Teoría del control social

Desde la psicología social se constata que si se dispone de escasos vínculos emocionales con personas socialmente integradas, hay más posibilidades de que un sujeto se vea implicado en conductas delictivas. La teoría de los vínculos sociales de Hirschi (1969) postula que existen unos contextos que suponen un nexo los jóvenes con la sociedad: la familia, la escuela, el grupo de iguales y otras actividades convencionales (lúdicas o deportivas, por ejemplo).

El vínculo con estos contextos se produce a través de cuatro mecanismos complementarios: la afección o lazos emocionales de admiración e identificación con otras personas, el compromiso o grado de asunción de los objetivos sociales, la participación o implicación del individuo en actividades sociales positivas y las creencias o conjunto de convicciones favorables a los valores y convenciones prosociales y contrarios al delito.

Desde esta perspectiva, la etiología de la conducta delictiva radica en la ruptura de estos mecanismos de vinculación social en una o más de los contextos significativos descritos. Por tanto, es imprescindible disponer de información sobre el contexto familiar y social de los internos, así como de sus mecanismos de vinculación social, a fin de reforzar todos los elementos que representen un factor de protección y una herramienta básica para la rehabilitación.

 (Generalitat de Catalunya. Departamento de Justicia)

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