TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN (TDA)

Uno de los mayores problemas para los docentes en sus aulas es el poder atender a la diversidad de los alumnos de la misma. Esta no es una tarea fácil teniendo en cuenta que las aulas están compuestas por un alto número de niños. Además, nos encontramos con las peculiaridades específicas de cada alumno, atendiendo a su historia personal en el contexto familiar, clínico y social. Haciendo referencia a los diferentes contextos con los que los menores en edad escolar conviven, vemos que el contexto escolar cobra una importancia total, pues es en el espacio de la escuela donde pasan la mayor parte de su tiempo durante el día.

 Hoy en día, los centros escolares suelen contar con diversos recursos y apoyos para dar una educación de calidad y la respuesta educativa necesaria para todos los niños de la comunidad escolar, como los Maestros en Audición y Lenguaje o los Maestros de Educación Especial entre otros. A pesar de ello, los recursos humanos y materiales muchas veces se quedan cortos para poder abarcar con la gran cantidad y diversidad del alumnado existente.

 No debemos olvidar en todo caso, que la diversidad de los alumnos en el aula es un motivo de enriquecimiento cultural y social para todos los individuos del grupo, desarrollando cualidades como la igualdad, la no discriminación, la tolerancia o el respeto, así como ser una fuente de aprendizaje sobre diferentes culturas, formas de comunicación, etc.

 Cada vez con más frecuencia encontramos en las aulas casos de alumnos con Trastornos por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA-H). En este artículo nos vamos a centrar en los alumnos con Déficit de Atención (TDA), pero para comenzar a abordar este asunto, es necesario  proceder en primer lugar a definir el TDA-H.

 ¿Qué es el TDA-H?

 El TDA-H o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad se puede dar de manera aislada o asociada a otro trastorno. Se trata de un trastorno de origen neurobiológico caracterizado por la presencia de tres síntomas: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad motora y/o vocal. Por lo tanto, se manifiesta con un aumento de la actividad física, impulsividad y dificultad para mantener la atención en una actividad durante un período de tiempo  continuado. Este trastorno se da tanto en niños como en adultos y se identificará como trastorno cuando los síntomas se den con mayor frecuencia e intensidad que en otros individuos de su misma edad e interfieran en su vida cotidiana y en su entorno en general.

 Este trastorno se da con mayor incidencia en la infancia y según el DSM-IV-R (2000), afecta a un 3 – 7% de los niños, siendo más común en los niños que en las niñas.

 Como en todos los trastornos, debemos tener en cuenta que los síntomas pueden manifestarse  con diferente intensidad en cada individuo, así como pueden no presentarse todos los síntomas, o evolucionar de diferente manera con el tiempo.

 ¿Existen diferentes tipos de TDA-H?

 La respuesta es sí. Según el DSM-V (2013), se puede padecer TDA-H en grado leve, moderado o severo, atendiendo al número de síntomas que la persona experimenta y a cómo dificultan los mismos a su vida cotidiana. Ademas, divide este trastorno en tres presentaciones clínicas que pueden variar en el transcurso de su vida: el más frecuente es el “combinado”, seguido del “hiperactivo – impulsivo” y el “inatento”, siendo este último el menos frecuente.

 ¿Qué características presenta el Trastorno por Déficit de Atención (TDA)?

 Dado que en este artículo nos vamos a centrar en la población infantil y adolescente, vamos a describir las características y dificultades de este trastorno enfocadas a estas edades y en el contexto del aula.

 Los alumnos con TDA se dispersan y distraen muy fácilmente, quedándose frecuentemente absortos en sus pensamientos o atendiendo a estímulos y ruidos irrelevantes. En clase se muestran pasivos, pasan desapercibidos y les cuesta más comprender las explicaciones del profesor. Además, olvidan apuntar las tareas en la agenda o lo hacen con retraso, presentando después los trabajos de manera incompleta y desordenada. Necesitan más tiempo para la realización de las tareas debido a sus constantes distracciones y tienen dificultades para organizarse. Cualquier tarea que implique mucha concentración supone un sobreesfuerzo para ellos, por lo que a veces se niegan a realizarla y se molestan. Es fácil que se les considere poco inteligentes (a pesar de no ser cierto), vagos y profundamente desmotivados. Esto influye en innumerables ocasiones en su autoestima y autoconcepto, siendo esta una faceta muy importante a trabajar, ya que provoca grandes consecuencias negativas tanto en el aula como en su desarrollo personal y social, aunque no suelen tener especiales dificultades en sus relaciones personales con sus iguales y con los adultos.

 ¿Qué podemos hacer los profesores en el aula?

 Estos alumnos necesitan más tiempo que el resto para realizar tareas, exámenes, copiar cosas de la pizarra o en dictados, por lo que debemos proporcionarles unos minutos más para ello. También debemos asegurarnos que comprenden las explicaciones, ayudándonos de esquemas y dibujos si es necesario, pues esto les ayuda a organizar sus ideas y además les resulta más atractivo. Es importante llevar un control de su agenda y material para ayudarle en su organización personal.  A parte de todo esto, existen diversidad de recursos y actividades que ayudan a mejorar la atención y que podemos encontrar en numerosos libros y páginas web. Una de las actividades que más les gustan y ayudan son los pasatiempos, en los que podemos trabajar además diferentes cosas como la lectoescritura o las matemáticas.

 Por último, debemos destacar la importancia de la coordinación con la familia y con otros profesionales internos o externos al centro escolar del alumno, para poder trabajar en equipo con estos niños y mejorar todo lo posible su rendimiento en la escuela.

 Autora: Carlota Ortiz Pina.