“UNA FORMA DE LIBERAR EL ESPÍRITU, DE DESENMARAÑAR EL PENSAMIENTO, DE LANZARSE SIN TEMOR, HACIA LO DESCONOCIDO”.

“UNA FORMA DE LIBERAR EL ESPÍRITU, DE DESENMARAÑAR EL PENSAMIENTO, DE LANZARSE SIN TEMOR, HACIA LO DESCONOCIDO”.

La preocupación por transmitir el conocimiento acumulado ha hecho que a lo largo de la historia, tengamos una responsabilidad de grandes proporciones en cuanto al desarrollo de las habilidades lingüísticas.

El estudio de nuestra lengua se ha convertido en una aburrida lucha en contra de quienes no encuentran la importancia de la misma. Lamentablemente nos encontramos en una época en la que la mala escritura se ha convertido en moda, donde agregar o suprimir, cambiar u obviar una grafía; mezclar mayúsculas y minúsculas, cerrar signos de puntuación sin antes abrirlos, es una situación constante en la escritura de nuestros jóvenes (T kelo muxo!!!, bexo, prinzesa, q bn…). Al parecer, a algún sujeto excéntrico, se le ocurrió que cuanto peor se escribe o cuantos más barbarismos se manejen (emplear palabras extranjeras, y adaptarlas al idioma para expresar una idea, cuando existe dicho término en nuestra lengua), se hace más “distinguido” el idioma.

Tenemos el segundo idioma más hablado del mundo después del chino-mandarín; además somos privilegiados al contar con variedad de palabras y sinónimos, que al usarlos correctamente, permitirá gozar de un idioma excelso y “exquisito”, denotando cultura e inteligencia. Por consiguiente, estamos llamados a regenerar nuestro idioma y contribuir a su preservación.

Es importante recalcar que el cerebro graba cada estímulo que le adaptemos, que las costumbres se convierten en hábitos y que dichos hábitos son asumidos posteriormente por el subconsciente; lo que quiere decir, que las malas y las buenas costumbres, a mediano o largo plazo, las realizaremos sin darnos cuenta, como respirar.

Por lo tanto, matemáticos, físicos, químicos, biólogos, ingenieros, estudiantes (…) y queridos padres de familia, no permitamos que la buena costumbre de escribir bien, de leer cuentos a los niños al dormir, o tomar un libro en el tiempo libre, se omita. Recordemos que gracias a la lectura y a la escritura, tenemos historia y la entendemos; analizamos y cerramos negocios; se adquieren servicios, se aprende del mundo o se escapa del mismo; se genera cultura, trascienden las tradiciones, se expresan sentimientos, se genera criterio, lógica y argumentos, se libera el pensamiento, se puede proponer un tema de conversación… (Y lo dejo hasta aquí, porque de lo contrario no terminaría).

Para finalizar, quiero presentar un cuento de ciencia ficción escrito por un estudiante de la institución. Y me disculpo con los demás por no poder publicar los suyos. Sin embargo, los felicito jóvenes, felicito a todos los que se atreven a “liberar su espíritu, desenmarañar el pensamiento y lanzarse sin temor al mundo creativo de la escritura”.
Docente Érika León Ortiz
Humanidades

ESPERANDO LA OPORTUNIDAD