UN  NIÑO ESPECIAL

Emanuel es mi hijo mayor,  un niño precioso de siete años, que le gusta la música, amante de los animales, sobre todo de los caballos, es mi compañero de bailes (en la sala de mi casa), protector de su hermanito y el Pro-hombre de su papá, es un niño verdaderamente especial, donde quiera que va  se gana el cariño de la gente, pero hace aproximadamente dos años lo diagnosticaron con AUTISMO.

Los profesionales de la medicina y la sociedad en general llaman a quienes tienen esta condición, Niños Especiales, pero que saben realmente de ellos creo que no mucho, solamente los que lo vivimos lo sabemos, por eso y para contarles un poco acerca del Autismo y quizá como detectar si conoces un niño así y como tratarlo, quiero compartir  la historia de mi NIÑO ESPECIAL.

Desde que era una pequeña tímida y asustadiza,  tenía algo claro, que un día me casaría y tendría hijos varones, mi motivación una infancia difícil y dolorosa por haber perdido a mi padre cuando apenas tenía 6 años de edad, por lo que creí sufrirían menos que las niñas. Cuando fui una adulta y me casé con Andrés, mi amado esposo, junto con él deseamos tener pronto hijos y efectivamente así sucedió, aproximadamente al mes y medio de casados quedamos en embarazo, fue hermoso y todo parecía ir bien, bueno eso hasta la semana 35 cuando en un control de rutina detectaron mi tensión alta, sin embargo me tuvieron por una semana controlándome la tensión arterial en diferentes horas cada día.

En la mañana del 18 de Enero en uno de estos controles decidieron enviarme por urgencias al hospital, pues definitivamente mi tensión no se iba a regular sola, cuando llegue a donde me remitieron el diagnóstico fue PREECLAMSIA y lo que dijeron los médicos fue que lo que había que hacer era desembarazarme, por lo que de una vez  quede hospitalizada pues me inducirían el parto, el proceso duró aproximadamente 24 horas con una serie de equivocaciones médicas que no vale la pena ni mencionar. El 19 de Enero llego, pero mi Emanuel no nacía, por lo que a las dos de la tarde me practicaron una cesárea de urgencia.  Lo que vino después, muy por el contrario de lo que yo creía, fue muy complicado y doloroso,  él bebe no quería comer, solo  quería dormir, yo esperaba que el pidiera su lechesita, pero no  lo hacía y cuando lograba que cogiera el seno medio comía y se volvía a dormir.

Con una cesárea que se complicaba, me sentía adolorida y con mucho sueño por el trabajo de parto e incómoda pues no contaba ni con una almohada,  así que después de mucho intentar con mi pequeñito y de  pedir ayuda a las enfermeras, escasa por cierto, casi nula, me dormí.  Al llegar la madrugada, a eso de las cinco, sentí a Emanuel muy frío, lo llamaba y no respondía, le ponía el seno y no lo cogía, insistí, llame nuevamente con el timbre a las enfermeras, hasta que llegaron y lo desabrigaron, lo mojaron también lo halaban y lo movían como estrujándola como si fuera un muñeco,  pero nada que respondía.

Hasta ese momento era la primera vez que las enfermeras se veían preocupadas, solo hasta entonces llamaron a  pediatría y a cambio de uno llegaron dos pediatras, pero a pesar de eso la situación en lugar de mejorar empeoraba, lo que dijeron los dos profesionales fue algo que ni siquiera entendí en ese momento y era grave, muy grave, el diagnóstico HIPOGLUSEMIA NEONATAL SINTOMATICA (se le bajaron los niveles de  azúcar en sangre por  que no había comido lo que necesitaba durante la noche y creo que desde la  hora en que nació).  A pesar del diagnóstico nadie nos explicó lo delicado que esto era a futuro en el desarrollo del niño.

Esa mañana del 20 de enero Emanuel fue llevado a la UCI, para estabilizarlo; Allí estuvo un par de días, los que estuve con él, en la mañanas y en la tardes intentando hacer  comer a mi niño, porque durante ese tiempo lo alimentaban por medio de una sonda. Por mi parte  ya estaba aburrida  en el hospital y tan pronto como le dieron de alta al niño y a pesar de que los médicos decían que mi cesárea se había infectado, que debía quedarme, firmé algo que llaman salida voluntaria (con esto yo asumía cualquier cosa que me pasara, los eximía a ellos de responsabilidad alguna, afortunadamente nada  de lo que ellos decían sucedió).

Ya en casa yo me recuperé rápidamente, claro con la ayuda de un antibiótico oral y otro tópico que me formuló un médico amigo de mi hermano, además de los cuidados y el amor de mi familia, para Emanuel también fue favorable la llegada a casa, bueno eso parecía. Con el pasar de los días mi bebe comenzó a succionar bien y por consiguiente a alimentarse, así como a presentar comportamientos para mi estresantes y extraños que resultaron  ser los primeros indicios de lo que se nos vendría…

 CONTINUARA.

Autor: Claudia Sofía Hernández Granado