UNA CULTURA SIN HOGAR

El tipo de cultura que se ha venido gestando en nuestro medio no da cabida a la formación de vínculos profundos en el aspecto personal. Pareciera que todo se hubiese confabulado para desbaratar el hogar desde su raíz más primordial. Contamos con una preocupación obsesiva por lo económico y por lo tecnológico, una lucha constante por el éxito profesional, por el placer y la comodidad, pero a la vez demostramos un notable desinterés por todo aquello que significa amor personal o vinculaciones afectivas profundas, simplemente ya no nos interesa esto. Una sociedad estructurada sobre esta base tal vez sea capaz de ofrecer buenos profesionales, empresarios, técnicos; pero se hace absolutamente incapaz de ofrecer VERDADEROS PADRES, para que conformen un VERDADERO HOGAR.

Por tal razón podemos afirmar que en este momento hemos perdido todo aquello que el mismo Dios nos enseñó, hemos dejado de lado el valor de los principios y de la educación, nos hemos convertido en auténticos gitanos espirituales y afectivos; seres que deambulamos de idea en idea, de persona en persona, pero sin echar raíces en nada y es por eso mismo que se nos dificulta establecer un verdadero hogar, que nos alimente a través de las relaciones profundas y nos enseñe a valorar lo que es realmente importante. Es por medio de las relaciones profundas que establecemos, que alimentamos y desplegamos nuestros potenciales. El hombre actual se ha deshumanizado porque perdió sus raíces.

Lo expresado hasta aquí no puede quedar en una simple reflexión cultura, sino que nos debe generar un compromiso de buena voluntad para superar esta crisis cultural. Cualquier sistema pedagógico que pretenda responder a las necesidades del tiempo contemporáneo, debe enfrentar la honda crisis de vínculos personales que aquejan a nuestra cultura. Más aún, debe orientarse hacia la restauración del hogar en todas sus dimensiones.

estudiante), para llevarlo a este punto. Es preciso apoyarse en todas las estrategias posibles, tanto a nivel pedagógico, psicológico y emocional para asumir este desafío, que en muchas oportunidades excede las capacidades de los padres de familia en la actualidad. humanización de nuestra sociedad.

Escritor: Claudia Dennis Flórez Araque