseña”, en Cincuenta años de pensamiento en la CEPAL. Textos seleccionados, vol. 1, Fondo de Cultura Económica, CEPAL, Santiago, Chile, 1998, p. 10.

[2] CARDOSO, F.H. y FALLETO, E. (1969) Dependencia y desarrollo en América Latina, Siglo XXI, México.

[4] Ricardo Bielschowsky, “Cincuenta años del pensamiento de la CEPAL: una reseña”, en Cincuenta años de pensamiento en la CEPAL. Textos seleccionados, vol. 1, Fondo de Cultura Económica, CEPAL, Santiago, Chile, 1998, p. 10.

 

[5] Celso Furtado, Los vientos del cambio, Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 300.

Autor: Bernardo