“Un prodigio del ser humano, tristemente desperdiciado”

El ser humano  goza de una condición innata mágica e inigualable con cualquier otro ser del universo: “el lenguaje”.  En este punto es necesario aclarar  de forma precisa pero corta (por no ser  el punto central de este texto), algunos conceptos ya que con frecuencia se entienden como sinónimos, por el mismo olvido, descuido o indiferencia que muchas veces tomamos frente a nuestro idioma. Es el caso de las palabras: lenguaje, lengua, habla e idioma.

Lenguaje es la facultad del hombre para comunicarse mediante sonidos orales articulados o escritos. Una lengua, es un sistema de signos fónicos o gráficos con  el que se comunican los miembros de una comunidad humana; este sistema posee reglas gramaticales, fonéticas y sintácticas que deben respetarse, es decir, una lengua tiene que ser hablada de acuerdo a sus reglas internas. Así, el idioma, es la lengua de un pueblo o nación; lengua que lo caracteriza o Lenguaje propio de un grupo humano. Por último se dice que el habla es la facultad de articular sonidos en palabras con contenido semántico, es decir, la capacidad de hablar dada por el cerebro.

 Teniendo claros los conceptos, se evidencia de manera más precisa que el ser humano no se limita únicamente a ser un individuo  con vida, sino que posee una conciencia  que le permite la intuición del mundo,  la cual  expresa mediante su lengua. Según la última edición del libro “The Ethnologue: lenguajes of the World “en el mundo existen alrededor de 6.912 lenguas, aunque es importante mencionar que más del 90% de la población se concentra en pocos idiomas.

El idioma más hablado en el mundo es el mandarín, que lo utilizan 873 millones de personas como primera lengua, y otros 178 millones como segunda, lo que sucede es que casi todos los hablantes se concentran en China, así que pese a ser el más hablado  no es el más extendido.
El segundo idioma más usado en el planeta es el español, hablado por unos 358 millones de personas, este ha desplazado al inglés que es la tercera lengua en la lista, con 341 millones de hablantes.

En este punto, me detengo en el idioma español, siendo la información anterior el inicio de una importante reflexión sobre el uso de nuestra lengua materna.

Nuestro idioma  tiene casi trescientas mil palabras/conceptos diferentes sin contar variaciones, tecnicismos o regionalismos; ni muchos conceptos que ya han quedado en desuso por el tiempo u otros factores sociales. Lo lamentable y preocupante es que en nuestra comunicación cotidiana utilizamos sólo y con suerte unas trescientas palabras, es decir, cerca de un 0,10%.

 Este porcentaje varía según cada persona, por ejemplo, una persona culta puede usar entre 500 y 1.000 palabras, un escritor o periodista utiliza unas 3.000, Cervantes en su obra utilizó 8.000 aproximadamente, y así sucesivamente el conocimiento  y buen uso de un amplio vocabulario está ligado frecuentemente con la actividad intelectual de las personas. Lo preocupante es que el común de la gente adulta conoce y por ende usa  300 o menos palabras. En el caso de los jóvenes,  utilizan en promedio 250, es decir, su lenguaje se queda corto ante la gran variedad de conceptos que posee nuestro idioma. Esto, no sólo porque manejan un vocabulario muy mínimo, sino porque además de eso las pocas palabras que utilizan son  modificadas o reemplazadas por otras que han surgido a partir de la globalización (extranjerismos, etc.) o por influencia del mundo tecnológico en el cual estamos inmersos hoy en día.

 Al ser pobre el lenguaje, es pobre el pensamiento. Aquí,  es relevante recordar la expresión dicha por Roberto Fontanarrosa en su discurso en el Congreso de la Lengua en 2004 en Rosario, Argentina: “cuantos más matices tenga uno, más puede defenderse, para expresarse, para transmitir”.

 Lo cierto es que esta deficiencia en el uso de nuestro idioma lo vemos todos los días con jóvenes y adultos que no leen, que no saben escribir correctamente y que por esta razón, terminan con un lenguaje empobrecido. Y ese empobrecimiento intelectual y verbal le hace muy mal no sólo al desarrollo personal de cada individuo sino a la sociedad como tal y peor aún, pone en riesgo la existencia de un idioma legítimo y propio de nuestra cultura.

 Lo anterior, porque un lenguaje pobre y deficiente no sólo dificulta el desarrollo del pensamiento sino que, impide expresar todo lo que se siente y se vive. A través de nuestro idioma podemos  comunicar una infinidad de ideas, opiniones, sentimientos y emociones;  expresar nuestra  personalidad así como las  visiones que tenemos del mundo que nos rodea. Con nuestro idioma cantamos, aprendemos, enamoramos, nos desahogamos, pedimos ayuda, nos liberamos, nos defendemos, hacemos valer nuestras ideas y nuestros puntos de vista, creamos nuestros sueños, nuestras metas.

 Que esta reflexión sirva para  detenernos un momento y recordar que tenemos un privilegio: gozamos de una lengua materna hermosa, que puede convertirse en nuestra mejor herramienta de vida si la conocemos y utilizamos de la mejor manera. O acaso ¿A qué ser humano no le gusta que le hablen con palabras hermosas o que le escriban una carta con buena ortografía? O ¿Qué persona, no quiere sorprender con una buena retórica, hablar en público con seguridad y expresar todas sus emociones y sentimientos correctamente? ¡Nuestro idioma es la mejor estrategia, conocerlo y usarlo bien, la mejor opción!

Escritor: Tatiana Gaitán Robayo

Los comentarios están cerrados.